Música, editora, productora, docente. Una artista multiplataforma que le pone el cuerpo a la construcción de una escena que no sale en las primeras planas pero que se nutre de toda la fuerza y la resistencia de la autogestión. Corriendo la voz dialogó con Jacqui Casais sobre sus distintos proyectos.
Voz en Querida Dária, productora cultural, coordinadora de talleres de poesía, editora de fanzines. Si une rastrea la actividad de Jacqui Casais, podría verse enredade buscando cómo definirla, en ese afán incorregible de clasificar los objetos artísticos y sus creadores. Por suerte, Jacqui la hace fácil: “yo me defino como escritora y música, en cualquier orden”. Lo que escapa a esa inmediatez es puro y generoso pragmatismo: “produje muchos festis y ciclos siempre con el fin de difundir lo que yo hago y lo que hacen artistas que me gustan”. El pragmatismo que queremos.
Como escritora, compiló en 2015 el necesario Nunca seré poesía: homenaje poético a Ricky Espinosa. En 2016 editó su poemario Me tengo harta y a fines del año pasado presentó un nuevo puñado de poemas, cuentos y microrrelatos en Fotofobia. Coordina la plataforma de investigación sobre arte y feminismo Ni groupies ni musas, libres y creadorxs y es madre del Festi Indiana. En una conversación rauda, entre los resquicios de una ajetreada tarde, conversamos sobre sus proyectos.
Nos asustamos cuando vimos que se despedía Megafauna, para enterarnos finalmente que cambiaron de nombre. ¿Cuál es la actualidad de Querida Dária?
Jacqui Casais: Cambiamos el nombre porque una banda con el mismo nombre nos mandó una intimación por mail, porque ellxs tenían el nombre registrado internacionalmente. Cambiamos a Querida Dária aprovechando esto para también cerrar una etapa de Megafauna, ya que tuvimos un cambio de guitarrista: Nico (Nuñez) tocó con Eze y yo desde 2015 y actualmente se sumó Fernanda Ron. La formación actual es Serggin Sisniega y Fernanda Ron en guitarras, Agustina Admiraal en bajo, Eze Sesma en batería y yo en voz y sintetizador. Este año lo empezamos con nuestro primer video clip Noches Tristes y siendo parte del compilado de bandas Invasión Feminista con dos temas, que ya se puede encontrar en las plataformas musicales. También hoy terminamos de grabar un nuevo disco que creemos vamos a presentar en septiembre.
¿Encontrás algo en la literatura que no encontrás en tus proyectos musicales? Desde la poesía puntualmente estás coordinando los talleres con perspectiva de género.
JC: Todos mis proyectos artísticos se unen en un punto y se nutren entre sí. El taller lo comencé a hacer porque no encontraba propuestas con esta perspectiva y yo hacía tiempo que venía investigando y escribiendo sobre el tema arte y feminismo y me interesaba compartirlo en mi taller de poesía y escritura creativa.
En esa línea también podríamos colocar al Festi Indiana y Ni groupies ni musas…, ¿en qué consisten esos proyectos?
JC: El Festi lo hago con mi banda desde 2015 con el fin de visibilizar propuestas artísticas hechas por mujeres y disidencias. Hay poesía, música y expo de arte. Ni groupies ni musas es un fanzine que tiene versión física y digital. Son textos de distintas autoras que convoco para colaborar en cada número. La propuesta es visibilizar mujeres y disidencias en el arte a lo largo de la historia y en la actualidad.
Esa continuidad define una manera de hacer arte, en tu caso una especie de militancia. ¿Cómo convive esa búsqueda con la necesidad de que sea sustentable?
JC: Bueno (ríe), justamente no es nada sustentable hoy por hoy. Antes autofinanciaba zines vendiendo zines, libros vendiendo libros y discos físicos vendiéndolos en la feria. Ahora ya no. Hago menos cantidad y voy viendo por lo menos de recuperar la inversión. Pero creo que lamentablemente, en mi caso al menos, en los últimos dos años por lo menos es cada vez más difícil.
Las dificultades se presentan en forma de crisis económica, de intimación vía mail, de buscar hacer pie en una escena que muchas veces puede generar su propio mainstream o emularlo dejando otras micro-escenas de lado. Casais insiste y ahí es que siempre la seguiremos encontrando, atrás de un tablón con fanzines, al mando de los sintes o agitando fechas donde sea que haya ojos para ver u oídos para abrirse a lo que no circula por públicos más o menos masivos.