Muchos la conocen por tocar con García, pero a ella no le preocupa y sigue adelante con su propio proyecto.
María Gabriela Epumer tiene el peso de la historia sobre sus espaldas. Su abuelo -Juan Epumer- fue guitarrista de Agustín Magaldi. Su tía es Celeste Carballo y su hermano es Lito Epumer, célebre músico argentino.
A los 16 años grabó con María Rosa Yorio su primer disco. Después armó Rouge y de esa semilla nació Viudas e Hijas de Roque Enroll, grupo señero en el rock argentino de los 80. Pero en 1993, Charly García la convocó para que formara parte de su banda. Se adaptó y hoy por hoy es un plus en cada uno de los shows de Charly. Con él participo de la grabación de «La hija de la lágrima» (1994), «Cassandra Lange» (1995), del muy difundido «MTV unplugged» (1995), «Say no more» (1997), «El aguante» (1998), «Demasiado ego» (1999) e «Influencia (2002).
Pero a la vez, la guitarrista siempre llevó adelante su proyecto solista. Así editó «Señorita corazón», «Perfume» y «Poquetpop».
Durante su paso por Mendoza, María Gabriela tuvo tiempo de sentarse con Los Andes y dialogar sobre su música y su relación con Charly García, su «hombre» desde hace diez años.
-Tengo dos discos tuyos: Señorita Corazón y Perfume; te escuché en vivo en un show y tanto en discos como en vivo tu música es muy buena. Pero no suena en ningún lado…
-Es algo que suele pasar. El presupuesto que se maneja para mis discos es muy chico y no incluye el ítem difusión. Las radios se manejan con plata y los que pasan mis discos es sólo porque les gusta. Creo que los discos están bastante buenos pero no tuvieron una buena posición a nivel popularidad, pero igual yo estoy recontenta porque los hice muy a pulmón. Fijate que iba a salir de manera independiente y al final negocié con DBN. Creo que musicalmente fue una etapa muy buena, que me permitió hacer muchas cosas.
-Ahí se abrió el mundo.
-Sí, porque empecé a viajar. El año pasado di varios shows en España y cuando volví surgió la posibilidad de hacer Poquetpop, un EP que inicialmente iba a tener cuatro temas y terminó teniendo dos canciones. Salió en diciembre del año pasado… el peor mes en la historia argentina… Pero me sorprendió porque se vende muy bien en Japón y en la Argentina se vendieron tres mil copias sin ninguna promoción. Lo que me puso muy feliz fue poder llevar adelante la idea de ponerlo en una latita como de pomada, con mucho arte, porque es un disco chico. Por eso, creo que el Poquetpop no pasó desapercibido.
-Entonces, si hay arte y calidad, ¿por qué no suenan las canciones?
-Es que la cadena se corta en alguna parte. No le echo la culpa a las compañías pero si estuviera en una multinacional que confiara en lo que hago, tal vez mi posicionamiento sería otro.
-¿Intuís por qué no te dan la posibilidad?
-Será porque soy medio anárquica en algunas cosas y prefiero no entrar en el circuito que no me gusta.
-Dame un ejemplo de tu anarquía.
-Estoy medio en contra del manejo de las compañías para con los artistas. Muchas veces se les falta el respeto de una manera grosera, y eso me pone mal.
-¿Será que a todas las mujeres rockeras les cuesta el doble o el triple llegar a un posicionamiento?
-No confían en las mujeres y eso lo digo desde una posición muy personal porque no soy feminista ni nada de eso. Fijate que si no respetan a los hombres, menos lo van a hacer con una mujer. Tenés que tener una imagen que emane sexualidad, un buen par de gomas y atraer a la gente. Ahí, es probable que te den bola. Pero yo creo que hay cosas más profundas en el trabajo de un artista. Fijate el caso de Fabiana Cantilo: es una cantante con una trayectoria bárbara, con unos hits bárbaros y recién ahí le dieron apoyo. Pero cuando terminó «Mi enfermedad», chau, adiós, no la siguieron apoyando más.
-Algo similar te pasó en la época de Viudas e Hijas, porque convengamos que ustedes eran un buen negocio.
-Ahora seguimos siendo un buen negocio. Si nos juntamos, somos un negoción. Pero hay muchas cosas que se hicieron mal. La compañía en la que estábamos quebró y se quedaron con nuestra plata. Cuando se les terminó la plata, nos dijeron que nosotras no éramos negocio.
-¿Tenés tiempo para tu música?
-Sí, siempre hay un tiempito. En realidad, lo único que hago en mi vida es música. No hago otras cosas. Ahora estoy preparando un compilado con temas de mis tres discos y dos temas nuevos. Además, el disco va a traer todos los videos que hice, que son nueve y seguramente mucha gente ni los vio. Quiero refrescar la memoria.
-Cuando aparecés en los shows de Charly, la gente explota pero no van a comprar tus discos…
-Es que muchos no conocen mi música y sólo me conocen por Charly. Por ahí, algunos se sorprenden de que tenga tres discos.
-¿En algún momento te molestó eso?
-No. Además no sé si me bancaría la masividad que tiene Charly, por ejemplo. Yo soy bastante tímida y me gusta estar como estoy. Hago mi música, viajo, vendo en Japón y en España, tengo mi presupuesto para grabar. No soy una conformista pero me gusta mi ritmo de vida. Además, me encanta tocar con Charly y le he dedicado mis mejores diez años… Aprendí mucho a su lado.
-Desde afuera, parece que vos sos el amor no correspondido de Charly.
-Puede ser… Nos queremos mucho pero ante todo se logró entre nosotros una relación de mucho respeto. Tal vez sea porque yo soy muy distante… Cuando el momento se pone medio pesado, desaparezco. No hay sobredosis en nuestra relación personal. Y está bueno tener esa distancia porque nos permite elegirnos. Ahora, él cambió la banda y me dejó porque creo que mi particularidad es que me adapto fácilmente a sus cambios. En diez años pasé muchas etapas y cuando no me adapté, me alejé.
-¿Sentís que lo contenés a Charly?
-No, para nada… Es más, siento que él me contiene. Siento que su presencia me protege, como mi papá. Si está él, está todo bien. Tal vez lo contenga, pero no creo que tanto como se supone.
-¿Cuál fue tu peor momento con García?
-Cuando estábamos presentando La Hija de la Lágrima. Uno tiene siempre la fantasía de salvar a alguien… Charly es grande y él elige lo que hace con su vida. Cuando entendí eso, pude despegarme y dejar de sufrir. Eran épocas en que él era un huracán y yo hacía muy poco que tocaba en la banda. Fue una etapa difícil. Otro momento molesto fue después de hacer el Unplugged; Charly nos echó a todos de la banda. Pero se arrepintió y seguimos.
La intimidad
-Me decías que sos bastante tímida pero sin embargo hubo una época en que tu vida fue bastante pública. ¿Te afectó?
-No me gustaba para nada.
-Imagino que no te copó mucho salir en la tapa de Rolling Stones como novia de un funcionario…
-Ese fue el fin. Fue algo terrible… Fue una etapa muy difícil de mi vida. Creo que a veces es necesario llegar a experimentar esas cosas y aprender de los hechos. Igualmente, yo nunca circulé por los ambientes que muchos podrían haber aprovechado de alguna u otra manera.
-¿Cuánto hace que tocás la guitarra?
-Desde los diez años. En esa época tenía dos amores: la danza clásica y la guitarra. A los quince, abandoné la escuela y me dediqué de lleno a tocar. Ahí no más empecé a grabar.
-Es que venís de una familia de músicos…
-Sí, pero eso a la vez es una exigencia. Es fácil porque todos te apoyan pero lo jodido es que existe una competencia oculta entre todos. En las reuniones familiares era complicado exponer y hacerse un lugar.