El conjunto liderado por el cantante, bajista y compositor Franco «Choki» Giaquinta presenta su místico primer álbum, «Circo Fantastik Pipol», acompañado por un corto que recopila los videos de cada una de las nueve canciones que lo conforman.
«Danza feliz el payaso mientras tira un centavo a la fuente del deseo, y así la carpa de su circo es cocida en polvo de cristal onírico. Todos cantamos abrazados mirando al futuro palpitar en el recuerdo lento de la antes tranquila Ciudad de Buenos Aires. Un poeta gira sobre su eje abrazado a un semáforo y las flores brotan en su respiro, en monociclo contornea cada esquina la sonrisa arrugada del capataz y en su equilibrio perpetúan las voces de un titiritero que entre guirnaldas articula la nueva historia –describe «Choki» sobre el concepto del álbum-. ‘Circo Fantastik Pipol’ no es más que la teína de ese payaso inocente iluminando al espíritu que lo ladea, extendiendo un sombrero de copa que carga lágrimas, risas, memoria y utopía».
¿Cuándo sintieron que estaban listo como banda para entrar a grabar este primer disco?
Si bien al álbum lo hicimos entre todos, la decisión de avanzar con el proyecto fue mía ya que como las canciones son de mi autoría, el desarrollo del proyecto en el inicio de cada etapa depende de mí, lo cual no quita que mis compañeros hayan hecho y hagan un aporte gigantesco a la música. Yendo al momento específico, fue el domingo 8 de marzo de 2020 a las 6 AM aproximadamente que decidí hacerlo, un día después de haber grabado las voces del último disco de mi anterior banda Nasty Bomb. Esa noche había salido a dar una vuelta por el barrio de Almagro/Abasto, como acostumbro hacer de vez en cuando, y memoricé una poesía que fui inventando mientras caminaba. Al llegar a mi casa, ya un poco ebrio, grabé esta poesía en un audio para no olvidármela y se la envié a mi mejor amiga, quien casualmente estaba despierta, y descubrió conmigo que al final del audio se escucha una voz que dice «Sí». Cabe aclarar que estaba solo en mi casa, y que las últimas semanas habían sido muy agitadas emocionalmente, con el vértigo que da saltar de un trampolín muy alto hacia un futuro incierto. Por esto interpreté que esta voz era el mensaje que necesitaba para decidir encarar con seriedad y de una buena vez por todas mí primer proyecto de composiciones mías, esa poesía se puede escuchar en el séptimo track, «La canción desnuda». Hoy en día aún siento la presencia de esa voz en mi casa, pero debo decir que es bastante amistosa la energía que percibo. A veces voy a tomar el ascensor y el mismo llega solo sin que nadie lo haya llamado, y vivo en un último piso con una señora que nunca está cuando el ascensor viene.
¿Cuáles fueron los sentimientos una vez que escuchaste el álbum terminado y editado?
El día que pude escuchar por primera vez el disco y mirar la tapa al mismo tiempo fue la primera vez que lo consideré terminado y sentí un flashback de toda mi vida. Sentí que todas las experiencias que había atravesado durante el corto tiempo que llevo de vida estaban metidas y cobraban sentido a través de esa música.
¿Cómo nació la idea de acompañar al disco con esta especie de corto que incluye los videos de todas las canciones?
Al principio iba a ser algo mucho más simple, como unos pequeños loops de imágenes que acompañaran cada canción. Ni siquiera estaba la idea del payaso, iba a ser yo, o algún objeto representando de la manera más poética posible lo que cada tema representaba para mí. Hasta que un día hablando con mi amigo Julián Malosetti, el realizador de este video, surgió la idea de que haya un personaje que sea un payaso, lo cual me cautivó al toque porque si bien yo no estoy muy interiorizado en el mundo clown, siempre me interesó mucho y me llamó la atención. Además, el último tema del último disco que hice antes que este es protagonizado por un payaso, pero mucho más oscuro. Por lo cual, sin esperar que nadie lo note, me pareció atinado tomar la estela de esta última expresión y transformarla en el agua de este nuevo mar de ideas.
¿Cuál dirías que es el fuerte de El Mundo Limón?
El vivo. Sin dudas.