Palo Pandolfo se encuentra en plena labor: terminando de editar “Intuición”, su segundo disco solista y estrenando banda nueva, La Fuerza Suave. ¿Curiosos? Este sábado, un adelanto en Niceto.
En noviembre del 2001, Palo Pandolfo (ex Don Cornelio, ex Visitante) editó su primer álbum solista “A Través de los Sueños”. Durante el 2002 hizo la gira “Sueños Atlánticos” en el “caos institucional socio – político y económico del país” que fue decisiva para la consolidación de la banda que hoy lo acompaña, La Fuerza Suave. En el transcurso de esta gira (que pasó por Córdoba, Mendoza, Neuquén, Rosario, Gran Buenos Aires y Capital Federal, entre otros) compuso parte de los temas que integrarán su próximo disco solista a editarse a fines de este año. Por estos días, anda circulando un demo (grabado en marzo de este año) con dieciséis canciones. Cuenta Palo, que para el disco definitivo, falta seleccionar las catorce canciones que compondrían “Intuición”. “Es urgente la necesidad de grabar un disco, es la herramienta de laburo. Lo necesitamos también para poder plasmar éste momento, fuera de lo profesional, es una cuestión humana, artística.”
– ¿Estás empezando una nueva etapa con La Fuerza Suave?
– Es algo que se da desde que empecé mi carrera solista en noviembre del ’99. La banda se forma para acompañar mi disco solista y hay tanta onda y sincronización que empiezo a componer temas con y para la banda. Por eso está tan buena la idea de grabar este disco, porque se dio la alquimia necesaria. De todas formas no abandono mi parte netamente solista, que es la guitarra criolla y yo. Lo de La Fuerza Suave tiene un poco de aventura, es como una locura; si yo tuviera un contrato y estaría bien, sería re lógico. Pero estoy peleando el nombre de una banda nueva. La Fuerza es un desafío, una vuelta de tuerca. Y salió sola, nos dimos cuenta que estábamos laburando como una banda.
Le pregunto cómo se lleva con la tecnología, si hace uso. Comenta que hace cuatro años se compró una portaestudio midi, digital, bastante complicada de manejar, donde grabó la demo de “A Través de los Sueños”. No tiene computadora, pero hace dos años abrió una cuenta de mail y desde entonces va a los cybers dos o tres veces por semana y se “recontra enferma” chateando con sus amigos. También, dice, la electrónica está buena para generar texturas, llegar a lugares raros de sonidos y climas. “El tema es que yo no tengo computadora, secuenciador, caja rítmica. Si yo tuviera alguna de esas giladas haría un disco electrónico. Lo que pasa es que en mi casa estoy completamente del otro lado; tengo la guitarra criolla y es mi instrumento”.
– En el demo se escucha mucho de música autóctona como tango, candombe, murga y cumbia. ¿Todo esto lo venís escuchando desde chico o te interesaste más de grande?
– Lo mamás de chico, aunque no a propósito. El tango sobre todo; en la escuela primaria había una maestra de música que nos hacía cantar tangos. Yo tuve una profesora de guitarra a los nueve, diez años y lo primero que me enseño fue “Zamba de mi esperanza”. Igual yo en esa época escuchaba a los Beatles; los escucho desde los cuatro años en adelante. Durante toda mi infancia fui fan mal de los Beatles y lo sigo siendo. Hasta que empecé a escuchar Almendra con Muchacha y Sui Generis con “Canción para mi muerte” por la radio. A los once/doce empecé a escuchar “La Biblia” de Vox Dei. Enseguida me metí con el rock nacional. Poco después, seguí con Pescado Rabioso, Aquelarre, Color Humano, Arco Iris, etc… En el ’83 algo pasó: vino el tecno, vino Bob Marley, terminaron los milicos, terminó la dictadura, terminé la secundaria. En el ’84 salimos así y formamos Don Cornelio y estábamos aún más lejos de tango y el folklore. Con Don Cornelio llegamos hasta el paroxismo del rock con “Patria o Muerte”, éramos la banda más oscura, podrida, rockera y alevosa de fin del ’88. Cuando me canso de gritar y saltar con Don Cornelio, yo había empezado a componer otras cosas y ahí hicimos Los Visitantes y se cuajó mal en un plano, con temas netamente rioplatenses. Y nos dimos cuenta de que ahí había algo muy fuerte y a parte vi que había algo de militancia cultural. Era momento de pelearla desde la cultura, abrir cabezas desde las raíces, invertir en la cultura argentina y sudamericana.
– Tus letras tienen mucho de crítica social, esto no es nuevo. ¿Crees que ésto puede hacer un clic en la gente? ¿Qué desde el rock se puede cambiar algo?
– Me lo preguntan mucho, siempre contesto algo diferente, depende del estado de ánimo mío… Si le ponés a un chico de once años una idea piola le abrís la cabeza para toda la vida. Desde ese punto de vista diría que una canción piola, con difusión, sirve. Si, se necesita una compañía y difusión; es terrible, es contradictorio, tramposo y patético porque yo necesito una industria para llegar a dar un mensaje antisistema… Yo creo que una canción te puede dar pautas de vida. Es más, cuando yo traduje temas de los Beatles a los once años no lo podía creer, traduje “Lucy In The Sky With Diamonds” y veo el surrealismo con ésta canción. Yo creo que esto puede generar una apertura, siempre una obra de arte bien puesta te abre. Confío en el arte como vehículo de ideas, de espíritu, de sensaciones como para que cambien algo. Morrison decía que en el arte la única revolución es la belleza, o sea, eso es lo que se busca más que la crítica social. Si se me escapan críticas, lo siento, no es mi objetivo. Lo que pasa es que yo soy un pibe de la calle y hablo y digo lo que vivo y lo que siento. Siempre me interesó la política pero no necesariamente en la canción, se me escapan cosas y las afronto.
Es sabido que si bien todos los proyectos de Palo gozaron de un reconocimiento artístico sólido, la industria discográfica nunca supo “reconocerlos”. Ninguno de sus discos en estos veinticinco años de carrera logró el éxito comercial que hubiera sido lógico esperar. Algunos lo llaman artista de culto, él dice al respecto: “Donde está más unido el gesto artístico e industrial es en Damas Gratis porque concibo que sus letras son parecidas a los tangos del año ’10. Son tangos carcelarios, cumbia carcelaria: gente que está presa, pibes chorros, es realismo, testimonial, es crudo. Y para mi tiene un valor artístico impresionante. Y ellos son netamente comerciales, lo hacen para vender; pero les sale eso… Alguien tiene que ocupar el rol que yo ocupo, no se si servirá de algo, quizás a futuro. Por lo menos sigo viviendo de la música y hay un montón de gente que me sigue. Lo que pasa es que la gente que me sigue es variada. Si hay difusión radial viene todo la pendejada. Pero los que me siguen desde hace veinte o quince años son poetas, cineastas o estudiantes. Hay una onda. Si hay cien o mil o dos mil no importa. Yo creo que cualquier producto de los que yo hago, con difusión, vendería como para pelearle al maremagno de error que hay. Confío en lo que hago yo, no me siento fuera del sistema. Podría hacer cosas realmente mucho más heavies, pero me interesa llegar al otro”.
– A modo de resumen, tenés una carrera de veinticinco años, ¿Qué crees que aprendiste?
– Tiene que ver con la hipnosis. Lo que estoy tratando todo el tiempo de generar es llegar al otro sin dominarlo, sin hipnotizarlo. Desde arriba del escenario vos estás ahí, tenés un poder terrible y se genera la hipnosis; hay una cuestión de dominación. Estoy tratando de aprender eso, como llegar al otro y tocarlo desde el alma y que el chabón, en sí mismo, dispare su propia energía. ¿Dónde está el quiebre de la hipnosis? Está, a veces, en equivocarse, en mostrar el lado flaco, en humanizarte mal arriba del escenario; en salir del rol dominante y tipo chauvinista del demagogo. El problema de eso no es social ni psicológico, sino espiritual, por eso es muy delicado. Porque lo que me preocupa es la dominación espiritual.
