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Coleman lleva su show al autocine

  • Sofía Olivera
  • 22 octubre, 2020

Richard Coleman & El Trans-Siberian Express se presentará este domingo 25 a las 20hs, con su nuevo show eléctrico en el Renault Drive In Autocine de Mandarine Park, en Punta Carrasco.

Coleman

«En El Drive-In» es un nuevo show eléctrico donde Coleman revisita los hitos de sus bandas Fricción, Los 7 Delfines y su etapa solista, incluyendo la clásica versión de «Heroes» de Bowie, «Días futuros» nominada al Grammy Latino 2018 y el homenaje a Gustavo Cerati a través de «Lago en el cielo».

Coleman realizará un repaso por su impresionante carrera, en donde sus fieles seguidores podrán apreciar los grandes clásicos del guitarrista y cantante que estará acompañado por su banda eléctrica El Trans-Siberian compuesta por Daniel Castro (bajo), Gonzalo Córdoba (guitarra), Bodie (teclados, guitarra y coros) y Diego Cariola (batería y coros), con quienes toca desde 2011 sin cambios en su formación y a quienes considera «la mejor banda que tuve en mi vida», según sus propias palabras.

El formato «Autocine» será una nueva experiencia para todos y prometen una velada a toda potencia. Las entradas para «En El Drive- In» se encuentran a la venta a través de www.ticketek.com.ar y para quienes quieran verlo en vivo por streaming pueden comprar sus entradas en www.areaticket.tv

Entiendo que tus últimos shows con público fueron los de la gira «Gracias totales». con la cual recorrieron varios países y tuvieron que frenar debido a la pandemia. Luego de casi 8 meses sin subirte a un escenario, ¿cómo te estás preparando para el show del domingo?

Este asunto nos interrumpió la vida a todos, más allá de lo que uno haga. Lo malo de la gira es que la íbamos a hacer hasta abril y tuvimos que terminarla antes. Eso no difiere mucho de alguien que, por ejemplo, tuvo que cerrar su negocio por la pandemia. Extraño el vivo, el escenario, porque es una cuestión vital para un músico más allá de que sea con «Gracias Totales» o con mi banda. No extraño la dimensión, sino la continuidad de shows. ¡Lo extraño un montón! Estar en contacto con los músicos y hacer lo que hacemos. Ahora nos preparamos para el show del domingo en el formato Autocine, todos tenemos una ansiedad necesaria y mucha adrenalina. No estamos ensayando en persona ni vía Zoom, a esta altura de la vida somos todos músicos con resguardo. Creo que hacer un ensayo vía Zoom sería más contraproducente (risas). Directamente, vamos a aprovechar la jornada y ahí mismo 2 ó 3 horas antes vamos a trabajar como si estuviéramos en la sala, pero en el escenario.

En julio realizaste un show acústico virtual llamado «En tu casa», algo que se volvió super normal en este contexto, y también participaste de la edición virtual del Quilmes Rock 2020. Como artista, ¿te fue fácil reinventarte? ¿La cuarentena te benefició de manera creativa en lo musical?

No, la verdad que no fue fácil. La propuesta del Quilmes Rock fue interesante porque el festival contaba con un tema o dos por banda, y el formato que se usó fue casi común a todos. Cada uno grababa su parte en su casa y después se ensamblaba. En ese punto, sirvió la experiencia para hacer algo distinto, como ver el resultado y sacar alguna conclusión. A mí me sirvió para analizar la idea del proyecto del show solo en streaming. También, vi el show de Pedro Aznar que me sirvió para ver cómo lo presentaba. Pedro es un tipo que yo respeto mucho. Bah, todos lo respetamos mucho: sabemos que no da puntada sin hilo y yo entendía que lo que él planteara iba a poner una vara a nivel técnico y artístico interesante para evaluarla. Entonces, yo a partir de esto noté que el tema del vivo era inconsistente y no tan seguro por el tema de la señal o los cortes, que generan frustración en el público, y que al ser en vivo afecta al artista porque uno no puede solucionar los problemas que ocurren y eso te puede sacar de foco. A partir de ahí, entendí que si quería hacer algo para compartir con mi gente, lo mas saludable era grabarlo en vivo y transmitirlo en diferido. De esa manera salvábamos el tema de interrumpir la entrega. Otra cosa que me planteé fue el estímulo, el por qué lo hacía: por tener un mango, por no querer perder contacto con el público, por querer hacer algo y un montón de cuestiones más. Yo tenía que entender el objetivo final y me di cuenta de que, si consideraba este hecho como un show de entretenimiento con el fin de generar entretenimiento, no iba a estar esperando generar lo que pasa con el vivo: el choque de energías con el público, la devolución de la gente, lo importante del show en vivo. Eso no iba a pasar. Quise brindarle a mi público un par de horas de relax, de contención, de compartir el hecho musical, entretenimiento en el buen sentido, sin frivolizarlo y no pidiendo más de lo que es. Entonces, di un show desde casa buscando la excelencia de lo que podía hacer desde acá, sin ser pretencioso, y priorizando la canción, y eso fue un desafío. La primera vez que lo filmé no estuve satisfecho con el resultado, así que lo hice de nuevo y tuve buena devolución de parte de la gente, salió muy bien. Entendí que logramos lo que buscábamos. La precaridad y la informalidad es lo que va en contra del hecho artístico, porque lo desmerece, por eso hay que cuidarlo. Por otro lado, en mi caso no pude beneficiarme de manera creativa. No me fue fácil manejar esa energía tan negativa. El primer mes quise aprovechar el tiempo para adelantar material para mi próximo álbum, pero me di cuenta de que estaba siendo muy forzado. El contexto no sirve para tener la mente enfocada, en mi caso, y se puede forzar hasta un punto la situación del trabajo creativo. Podés forzar armar la estructura horaria, un espacio de trabajo, pero no forzar a que vengan las ideas. Como esto altera el ritmo de todos, me pareció que me lo tenía que tomar con calma hasta que entendamos cómo podemos llevar adelante esta etapa, y después, sí, reorganizarme y juntar fuerzas para la parte creativa.

Muchos aprovecharon la cuarentena para desarrollar talentos o pasiones ocultas, como la cocina, la jardinería… ¿Aprendiste algo nuevo durante estos meses?

La realidad es que la creatividad la usás todo el tiempo para el día a día. Lo único que creo que aprendí a hacer, y tuve que aprender a hacer, fue edición de videos. Eso lo hice para mi streaming y para unas clases que armé para el Centro Cultural Rojas, de donde me llamaron para hacer unos talleres sobre la utilización de los pedales de efectos de guitarra. Me pareció interesante hacerlo para ayudar a la gente que recién empieza y le interesa todo este tema de la electrónica de la guitarra, que yo conozco muy bien. Y todo eso lo hice yo solo. ¿Talentos ocultos? A esta altura, ya no (risas). Para mí no fue un tiempo de ocio. Cada persona es un mundo, igual.

Volviendo al recital del domingo, este formato de show en autocine va a ser una experiencia totalmente nueva para ustedes. ¿Qué expectativas tenés? ¿Y qué podes adelantarnos?.

La idea surge de la productora. Lo recibí con agrado. Había visto, hace unos meses, comentarios de que se estaba haciendo en Europa y me pareció interesante como opción, con algunas reservas claro. Pero me entusiasma el hecho del trabajo, la actividad con el equipo, juntarnos con los recaudos y protocolos debidos. ¡A mi banda este año no los vi! desde diciembre que no los veo. Hemos cambiado videos y hemos hablado, pero no nos juntamos más. Básicamente, lo que vamos a hacer es un show que tiene que ver con los últimos recitales que hicimos el año pasado. Es una revisión, una pasada por temas de mi trayectoria solista, con mis bandas Fricción y 7 Delfines, y temas que he hecho con Gustavo. En este caso, creo que no hay ningún cover de esos covers que me gustan hacer en inglés de vez en cuando. No tendrá partes acústicas, porque ya no quiero ver una guitarra acústica fuera de mi casa (risas). Mirá, yo sé que si pudimos romper la barrera de la cámara haciendo el streaming, creo que podemos romper todos esos parabrisas también. Y de paso se escucha mejor (risas). La idea es que sea un show con el sonido acústico lo mejor posible. No será a través de un dispositivo, sino que va a ser el sonido del escenario. Va a haber mucho volumen seguro. Los privilegiados que puedan ir en auto la van a pasar muy bien, estoy seguro, y lo bueno es que como se hace en streaming vamos a tener otra tecnología, no la hogareña. La gente que vea este show va a ver un show en vivo con público, que eso ya es una diferencia. No nos van a ver a nosotros haciendo que estamos tocando para una audiencia. Nosotros no somos actores, somos músicos.

¿Qué futuro imaginás para los shows presenciales mientras continúe la pandemia?

Yo la verdad no me imagino mucho. La realidad siempre supera cualquier fantasía o a cualquier predicción. No sé si no me imagino o no me quiero imaginar (risas). Lo que yo sí te digo es que hasta que no haya una situación de seguridad, yo no puedo hacer un show como los que venía haciendo con, ponele, 300 personas tope, que para mi estaba buenísimo eso. No puedo pedirle ni al público ni a la banda que corran el riesgo. Eso está descartado, no me lo imagino, para mí no se puede hacer. No es una cuestión de ley o de permiso, es sentido común. Esperemos que al aire libre se pueda llevar a cabo, que en la temporada de verano que ya confirmaron que no va a haber teatros, tal vez se puedan habilitar espacios para tocar. Estaría bueno. Pero también tiene que ver con muchos factores y con el sentido común del público, algo que no podemos controlar. Hay gente que está todo bien y gente que no le importa nada. Así que no sé, es el verdadero No Future (risas).

Hace casi 10 años estás tocando con tu banda Trans-Siberian, a quienes definiste como la mejor banda que tuviste en tu vida. ¿A qué se debe?

Claro, el año que viene cumplimos 10 años. Mirá, yo creo que es por la calidad de la personas, arranquemos por ahí. Somos un grupo humano muy lindo, la calidad de los músicos también. Con algunos nos conocemos hace muchos años, con otros no tanto, pero trabajando juntos armamos una dinámica de trabajo que yo nunca había vivido con mis otras bandas. Hay cierta libertad de trabajo que está buena y los roles están muy claros. Yo podría haber realizado un casting de sesionistas, porque total yo tengo la última palabra. Pero por como soy yo, preferí proponerle a músicos con los cuales ya había trabajado. El único nuevo es Diego Cariola, el baterista, que me lo recomendaron y fue al único que «probamos», entre comillas (risas). Lo demás se fue dando naturalmente. Con Dani Castro hacía años que no tocábamos juntos: él es el actual bajista y fue bajista en Fricción durante la última época. Es un músico increíble y una mejor persona aún, él fue el primero que se acercó a mí cuando yo ni pensaba en armar todo esto para ver en qué andaba y me dijo que cuando hiciera algo que lo llamara, que le gustaría formar parte. Eso es el ejemplo básico, gente que se va a acercando o yo voy proponiendo. Con Gonzalo Córdoba nos acompañamos en la gira de Fuerza Natural con Gustavo, y todo ese trabajo tan intenso y lo lindo que fue conocernos como guitarristas, hizo que cuando se lo propusiera no lo dudara ni un minuto. Además, se da de una manera muy natural nuestro diálogo. Con los violeros pasa eso, te entendés de entrada o no te entendés, o tocan uno arriba del otro viste (risas). Bodie es un compañero de viaje ya desde los ’90s. Él tenía su banda que se llamaba Auge, compartíamos sala y teníamos buena onda, es un chico multiintrumentista muy talentoso y cumple un rol clave en la banda. En estos 9 años de trabajo jamás tuvimos una discusión, ni por egos ni por nada. Somos todos más grandes, por ahí eso tiene que ver. Hay cosas que uno sabe que no van a volar, entonces no las lanza al aire (risas).

Si tuvieras que elegir entre Fricción, 7 Delfines y tu carrera solista, ¿cuál considerás que fue la etapa que más satisfacciones te dio?

La solista, sin dudas. Disfruto todo. Cada momento con la banda, los momentos creativos, las grabaciones de los discos, etc. La etapa solista fue lo que más satisfacción me dio. Obviamente, hay subidas y bajadas como con todo, pero es mucho más intenso que todo lo que hice antes. El momento del escenario como solista no se compara a nada.

Si bien nunca te sentiste muy identificado con el rock nacional, y tengo entendido que no le seguís tanto la corriente a las nuevas bandas que van surgiendo, ¿qué podrías aconsejarle a los nuevos artistas de la escena nacional?

Yo creo que dar conejos no funciona mucho. Cuando me daban consejos a mí yo nunca los escuchaba (risas). Creo que lo importante es no perderle el rastro a lo que pasa en el momento en el que estás arriba de un escenario. Cuando tenés una banda eso es algo que siempre está en riesgo, desde el momento en que se pudo virtualizar tantas cosas de las que se hacen en nuestra disciplina, porque hay mucho trabajo aislado e individual frente a la computadora. Hay mucho trabajo virtual, que lo hago yo también, de mandar los tracks y que otro músico sume su parte, que es otra manera de trabajar. A veces es lo que se puede hacer y, a veces, es lo único que sabés hacer. Eso es lo que creo que no hay que perder: trabajar en equipo personalmente, con cuatro o cinco músicos en una sala mirándose y escuchando lo que pasa. También, no perder la conexión en el escenario, no abstraerse a la tecnología. Que eso no nos aleje del músico que está tocando junto a nosotros. Esa suma energética es lo que hace importante al hecho artístico. Esa suma es más grande que cada uno, esa trascendencia hace que llegue al público. Eso de la presencia no hay que perderlo de vista nunca, sino se corre el riesgo del algoritmo: en un punto la solución dada por los dispositivos hace que ni termines las canciones porque un algoritmo te las resuelve. Eso existe, y no interactuás con otra persona. Lo importante es la discusión, confrontar y debatir para decidir qué es lo mejor para la música.

Por último, ¿qué planes o proyectos tenés en mente para lo que resta del año?

Menos es más, y especialmente ahora. Por el momento tenemos este show del Autocine que está buenísimo y luego voy a hacer otro streaming desde casa. Con eso ya cerraría lo que es el año en cuanto a performances. Después, yo sé que apenas pueda retomar un poco las cosas, me voy a poner a trabajar en la composición. Ahora estoy esperando que terminen algunas cuestiones para dedicarme de lleno a eso. Tengo material guardado que lo dejé para después y tengo ganas de retomar.

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