La cantante y compositora Victoria Reguera, bajo el seudónimo Bop Contra la Cortina, presenta “Morbo”, un álbum de canciones crudas y honestas que funcionan como un mapa emocional, guiado por una feroz voz que combina rock, tango, post punk, blues, funk, jazz y folk.
“‘Morbo’ es un disco conceptual, que busca explorar ese momento de autoreconocimiento en el que te hacés cargo enteramente de la persona que sos, que fuiste y que podés llegar a ser –afirma Victoria aka Bob Contra la Cortina-. Llegás a tu borde, te regodeás de eso, lo disfrutás tanto que lo estirás. ‘Morbo’ es el momento exacto en el que esa pared un tanto elástica busca romperse, porque querés más placer, pero gracias a esta percepción lograda se contiene, se recupera y vuelve a cargar. Es ciclotimia, erotismo, luminosidad, ingenuidad, desborde y todo al mismo tiempo. El concepto estético lo expreso a través de las imágenes que retratan a cada una de las canciones, busqué una estética muy contundente, la humedad, el calor, la sensualidad, la ingenuidad, la esperanza, la amistad, el derroche. Hay muchas cosas dando vueltas, muchos detalles. Son imágenes que tomé en Lanús, mi barrio y la mayoría son en la casa de mi infancia”.
¿En qué se diferencia “Morbo” con tu anterior álbum “Invocación”?
En el trabajo consciente sobre la voz y la expresión de todo mi cuerpo en el acto del canto. En el primer disco no sabía mucho lo que estaba haciendo, me dejé llevar, lo cual es hermoso; pero hoy escucho ambos y el crecimiento y la potencia es notorio. Este laburo lo hice con Melina Moguilevsky, que es una gran profesora y que me llevó a entender y poner en juego todo esto tan importante y que en sí hace al hecho artístico, ser la dueña de lo que quiero decir y cómo quiero decirlo. A nivel composición, este disco es más profundo e intenso. Si bien ambos son conceptuales y en ambos hay una propuesta clara sobre lo que expreso, son dos fotos de diferentes momentos de mi vida y consecuentes con lo que decidí que me pase. Hago énfasis en el verbo decidir, porque en “Invocación” me visualizo y me ubico en la vida que quiero, la llamo, la invoco; y en “Morbo” la estoy viviendo. “Morbo” es la decantación natural de “Invocación” y eso me pone muy orgullosa.
¿Qué cosas te inspiran al sentarte a componer?
Este proceso yo lo tengo super aceitado porque siempre escribí, tengo muy a la mano la capacidad de bajar de manera estética, o a mi manera, lo que se me cruza por la cabeza. Muchas veces lo termino entendiendo tiempo después. Mis canciones son autoreferenciales, aunque esta cuestión de hacerse cargo no es tan transparente para mí cuando lo hago. El otro día encontré un poema que había escrito hace más de diez años que culminaba con “quiero cantar”, porque ni se me cruzaba hacerlo; en Morbo empiezo una canción determinando «Vuelvo a la voz, soy presente es mi estado natural». Estoy dándole cuerpo hoy a mi deseo.
En tu música combinás muchos géneros, ¿de dónde nace en vos esa búsqueda sonora tan ecléctica?
Parte de la decisión de moverme abiertamente por los géneros fue porque quería expresar esa ciclotimia, esa crudeza a flor de piel que expresa “Morbo”. Además, yo soy así, y lo más lógico es que mi composición refleje eso. Soy inquieta, me gusta explorar y me gustan los desafíos. La música es una parte muy importante de mi vida y escucho muchos géneros. En mi cabeza existe un repositorio musical que en algún momento baja y se tamiza con mi manera de componer.
Con el disco ya publicado, ¿qué planes se vienen por delante para la segunda parte del año?
Estoy laburando en canciones nuevas para el tercer álbum. A fines de año la idea es sacar un single, «Gael», que es una canción que le escribí a mi hijo años antes de que naciera, años antes de siquiera pensar en querer ser madre. Volví a leer mis poesías y encontré mi presente en esos escritos. La letra de “Gael” nace de una de esas poesías, una poesía premonitoria.