A 24 años de comenzar a incursionar en la música, la primera percusionista del rock argentino editó su álbum debut. La entrevista de Alejandro Ortega, para el Diario Los Andes de Mendoza.
Andrea Alvarez es una «piba» argentina que acaba de cumplir 40 años. Si hay algo que la caracteriza es su fuerte personalidad. Desde chica no le interesó mucho el qué dirán y a los 16 comenzó a tocar la batería con Lito Vitale.
Fue la primera percusionista mujer en el país, y eso no es poco. Con sólo 18 años integró Rouge, la primera banda de mujeres de rock junto a María Gabriela Epumer y Claudia Sinesi. Luego, ese grupo se fusionó en la conocidísima banda Viuda e Hijas de Roque Enroll.
Después de esto tocó con innumerables figuras de la música como Charly García, Divididos, Soda Stereo, Celia Cruz, Tito Puente y Alex Acuña, entre muchos más.
«Cuando me llaman para tocar en algún grupo -aseguró Andrea- no es porque necesitan a algún percusionista, sino que es porque les gusta lo que yo hago.»
Luego de estudiar con grandes personalidades como Lucy Saborido, Liliana Vitale, Any Grunwalt, Isa Soares, Madeleine Yayodele Nelson, Kenwood Dennard, Johny Almendra y Frank Malabe, entre otros; y de dar clases en su propio instituto, en 1999 formó su banda Pulsomadre.
A partir del 2000, en compañía del joven productor Emilio Haro y con la producción ejecutiva de Leo de Cecco (baterista de Attaque 77) que además es su marido, empezó a dar forma a su primer disco solista «Andrea Alvarez». El material ya se encuentra terminado y cuenta con la participación de Gustavo Cerati, Erica García y Zeta Bosio entre otros.
La charla
Se puede decir que Andrea cubre varios perfiles consecutivamente. Por una lado es madre, por otro profesora, también está su costado de esposa y, obviamente, su faceta más fuerte es la de percusionista.
En una charla exclusiva que mantuvo con Los Andes, Andrea recordó momentos agradables de su vida artística, pero además no pudo callar algunos otros en que fue discriminada por el motivo de que «las nenas no deben golpear los parches.»
-¿Qué te acordás de Rouge?
-Me acuerdo que era la primera vez que tenía un grupo. Fue una época muy linda. Yo tenía 18 años. Con María Gabriela Epumer y Claudia Sinesi éramos muy felices. Tengo muy buenos recuerdos.
-¿Fue fácil conseguir a chicas para formar una banda de rock en aquellos tiempos?
-La verdad es que para mí tocar era lo más normal, pero era muy difícil encontrar a otras chicas que tocaran. Y si te ponés a pensar no hay muchísimas más a lo largo de la historia.
-Y después vino Viudas…
-Claro, Rouge en algún momento se transformó en Viudas e Hijas del Roque Enroll y yo no quise participar del contrato, pero sí tocaba en vivo.
-¿Por qué?
-Porque me fui del país y me quedé viviendo afuera por tres años. En ese tiempo tenía muchas ganas de estudiar. Tocaba en vivo con las chicas, pero no en el disco.
-El de la percusión, ¿es un ambiente machista?
-Sí. Todos son hombres. Me discriminaron y me discriminan pero más que por ser mujer, por ser un estilo de mujer y por tener una determinada personalidad fuerte e independiente.
-Dijiste que aún te discriminan…
-Claro, la discriminación sigue. En el escalafón se discrimina a los artistas, a los que hacen una música diferente, se discrimina a las mujeres que tienen control de su propia vida y que no respetan los cánones conocidos de lo que «tiene que ser».
-¿Y cómo te la arreglaste para aguantar tantas cosas?
-En realidad la pasé mal. Pero, en el mundo de la música se maltrata a todos por igual.
-Describime tu estilo musical.
-¿Cuál?, porque tengo un estilo para acompañar a otros; y uno que tiene que ver con la música que hago.
-Bueno, contame cómo sos con tu estilo de acompañante.
-Es algo que he hecho por mucho tiempo. Por cierto, lo sé hacer muy bien. Yo tengo un compromiso de entrega, me adapto al estilo del grupo para el que toco, pero nunca pierdo mi personalidad.
-¿Y el estilo de Andrea solista?
-Mi música es más jugada, más extrema. Mi comodidad es una búsqueda en lo inhabitual. Me gusta ir al fondo de la cuestión. Tengo un compromiso muy grande con lo que yo necesito musicalmente. Me importa cada golpe, cada nota que hago. Mi música es más anárquica. No es para nada relajada, siempre hay tensión. Y me gusta eso. Soy muy pasional.
-Veo que, además, sos muy exigente.
-Todo lo que hago lo hago al máximo. Es verdad, soy muy exigente, hasta en las equivocaciones.
-¿Tocaste con Charly?
-Sí, fue un poco breve. Tuve una gran amistad cuando él grabó en Nueva York. A Charly lo quiero mucho porque yo no tocaba percusión hasta que lo conocí a él. Él me compró mis primeros timbales.
-¿Y, entonces, qué pasó?
-Después no funcionó mucho. No me pude adaptar a su forma. Esa es la verdad. Él también es muy pasional pero en otra vía. Somos muy diferentes.
-¿Lo seguís viendo?
-Nuestra amistad es muy buena. No me hace falta estar al lado de él para sentirme cerca.
-Grabaste con los Enanitos Verdes.
-Sí, grabé con ellos el disco Big Bang. Me invitaron hace poco a una gira, pero no pude viajar. Me hubiera encantado ir.
-Contame un poco cómo es la Andrea madre.
-También muy exigente. Me tienen para el cachetazo (risas). Me gusta mucho. Mi hijo se llama Pablo, tiene 6 años. Tiene una personalidad fuerte como la mía. Es muy geminiano y muy compañero, como yo.
-¿Va a seguir los caminos de la madre?
-La verdad es que no sé. Pero sin dudas le gusta mucho la música.
-¿Qué es para vos ser músico?
-Ser músico es dedicar la vida a la música. Es decir, es sentir que la música es con lo que uno vive.