Su amor por el instrumento lo llevó a convertirse en uno de los luthiers más reconocidos de Argentina, Estados Unidos y Europa. Tal es así que hasta el propio Slash lo convocó y marcó uno de los momentos más importantes de su carrera.
Daniel es un argentino apasionado por la música y fanático de las guitarras. Esto lo llevó a anotarse en un curso de luthería en Palermo (2005). La teoría le resultó aburrida, pero más tarde descubrió a otro profesor con el que se sintió muy cómodo y lo entusiasmó cada vez más. A partir de ahí comenzó a construir sus primeros instrumentos.
También se capacitó en pinturas para que el acabado fuese exactamente como lo imaginó. Al tiempo se interesó en un modelo en particular: Les Paul. Después de muchos años de trabajar duro, se involucró en el circuito de luthiers reconocidos de la República Argentina.
Actualmente vive en Miami, donde reside hace dos años trabajando en nuevos modelos y tratando de llevar al mundo su arte.
¿Cuál fue la primera guitarra que restauraste y la última que fabricaste?
La primera que restauré (o modifiqué) fue una de mis guitarras de marca nacional FAIM, con la cual empecé a investigar en su totalidad. Si mal no recuerdo, la recibí a los 12 ó 13 años gracias a mi abuela paterna. A partir de allí, fui tratando de mejorarla con lo que podía. Recuerdo haber hecho un montón de salvajadas, que hoy me dan escalofríos de solo pensarlo (risas).
Con el correr de los años, y ya encarando este oficio de manera más formal, podría decirte que uno de los instrumentos más importantes en sí, por el calibre (muy costoso) necesitaba el reemplazo de unas clavijas. Los botones eran de madera, hechos a mano, pero faltaban algunos y la única forma de remplazarlos fue fabricándolos. La verdad que disfruté muchísimo hacer ese trabajo porque fue el desafío de crearlo de cero. Esa restauración la tengo muy grabada en la retina porque fue un momento muy lindo y gratificante.
La última que fabriqué fue uno de mis modelos Stallion, que reversioné en los últimos meses hasta llegar al de hoy; con una imagen que representa mi estilo y accesorios acordes a lo que quiero mostrar.
Es muy común que, al construir las versiones posteriores, se vayan haciendo ajustes hasta hacer que esa primera imagen mental del diseño coincida con la funcionalidad y sonoridad real. Una vez que estos prototipos se tienen en la mano, es más fácil hacer pruebas y redefinir sus partes. Esa evolución del modelo, que comparada con la primera versión no es tan obvia, a la hora de sentarse y tocar se percibe una comodidad que no estaba en la versión inicial.
¿Qué te interesó más de las Les Paul?
Gracias a ella me inicié en el mundo de la música. Lo recuerdo como si fuera ayer, 35 años atrás cuando vi el video de Guns N´ Roses «November Rain», con Slash saliendo de una iglesia y una Les Paul al hombro; tocando ese solo en primer plano. Es hasta el día de hoy que ese mismo modelo, una Gibson Les Paul Tobacco Sunburst, es la guitarra que más me gusta.
Obviamente pasaron distintas marcas por mis manos, pero una Les Paul tiene eso que es muy difícil de superar. Visualmente es un instrumento imponente y con mucha clase. A su vez, el sonido demoledor la puso en el podio de las guitarras eléctricas.
Artesanalmente es una obra de ebanistas con muy buen gusto y tiene distintas técnicas de construcción en cada detalle del diseño. La silueta del cuerpo, el mástil con su ornamentación, la cenefa en el diapasón y los trapecios de que poseen como incrustaciones. Para mí es inigualable.
¿Brindás talleres o capacitaciones?
Actualmente no estoy dando capacitaciones, por lo menos de una manera formal. Lo que sí me sucede cotidianamente es que recibo consultas de clientes o allegados por cuestiones más o menos básicas del cuidado de sus instrumentos.
Todo depende de cada músico, porque no es lo mismo tocar rock enérgicamente que al estilo jazz, donde se necesita otro tipo de set up del instrumento.
Recibo también preguntas relacionadas con los materiales de construcción, más precisamente sobre qué maderas responden mejor al sonido que pretenden.
Con colegas hablamos diariamente sobre nuevos productos que salen al mercado, desde pegamentos hasta herramientas. De esa forma nos vamos capacitando y descubriendo nuevas técnicas.
A futuro contemplo compartir lo que sé de una forma más académica, desde seminarios virtuales hasta lives de Instagram, Facebook y redes sociales.
Muchos músicos consagrados eligen tus instrumentos. ¿Qué te destaca de otros Luthiers?
Sí, tengo la suerte de poder trabajar con músicos importantes de la industria musical, tanto argentinos como del resto de América y Europa. No sé si la palabra sería destacar, porque para mí un luthier es un artista y cada cual tiene una propuesta diferente. En mi caso, por devoluciones de clientes y personas que tuvieran la oportunidad de probar mis instrumentos, encuentran muy atractivo el diseño. As su vez, el instrumento debe responder sonora y musicalmente. La comodidad, la ergonomía y la selección de los materiales son puntos de los cuales también recibo buenos comentarios.
Creo que las maderas con las que trabajo, en su mayoría de origen sudamericano, son muy bien recibidas por músicos de EEUU y Europa, ya que las ven como piezas exóticas.
Una vez que a un músico le gustó uno de mis instrumentos, se lo recomendó a otro. Entonces ese otro dijo: ok, vamos a probarlo. Y de manera 100% orgánica fui construyendo una cartera de clientes que confían en mi trabajo. No importa si son consagrados o aficionados, es mi arte y cada guitarra está construida con la misma pasión; tratando de cumplir con sus expectativas y ofreciendo lo mejor de mi trabajo.
¿Cuál fue el mayor desafío al momento de aceptar un trabajo?
Sin lugar a dudas el trabajo que más me generó adrenalina y mucha ansiedad fue cuando llegó la oportunidad de construirle una guitarra a Slash. Desde el momento en que recibí la propuesta hasta que el instrumento salió embalado de mi casa, fueron noches en las cuales me costó dormir; pensando, repasando y recreando en mi mente todos y cada uno de los pasos del proceso. Nada podía quedar librado al azar.
Construir la guitarra en tiempo y forma, que no se generaran retrasos, que la pintura sea perfecta, etc. Ese fue, sin lugar a dudas, uno de los momentos más importantes de mi trabajo y de mi carrera hasta el momento.
¿Con cuánta frecuencia visitás Argentina? ¿Consideraste volver a tus tierras?
Trato de ir por lo menos dos veces al año, tal vez tres, según las necesidades del momento. Como te comentaba anteriormente, la mayoría de las maderas que utilizo provienen de Sudamérica y las consigo en Buenos Aires. Entonces, viajo para buscar material que luego envío a Estados Unidos. De hecho, hago muchas colaboraciones con colegas y aprovecho para visitar a mi familia y amigos.
Con respecto a volver a mis tierras, lo veo bastante lejano. Mi carrera recién se está iniciando aquí y las expectativas son muy grandes, así que por el momento no está en mi cabeza. Tengo dos hijos muy pequeños y uno de ellos nació en Estados Unidos. Hemos sido recibidos muy bien y los proyectos que tenemos por delante son muchos.
Hace varios años que te radicaste en Miami. ¿Por qué las oportunidades son mejores ahí?
Si en realidad no son tantos, un poco más de dos años recién. Lo primero que uno nota, desde la perspectiva de Luthier, es que el cliente ve el trabajo artesanal como algo único y de mayor calidad. Mucho más delicado que un instrumento de serie o de marca. Esto es algo que hasta hace poco no sucedía en Argentina (por suerte se está encaminando).
Muchas veces se recurría a un luthier como una alternativa más económica al instrumento de marca. Esto realmente hacía las cosas bastante difíciles para el oficio, ubicándolo como una opción más accesible.
Cuando uno va a un luthier es porque está buscando que el instrumento sea 100% personalizado. Entonces, lo que me sorprendió de Estados Unidos fue ver la recepción que tiene y la valorización. Otro punto, no menor, es que Miami abre las puertas al resto del mundo: Asia, Europa y resto de América. El alcance que tienen esos instrumentos al ser exhibidos en las casas de música locales es impresionante y hace que tu nombre tenga mucha más exposición.
¿Cuáles son los objetivos para el 2024?
El primero es la ampliación del taller y la compra de nueva maquinaria para la producción. También la de tener un showroom propio, donde podamos recibir a nuestros clientes y brindar un trato aún más personalizado.
Además, estamos trabajando en nuestra línea de merchandising: estuches y fundas Carneglia para las guitarras, correas, kits de mantenimiento y cuidado, ropa y accesorios.
Tenemos mucho por hacer y toda la energía para que suceda. El nuevo año lo recibimos súper contentos y con muchas expectativas.