Mientras los integrantes de Jaime sin Tierra no se animan a decir que la banda está separada, cada una de las partes emprende nuevos proyectos. La entrevista de Sebastián Espósito, para La Nación.
Si trazar un paralelismo entre la separación de Jaime sin Tierra y la de una pareja es el camino obvio, la obstinación por esquivarla nos llevaría al ridículo. Y con el permiso de la matemática, ciencia a la que acudimos para disculparnos por llamar pareja a un trío, nos abocamos al caso.
Primer acto, Juan Stewart atiende el teléfono y contesta. «¿Separados? No podría responderte porque no tengo bien en claro qué pasa con nosotros. Nos vemos, yo mezclé los dos discos de Nicolás y está todo bien. Estoy produciendo bastante, como el disco de Bauer, y voy a sacar un segundo disco solo.»
Segundo acto, Javier Diz también responde del otro lado de la línea: «¿Cómo estás? Yo con varios proyectos. Con Jackson Souvenirs vamos a empezar a trabajar en un segundo disco y queremos editar el primero, Pista cero, que sólo salió en España. Tiene más de dos años, pero creemos que debemos mostrarlo. Quizá le saquemos el primer track, que no tiene mucho que ver con el álbum y no sé muy bien cómo fue a parar ahí. Además, estamos componiendo la música incidental de la nueva película de Ezequiel Acuña (director de Nadar solo ). De Jaime sin Tierra no te puedo decir nada porque no sé qué va a pasar».
Tercer acto, Nicolás Kramer no está en casa. Atiende su mamá y promete pasarle el mensaje a la novia de «Coco», como le dicen sus íntimos. A la noche, él responde a la convocatoria. «Nos vemos en el diario», dice y aparece la tarde siguiente en la Redacción con su guitarra a cuestas. Unos días antes habían llegado los dos discos de El Robot Bajo el Agua, el proyecto que ahora comparte con Lucarda, el primero en dejar Jaime sin Tierra tras los iniciales El avión ya se estrelló y yo sigo volando (98) y Caja negra (99). «Si estamos separados, no lo sé. ¿Qué dijeron los otros?», pregunta Nicolás como si esto, en vez de una entrevista fuese una audiencia conciliatoria. «Creo que no nos animamos a hablar sobre si Jaime sin Tierra llegó a su fin por la inercia que tiene el proyecto, independientemente de que hace mucho que no grabamos, no ensayamos y no funcionamos como una banda. Hubo una situación que nos costó mucho asumir y fue la partida de Sebastián, mi hermano. Nos costó, pero como ya estábamos por entrar a grabar un nuevo disco (… lo que va a encandilar es el día ; 2002) seguimos con el proyecto. Luego se dio que había material para otro álbum más ( Tren ; 2003).»
La vida es una autopista en la que somos todos protagonistas , canta Nicolás en Somos todos , la canción que abre La óptica espacial desde el corazón , el primero de los dos discos de El Robot Bajo el Agua. Y eso es justamente lo que hizo con sus nuevas canciones: las llevó de un sitio a otro, las transportó por otro carril y arribó a un lugar que, si bien no está en las antípodas del ya conocido, es sensiblemente distinto. «Creo que me llegó el momento de decir las cosas con otras palabras. Jaime sin Tierra fue un proyecto que emocionalmente me tuvo siempre muy comprometido y el hecho de hablar siempre en primera persona, ser excesivamente sincero y tomármelo todo demasiado en serio, hizo que llegara este momento, que tuviera la necesidad de escribir desde otro lugar. Sigo siendo el protagonista, pero, al mismo tiempo, me río un poco de esa condición.»
Y vaya si lo hace. Como en Marta y Néstor , donde, a partir de su clásica languidez sorprende con la letra: Marta y Néstor van a comer a un restaurante/ El come en el salad bar y ella se pide un choripán , entona para descontracturar. «Esa es una canción que tiene un efecto interesante. Hablo con la gente después de nuestras tocadas y todos dicen que se divirtieron y es algo que en Jaime sin Tierra no pasó nunca. Los nombres también son emblemáticos. Un disco se llama La óptica espacial desde el corazón , lo más extraño que se nos ocurrió; el proyecto, El Robot Bajo el Agua, algo inmensamente ridículo; y el otro disco, Destrabando la palanca. »
Como en toda pareja, en Jaime sin Tierra también quedaron algunas cuestiones pendientes, como la historia de El Robot… Javier nos la contó, pero pidió que se publicara sólo si Nicolás estaba de acuerdo. «Me gustaría escuchar su versión -se entusiasma Nicolás-. Te cuento: con Lucarda fuimos los únicos que votamos por ese nombre para titular el primer disco de Jaime, que se llamó El avión ya despegó.. . Y cuando nos pusimos a hacer esto nos dimos cuenta de que ya teníamos un nombre, incluso a pesar nuestro.»
Se juntaron Lucarda y Nicolás, en ocho días grabaron un disco, se fueron de vacaciones y a la vuelta registraron un segundo. «Quería simplificar la producción hasta el ridículo, hacer un disco que fuera el antidisco en cuanto al proceso creativo.» Y lo logró, tan lejos tan cerca de Jaime sin Tierra.