Grabado en el Estudio del Abasto por Álvaro Villagra y producido por Daniel Martin, el sucesor de «Chocho» cuenta con 10 temas cuyos colores y sonidos denotan la superación artística alcanzada por el ex líder de Árbol.
En «Loco!», Edu Schmidt despliega su talento como multiinstrumentista para darle una vuelta de rosca a los nuevos temas que atraviesan los género del rock, el ska y los ritmos rioplatenses; hasta llegar a un tango escrito en homenaje al lugar que lideró la escena en la década de 80 y 90: Cemento. El material incluye diez canciones e invitados de lujo como Jorge Serrano, de Los Auténticos Decadentes; Sebastián Teysera, de La Vela Puerca; y los guitarristas de el gran Edmundo Rivero: Juan Carlos y Jorge Cordone.
Son diez temas concisos dentro de un disco bien compacto.
Edu: Ahora los tiempos para escuchar son cada vez menos y necesitás apuntar a lo mejor que tenés, poniendo las canciones que más te gustan adelante. Como productor hago lo mismo para los discos de otros. Después en el show trabajás el tiempo de otra manera porque ya es gente que te viene a ver y está más relajada.
Un disco ahora lo peleás en las redes sociales, así que de movida tiene que estar buena la tapa y el primer tema.
El arte que elegiste precisamente no pasa desapercibido.
Edu: Sí, un amigo que tiene una constructora me prestó un biombo y las fotos donde salí colgado de cabeza abajo son reales. Ya estamos pensando un video y tratando de que la salida del disco sea de una forma particular. Por ahí llevándoselos a los fanáticos a la casa.
En principio está disponible de manera virtual para que la gente lo vaya asimilando.
Edu: Sí, en un mes de forma física y el 20 de mayo, obviamente, en el Centro Cultural Matienzo.
No falta demasiado. ¿Cómo visualizas el show de presentación?
Edu: Lo estamos planificando sobre la marcha, pero seguramente el eje será el disco nuevo y, como siempre, repasaremos los anteriores. A eso se le sumarán canciones mías de la etapa de Árbol y algunos covers. El show está pensado para que hasta la persona que no escuchó mis temas vaya y se divierta.
También hay una particularidad que incorporé hace dos años, sobre todo en los shows de Capital, y se vincula a mi interés por la gastronomía. Unos días antes de que llega una fecha me la paso cocinando para la gente, como si vinieran amigos a mi casa.
Quizás reparto una bondiolita a la cerveza en un pan casero o algo que se pueda degustar en el momento. De esa manera mientras están comiendo podemos hacer un dúo de música clásica junto a un amigo violinista del Colón.
A su vez, al ser un horario temprano puede venir toda la familia. Entonces ves desde gente grande hasta nenes muy chiquitos de cuatro años que se saben todas las canciones.
Es algo que hace meses tengo ganas de hacer y seguramente se le sumarán invitados. Este último tiempo a mi carrera la guiaron mis ganas y mis deseos así que, a mi manera de ver las cosas, todo me sale bien porque hago lo que me gusta y disfruto.
¿Sentís ese recambio generacional en tu público?
Edu: Sí, hay muchos padres que son traídos por sus hijos pequeños. La típica de «voy porque si no me mata» y algunas situaciones engorrosas como la de invitar a una amiga, que hace mucho tiempo que no veo, y que me conteste que su hijo está como loco porque va a ir a conocer a su ídolo. O sea que se va renovando el público y está bueno porque no sólo me pasa acá, sino también cada vez que voy para Uruguay o Paraguay.
¿A dónde tenés pensado llevar tu disco este año?
Edu: Ya estoy hablando, pero se va dando sobre la marcha. Hace un par de semanas me hizo una nota un periodista brasilero y, entre otras cuestiones, me mostró un compilado con una canción mía en portugués que ni sabía que existía. Así que ya sé que cuando tenga tiempo armaré una girita por Brasil.
A Uruguay y Chile seguro que voy porque todo el año pasado fui a la Patagonia y probablemente este invierno haga lo mismo. Paraguay y Bolivia quedó pendiente en volver, por ende simplemente es tener el tiempo para hacerlo.
¿Cuál es tu momento ideal para componer?
Edu: Ninguno. La verdad que estoy todo el tiempo a mil y en el medio caen ideas. Yo compongo para tocar en vivo porque es lo que me gusta. Al revés de otros músicos que les encanta componer y grabar y después no les queda otra que salir a defender el disco.
Cuando pasan un par de años y ya le di varias vueltas al país, es tiempo de hacer un disco nuevo. Ahí paro con otras actividades y me hago un hueco.
¿Qué tema dio el puntapié a «Loco»?
Edu: Me di cuenta que ya tenía varias canciones y la necesidad de hacer un disco. Siempre hay situaciones puntuales que son disparadores e inevitablemente terminan en eso. Sirven para hacer catarsis o hablar sobre algunas cuestiones.
Por lo general para un material de 10 canciones trato de tener entre 25 y 30 que me permitan encontrar la calidad en la cantidad. En este caso hubo todo un proceso que empezó ahí y quiero seguir desarrollando. Me refiero a tratar de armar duplas con otros artistas y componer con otra gente.
Además los invitados que participaron del disco resultaron buenísimos. Jorge Serrano, Seba de La Vela Puerca y los guitarristas de Rivero. Más otros que por ahí estaban de viaje como Willy, de Los Tipitos, con quien me junté a componer un tema y nos faltó juntarnos de vuelta para cerrarlo. Así que esa canción la terminaremos en algún momento para otro material.
¿Los tenías en vista hace tiempo o se dio de manera más espontánea?
Edu: Con Seba se dio a raíz de abrir uno de sus shows en Necochea. Es re loco porque la toma la escuchás y parece que fue grabada en un estudio, pero la hicimos en un camarín antes de salir a tocar con un montón de gente gritando.
En el caso de Jorge Serrano, también toqué con ellos en la fiesta de Ayacucho y lo saludé tímidamente como su fan. Después me pasó el mail de onda y le dije que lo quería invitar para algún disco. Justo estaba el tema «Caer» con esa parte en el medio que era para él y la verdad que costó bastante porque viajó a México. Hizo las tomas y me las mandó desde su casa, súper predispuesto. Se tomó todo su tiempo y fue un honor para mí.
El aporte de los guitarristas de Rivero fue medio una casualidad porque estaba ese tango y le tenía muchas ganas. Cuento con guitarristas amigos que podían hacerlo, pero el productor Daniel Martín me propuso conseguir tangueros; y Alvaro Villagra, que es mi ingeniero, mencionó a estos artistas que habían grabado con Ciro.
Precisamente «Cemento» es uno de los temas mejores logrados, a mi entender, a nivel letra y sonido.
Edu: Yo quería hacer un tango, pero no podía hablar del malevo o del conventillo porque no lo siento o no lo viví. Entonces me metí en las cosas que extrañaba y fue una mezcla de sensaciones entre la nostalgia y la ideología. Coincidió en que había gente homenajeando a Cemento y que me vino a hacer entrevista. En ese momento de repente estaba todo bien y cuando me preguntaban qué representaba para mí, me quebraba y me largaba a llorar.
Hicimos un video de ese tema que algún momento lo vamos a sacar. Desde lo nostálgico de los ’90s busqué hablar de la parte linda que tenía Cemento, que para mí tendría que ser un museo y no un garaje municipal.
En la mitad de la canción se fue más a los Beach Boys y tuvo que ver con esa locura del disco. También es una de las que más me gustó de «Loco!» porque resultó un logro artístico y emotivo muy fuerte. Yo vengo de la escuela de Gieco y Santaolalla, así que para mí esa canción resumió un poco ese concepto.
¿Qué destacó a Álvaro de otros ingenieros para que volvieras a elegirlo?
Edu: Para mí es un ingeniero re groso y vamos para el mismo lado. A él lo conocí a través de un grupo que estaba produciendo. Me dijeron que querían grabar con él y después lo usé para mí. Con los años vas armando tu equipo y el sonido tiene que ver con eso.
Esto de que el disco se llame «Loco» tuvo que ver con la cosa inconsciente y de liberar algunas cuestiones en las que soy muy mental y obsesivo. Por ejemplo con las letras.
Mi banda ya conocía algunas de ellas, pero otras las descubrirían durante los dos días de ensayo. En ese tiempo grabaríamos las bases y es todo lo contrario otras bandas con las que trabajo, donde quizás estamos un mes laburando.
Una presión importante para la banda.
Edu: Es esa adrenalina que tiene que ver con lo improvisado y que toques bien. Mis músicos tocan de puta madre, pero no es algo que podría probar con todos.
Después surgieron esas cosas de incorporar, por ejemplo, el clarinete que no usé nunca. La verdad que «Loco!» es un discazo y es el primero que escucho como disco.
¿Por qué?
Edu: No sé, me toca algo afectivo que lo quiero como a un disco de Manu Chao o Bob Marley. Lo pongo para cocinar y me acompaña. Hubo situaciones muy agarradas y otras muy desapegadas, entonces es como si lo hubiera hecho otra persona.
¿Qué disfrutas más al momento del vivo?
Edu: Me gustan mucho los shows en barcitos donde no hay mucha gente porque podés verle la cara a todos y cómo va y viene la energía. Donde si querés un tema lo enganchás con otro o con algo que está pasando. Me encanta que, para lo que otro sería un error para mi termina siendo algo con lo que la gente se caga de risa. Se trata de asimilar el riesgo de tocar el vivo.
Así como todos tenemos nuestra parte idiota, también me di cuenta que tengo ese súper poder de que más allá de que hayan 30 ó 30 mil personas en un show, siempre la van a pasar bien. No es una fecha más porque pasan cosas arriba y abajo del escenario y estoy orgulloso de eso.
¿Cómo se acoplan los músicos a tu ritmo?
Edu: A veces es muy costoso llevar a todos los músicos a lugares lejanos. Por ese motivo tengo un sistema donde, en esos casos, voy sólo con un bolso, el violín, un charango y cuando termina el show vendo mis discos. Muchas veces me esperan con la guitarra eléctrica y lo único que les pido es que afine y tenga correa. De esa manera a todos los lugares donde quiera ir lo hago sin ningún tipo de dificultad.