La cantante, guitarrista y compositora Ignacia estrenó dos nuevas canciones a modo de adelanto de su cuarto disco, «Darlo vuelta todo», que verá la luz a comienzo de diciembre.
¿Por qué decidiste que «Renuncio» y «Señoras y señores» sean los dos temas que anticipen al álbum?
Son los dos extremos del disco. «Renuncio» está todavía tomándose un mate con las canciones de «Alud» (2016). «Señoras y señores» ya se tomó un avión, la estructura de esta canción es muy anti-hit, logra ser pegadiza sin intentarlo y cuenta con un elemento fundamental de estas nuevas canciones que le aporta lo diferente al disco, que es la incorporación de cuatro colegas cantantes que suman sus voces al unísono en estrofas, estribillos y arreglos en la mayoría de las canciones: Mariu Serrano, Carla Servidio, Aye Dacri y Gaby Genni. «Renuncio» cuenta con las magias de Gimena Álvarez Cela, de Milhojas, en teclados; y «Señoras y Señores» cuenta con el vozarrón de Larro Carballido, de Más Que Uno.
¿Qué podés contar del disco que estás por lanzar, «Darlo vuelta todo»?
Son seis canciones nuevas que se tiñeron de experiencias que vengo viviendo desde mi disco anterior, «Alud», en forma colectiva y personal. «Darlo vuelta todo» es el primer álbum que me animo a producir sola, con el acompañamiento en grabación y mezcla de Natalia Perelman. Desde ese lugar disfruté mucho de jugar con letras, estructuras y combinación de sonoridades por necesidad y por pulsión compositiva.
¿Cómo te sentiste al trabajar sin alguien en producción?
Más allá de que vengo trabajando como productora artística de otros artistas, es la primera vez que cumplo ese rol con mis propias canciones y la verdad es que lo disfruté mucho y fue revelador. Este es un disco que ya me hace feliz a priori, me enorgullece cada segundo del mismo y ojalá guste un montón y se puedan sentir identificados con las letras.
Al momento de sentarte a componer, ¿priorizás más la letra o la música?
Nada es más importante que hacer lo que me den ganas, lo que me ayude a expresar vivencias, historias lindas y horribles. Cuando compongo, busco placer, sea bailando, o nerdeando con un sintetizador durante horas, o buceando en bancos de sonidos que voy recopilando. Hacer música es mi terapia, igual hago terapia, es mi válvula de escape, mi link con el mundo y a otros mundos.
Con más de una década de carrera, con tres discos editados y uno más por salir, y como parte de una nueva camada de cantantes, ¿cómo ves la escena alternativa?
Me vuela la peluca la nueva escena alternativa, hay mucha variedad, mucha experimentación y los músicos nuevos son cero «Pomelo». Los y las que se plantan frente a un micrófono, lejos de adueñarse del escenario por tener calzas y una boa de peluche del cuello a la cintura, tiran altas datas con letras tremendas que traen contenido político en formas poéticas muy potentes. Si bien ya tengo más de 10 años de remo, me identifico mucho más con el pensamiento y la búsqueda de quienes están arrancando y aprendo kilómetros de cada uno que conozco, o que voy a ver en vivo, o que comparto escenario o mismo produciéndoles.
¿Qué dificultades te encontrás y qué cosas te gustan de ser una artista independiente?
Las dificultades son siempre las mismas, no queda otra que armar nuevos caminos, espacios y formas de autogestión, juntarnos y armar movidas colaborativas, mientras intentamos seguir haciendo visible nuestra música y trabajo plantándonos con posturas que se alejen de la tibieza. Les recomiendo una playlist que armé en Spotify, llamada «Acá estamos» y cuenta con varios artistas que no necesariamente escuchás en las radios o ves en grillas de festivales zarpados, pero que la rompen y tiene su voz y propuesta artística y a lo mejor, quien te dice, tocan en la esquina de tu casa esta noche.