El cuarteto Los Burros, que oscila entre el punk y el rock and roll, presenta su demoledor segundo álbum, «Domador de lobos».
«Es un disco que refleja el momento turbulento que estábamos atravesando cada uno de nosotros –aclara el guitarrista Federico Pérez Linares–. Cada tema representa un personaje, y cada personaje es una de las distintas personalidades con las que convivimos a diario en nuestra mente».
Cada uno de los integrantes de Los Burros viene de otros proyectos como Buzzer y Ángeles. En 2014, el ya mencionado violero Federico, Diego Rojas (voz y guitarra), Ernesto Girard (bajo) y Manuel Calatayud (batería) grabaron su primer material homónimo, el cual les permitió volver a recorrer los caminos del under pero con larga trayectoria.
«El primer disco es una declaración de principios –apunta Federico–. El segundo, al perder el carácter de urgente, te da más libertades para desarrollar mejor el concepto de la banda. Hicimos más hincapié en el trabajo de las voces y los arreglos en general. Nos dimos el gusto de reversionar una canción de una gran banda como lo es Imperial State Electric, con la cual todos nos sentimos identificados. Lo que se mantuvo es la fórmula de grabar en vivo, que es con la que más cómodos nos sentimos».
Con la intención de que el que escuche «Domador de lobos» conciba la obra como tal, y no como un compilado de temas para meter en una playlist, Los Burros juntaron siete contundentes canciones en apenas 22 minutos.
Al ser un disco corto, ¿se piensa ya en un nuevo material?
Según la dinámica a la que estamos acostumbrados, grabar un disco para nosotros es cerrar una etapa. Cuando las canciones salen a la luz, en realidad están reflejando un momento que ya pasó. Ya estamos maqueteando cosas en la sala como para encarar la grabación del tercero el año que viene.
Cada uno de ustedes tiene varios años de carrera, ¿qué cosas los sorprende, para bien y para mal, de la escena actual del rock en la Argentina?
Cambió bastante la forma de difundirse, en los 90 tirábamos 50 panfletos y venían 500 personas. Ahora, a pesar de que levantás una baldosa y hay mil bandas, hay menos público en los recitales under. Sin embargo, el que nació para esto lo sigue haciendo. La idea siempre es dejar un legado y reivindicar al «verdadero» rock. La escena es grande, todo lo bueno y genuino siempre sale del under.