Responsable de uno de los principales éxitos de Juan Carlos Baglietto —el recordado «Era el abril»—, Jorge Fandermole es un cantautor rosarino que sobre el filo del ’83 editó «Pájaros de fin de invierno» su primer trabajo solista. El álbum, si bien no contó con difusión alguna, sirvió para ratificar sus dotes compositivas y el particular estilo cancionístico que cultiva.
Desde hace ya un tiempo, Jorge Fandermole se ha lanzado a la dura tarea de hacer conocer su música. Abocado a la empresa de lleno y en persona, ha ganado en madurez y experiencia lo perdido económicamente. Entre marzo y mayo dio una serie de conciertos en distintas salas en donde se notó, paulatinamente, mejoras en el tratamiento armónico de los temas, más calidad en lo interpretativo y superiores niveles de composición. El arte que fabrica Fandermole es una muestra típica de una nueva música con características regionales. Por venir del folklore es un músico que conoce a fondo las estructuras tradicionales de los ritmos populares, pero por su edad y posterior contacto con músicas y músicos del rock ha derivado hacia un estilo peculiar. Fandermole está en el camino del intento y los frutos de su búsqueda recién se conocerán con el tiempo.
LA MÚSICA Y LA POESÍA
¿Cómo comienza tu trabajo como autorintérprete?
En lo compositivo trabajo desde siempre, pero hace sólo un par de años que puedo considerarlo como actividad principal. Esto coincide con mis comienzos como intérprete. Antes tomaba todo como tarea accesoria porque no me había dado cuenta que podía interesarme tanto. Ahora hago básicamente temas míos y algunos otros cuya temática me interesa. Generalmente mis canciones tienen cierta densidad tanto en la música como en la letra. Yo no sé en qué porcentaje es la letra más importante que la música, pero puedo decirte que utilizo la poesía porque necesito manifestar algo. Me interesa hablar de algo y lo hago como puedo, usando el lenguaje que más domino.
¿Estás conforme con tu disco?
Sí, absolutamente. Al principio uno nunca está conforme del todo, pero después se te pasa el delirio técnico y le empezás a encontrar el gusto a eso que te dio tanto trabajo. A pesar de no haber podido presentar el disco estoy conforme con los resultados. Mirá, para mí la presentación de un disco es una cuestión formal que da excelentes resultados cuando está fundamentada en una producción importante. Yo no he tenido esos beneficios de manera que no puedo hablar de una presentación ni tampoco, de grandes actuaciones en Buenos Aires. En la Capital no pude actuar mucho fundamentalmente por no haber logrado los medios humanos como para hacerlo. Es muy difícil ser de Rosario, vivir en Rosario, y que te den bolilla allá. A veces pienso que la gente que produce espectáculos se cree que los del interior somos unos ermitaños con las• raíces hundidas a mil metros del suelo y que no nos interesa salir. Y no es así. Lo que pasa es que a veces no hay condiciones mínimas para trasladarse. O sucede eso de «tenés que vivir en Buenos Aires». ¿Y por qué? Ese es un error muy difundido por la fuerza de las circunstancias y de los medios. Yo creo que un tipo se puede desarrollar bien en cualquier lugar siempre que elija los elementos adecuados. Hay una cuestión importante que es la de saber qué tiene que ver el entorno, el paisaje, con lo que se hace o produce. No es lo mismo que el Cuchi Leguizamón viva en Salta o en Buenos Aires. ¿Se puede afirmar que él hubiera tenido la misma producción si hubiese decidido ser porteño? Para los rosarinos no es muy difícil llegar a Buenos Aires porque estamos cerca. Hay lugares más aleja doy como por ejemplo Córdoba, que pese a todo tienen una gran voluntad de trabajo independiente. Esa voluntad les permitió montar obras de una producción monumental como la ópera rock «El espectáculo va a comenzar». Rosario no lo podría hacer por una cuestión de inhibición. Con todo esto te quiero decir que es posible hacer las cosas en cualquier parte y que no todos los factores son de análisis simple. Lo difícil para mejorar viene por el lado de lo económico. Y en lo artístico me atrevería a decir que uno está tan preocupado por lo económico que corre el riesgo de trabajar en función .de ese objetivo exclusivamente, cayendo en la tendencia de imitar estereotipos locales o importados de indiscutible éxito.
¿Y qué te parece que hay que hacer ante esta situación?
Como dice Abonizio, «hay que hacer la de uno y si no nada». Y abrir lo que está cerrado a fuerza de ser muy insistentes y peleadores. Depende de nosotros lograr abrirnos paso en medios a los cuales no hemos tenido acceso franco. Un ejemplo es la televisión. Tenemos que lograr ser un producto de interés, pero eso es cuestión de convencerse y convencer al público. Lógicamente, esta es una tarea a mediano plazo. Lo que te digo no tiene nada que ver con la realidad inmediata porque basuras como «Si lo sabe cante» se extirpan de un canal capitalino y automáticamente se injertan en un canal del interior. ¿Qué somos nosotros? ¿Los eternos pavotes? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Incorporar un par de lobas al show para que sea «interesante»? No. Obviamente hay que tender a un cambio de ideas en todos los ámbitos …
Adriana Quaranta