El cuarteto porteño de rock lanza su segundo disco, «Reflejos», y lo presentarán en el palermitano Roxy Live.
«Fue hecho para ser escuchado de principio a fin y en orden –apunta Pablo Rivero, voz cantante del grupo–. Es una especie de viaje. De la misma forma que en la vida, se atraviesan distintas emociones, distintos climas y hay variedad de temáticas en las letras. Hay contrastes musicales y líricos».
El frontman de la banda formada en 2009, y que completa sus filas con Preii Avalo en guitarra, Christian Alliana en bajo y Rafael Bianchi en batería, señala que las ganas de lanzar un nuevo material llegaron luego de darse cuenta que ya era el momento de soltar el primer disco, «Umbral» (2013), y volcar en el estudio toda la experiencia adquirida con la necesidad de renovar el repertorio para mantener el entusiasmo.
Pablo remarca que el álbum debut les abrió oportunidades y que esa gente que comenzó a escucharlos también empezó a tener ansiedad por flamantes canciones. Bajo esa necesidad de recrearse nació «Reflejos»: «Intentamos que el disco fluya y que te transporte a distintos lugares. Sin darte cuenta, podés estar dejándote llevar por un sonido etéreo y a los diez minutos encontrarte sacudiendo la cabeza por un ritmo frenético. Hay fuerza, hay melancolía, hay luz, hay oscuridad, hay sexo. Todo eso convive dentro del disco».
¿Qué cosas evolucionaron en ustedes en estos tres años entre ambos discos?
La banda creció en actitud en los escenarios y a nivel ejecución y sonido. Después de una primera experiencia de grabación, aprendimos qué cosas queríamos encarar de manera diferente. Aprendimos a resumir, a decir lo mismo con menos cosas. Evolucionaron las composiciones y, sobre todo, las letras. Creemos que las letras de este disco son mucho mejores que las del anterior. Además, fuimos encontrando un camino que nos abrió las puertas a nuevo público.
¿Qué diferencias hay entre «Reflejos» y «Umbral»?
Si bien ambos discos están conformados por la misma «esencia», que es la canción melódica en formato de rock clásico, con «Reflejos» intentamos ir un poco más allá. Exploramos con algunos sonidos que antes no habíamos probado, incorporamos cuerdas en algunos temas y jugamos un poco más con las estructuras y con los ritmos. La diferencia más notoria fue el modo en que se le dio forma a las canciones. En «Umbral» teníamos los temas prácticamente armados con arreglos y estructuras muy definidas antes de empezar a trabajar con el productor, Joaquín Rosson, por lo que le resultó difícil realizar demasiadas modificaciones. La mayoría de las canciones ya las tocábamos en vivo y la gente las conocía así. En «Reflejos» empezamos a trabajar en canciones que nunca habían sonado en vivo y que eran nuevas para todos, que la banda no había tocado nunca ni siquiera en ensayos. Empezábamos de cero con canciones que no tenían más que la melodía, letra y acordes y que nos abrían miles de posibilidades. Intentamos descubrir qué nos estaba queriendo decir cada una de ellas y les fuimos dando forma.
¿Qué sensaciones tuvieron al escuchar el resultado final del álbum?
Sentimos que estamos orgullosos de estas canciones. Hubo mucho amor, mucho esfuerzo y mucha pasión puesta en la creación y grabación de este disco. Pusimos mucha dedicación a cada detalle, tanto en la parte musical como en lo extra musical como la gráfica. Escuchar el disco terminado después de un año de trabajo nos provocó una gran emoción. En la semana de su salida, nos llenó de satisfacción encontrarnos con la gran recepción que tuvo por parte de mucha gente. Muchos lloraron con la canción «Ilusiones» y nos sorprende que nuestra música pueda provocar algo semejante.
Al momento de componer, ¿están en la búsqueda del «hit radial» o eso no los obsesiona tanto?
No nos interesan las cosas pasajeras. Nos interesa la trascendencia. La idea de «hit» se asocia más a algo pasajero. Preferimos, en cambio, pensar en crear «clásicos». Melodías eternas. Es algo bueno a lo que aspirar más allá de que uno sea o no capaz de conseguirlo. Si todos los artistas y todas las personas pretendiéramos dejar algo en el mundo, nos encontraríamos ante un escenario de mucha mayor riqueza.