La entrevista de Alejandro Ferreiro, para El Espectador, de Uruguay.
P: Tenés 29 años, con muchos años arriba haciendo música, y muy asociado a Fun People.
R: Y todavía sigo. Estas son unas primeras vacaciones que tenemos entre 1989 a 2001.
P: Tocando juntos.
R: No. Siempre fui como el único miembro que iba quedando. Ahora somos dos.
P: Pero el espíritu de Fun People era el mismo.
R: Bueno… ¡Qué sé yo! Yo seguía para adelante. Y para adelante siempre. Ahora estoy con el primer guitarrista de la banda, con Jonathan Escarcha, de vuelta con Fun People. Son unas vacaciones que vienen bien porque creo que, desde ahora, los inviernos van a ser de BBK y los veranos van a ser de Fun People.
P: ¿Cuál es la necesidad personal de hacer BBK?
R: Una Funtasía.
P: ¿De qué tipo?
R: No sé… Soy una persona que no sólo escucho música, sino que lee las biografías, miro cine… Me gusta ver lo que hay detrás, pero no tipo «cholulo». Lo hago para aprender cosas, para no cometer errores, para saber qué hacer y qué no hacer. Ya he sacado más de cinco álbumes, un montón de «singles». Lo más típico que hay de los integrantes de las bandas es que alguien se hace solista. Y siempre fui la persona que no tuvo bandas paralelas, siempre fui fiel a Fun People en toda la carrera y ahora me lanzo… Es el momento.
P: ¿Y ahora sos BBK?
R: Ahora soy BBK. Ahora no soy más Nekro. Lo maté… [Se ríe]
P: Pasó a las necrológicas… [Risas] Está bravo: ahora hay que presentarte como BBK…
R: No, decime como quieras. Como decía en otros lugares, ¿cómo le decís a Robert De Niro: «Toro Salvaje»? ¿Y a Arnold Schwarzenegger le decís «Conan, el bárbaro», o «Terminator»? Y a Sylvester Stallone, ¿»Rocky»? Bueno: conmigo pasa lo mismo, pero soy la misma persona. Simplemente, es que me gusta jugar. Le pongo un poco de diversión a todo esto. En la vida todo es muy rígido y yo trato de quebrar eso.
P: ¿Y seguís siendo vegetariano?
R: Sí.
P: ¿Y eso no es muy rígido?
R: No. ¿Por qué? Todo lo contrario.
P: Pregunto porque para mucha gente puede resultar una rigidez.
R: No, no… Yo, igualmente, no llevo una dieta estricta. Yo soy una persona «chatarrera». No como carne, pero soy una persona bastante «chatarra». A veces tengo problemas, a veces no. Pero me siento muy bien. Antes de ser vegetariano siempre me enfermaba, todos los años tenía una recaída. Y después nunca me pasó nada más. Y tengo buenos dientes y todavía me considero con un poco de lucidez… [Se ríe] Creo que es importante para mí ser vegetariano. No es por ser más sano, sino de principios, de tratar de ser lo más bueno posible con los seres que a uno le toca vivir en el planeta. No puedo ser tan radical. Eso sí sería rígido y yo no puedo ser así. O rígido, quizá, sea aceptar que te pongan un churrasco en la mesa y que eso es lo que tenés que comer. Y, a veces, no por una cuestión social o porque no tenés plata, sino porque te dijeron que es así, que es lo que tenés que comer y que es sano. Y para mí no tiene nada que ver.
P: ¿Tenés una dieta para antes de subir al escenario? ¿Tenés una concentración como los jugadores de fútbol…?
R: No, pero tomo un jarabe chino compuesto con varias raíces. Muchas veces toco sin retorno, sin equipos para la voz y haré unas 100 presentaciones o más por año, tocando en cualquier condición. No me quejo, yo lo acepto así, está buenísimo y que siga siendo así… pero la voz se cansa, se desgasta. Hubo un momento en que tuve la voz bastante grave y tenía que ver con la alimentación. Si uno come bien, el cuerpo anda bien. Y si duerme bien, mejor. Y tomar agua, mejor todavía. Tengo un problema con eso: comer bien, dormir bien, y tomar agua, que tomo muy poco. Y comencé a tomar este jarabe. Me lo recomendó un amigo que había de gira con una banda americana, que tocaba todo el tiempo y los integrantes tomaban el jarabe antes de tocar. A mí siempre me gustó ir a los barrios chinos de las ciudades. Uso mucho ginseng, guaraná, lecitina de soja y otras cosas así. Empecé, entonces, a tomar el jarabe antes de tocar. Me ayudó a respirar bien, me hizo bien para los pulmones. Es un jarabe muy bueno, increíble. Lo recomiendo a todos. Ahora lo uso de vez en cuando. No hay que usarlo todo el tiempo. Yo también me harto, pero ahora ando bien.
P: Si te cuidás en todo eso, entonces, no fumás.
R: No, no. No fumo. Me gusta tomar alcohol, la cerveza negra principalmente.
P: ¿Cómo es un día en tu vida?
R: Un día en mi vida… Bueno: hoy me la pasé de radio en radio.
P: Pero esto no es lo común de todos los días.
R: No, no es común. Es algo atípico, que pasa sólo con BBK. Me estoy acomodando, pero es bueno.
P: Antes de hablar contigo estuve leyendo materiales de prensa. Y me pareció a mí que en muchas notas publicadas en medios argentinos había muchas referencias al tipo de vida que llevaban ustedes: muchos amigos juntos llevando adelante un proyecto de vida que está muy asociado al proyecto artístico. Vivir juntos en una casa, grabar, que de ahí salga todo: el concepto gráfico, el concepto de letra, de música. Por eso te pregunto cómo es un día en tu vida, para ver si realmente está tan asociado a otra gente o…
R: De lo que me decís es como si le preguntás a Paul Morris y le preguntás qué pasaba en la «Factory» de Andy Warhol y venía la Vogue o no sé qué revista y sacaban fotos, y decían: «¡Qué loco, es así!», y así pasó con nosotros. Yo vivía con otra gente, que no era la gente de la banda, que tenía otra banda. Yo tenía el sello en mi pieza, el sello era mi cama. Tenía los discos y todo ahí. E hicieron toda una cosa así. Sí hay hiperactividad, un montón. Que es algo que tengo desde que era pequeño. A veces, no la puedo controlar. A veces me trata bien; a veces, mal. No sé si está bien o mal, pero yo sigo así. Ayudado con el té, con el guaraná, el ginseng, el café… ¡imaginate! [Se ríe] No puedo parar. A veces me levanto muy temprano y tengo muchas cosas que hacer. Ahora me pasa que en mi casa tengo un montón de cómics que quiero leer, discos que quiero escuchar y películas que quiero ver pero no puedo porque siempre me estoy metiendo cosas para hacer. Hace como dos semanas que estoy viajando de un lado para otro. Tengo dos días que estoy viviendo en casa, y cuando llego tengo que ocuparme del sello Ugly. También estoy haciendo un cómic, que no lo tomo como una tarea, sino que «me pinta» y lo hago en cualquier lugar. Pero también empezaron a grabar dos bandas nuevas en el sello «Bloquero», que va a grabar el tercer álbum, «Historia del Crimen», también. Tengo reuniones de ese tipo, la vida personal de uno, pagar las cuentas del sello. Hay que pagar un montón de cosas. Pero estoy contento con lo que estamos logrando de a poco.
P: ¿Y dónde entra la composición en tu vida? ¿Te hacés un momento o surge en los ensayos?
R: No. Ando casi siempre con un grabador y grabo. Hago, por ejemplo, una base, canto arriba, básicamente, como Gospell. Y hago una guitarra con la voz, con mi parte compositiva. Canciones como «I do» han salido así. Luego, de ahí, me «agarró» la banda y salió lo que salió. [Se ríe]
P: Y así salió la canción que estábamos escuchando.
R: [Se ríe] Sí, sí. Salen en cualquier momento. Me había comprado una guitarra y me la robaron. Pero estaba empezando a tocar más la guitarra. Antes también la tocaba, y he hecho muchas cositas en las canciones. Pero cuando agarro una guitarra siempre se me ocurren cositas. Pongo el grabador y registro una melodía, una letra.
P: Parecería que lo tuyo se está volcando cada vez más a cantar, ¿no?
R: Sí. Igualmente, es una banda y cada uno aporta lo suyo. Si no, solamente sería un disco «a capella». Es la banda con el cantante.
P: Pero te podés desentender de lo que suena, o estás seguro, estás tranquilo y te dedicás a lo otro.
R: [Se ríe] Sí, sí. Exacto. Aunque siempre fue así, en ese sentido. Cuando agarro un micrófono y canto, siempre voy para adelante. [Se ríe]
P: El micrófono, ¿con «jirafa» o sin «jirafa»?
R: Depende.
P: Es como un apoyo, ¿no?
R: Depende. Depende de cómo ande uno.
P: ¿BBK es más con «jirafa» que Fun People?
R: No… No sé. También, depende. Sí hay un proyecto que tengo paralelo, que he estrenado en algunos lugares, que se llama «Il Carlo». Es, básicamente, haciendo canciones de Edith Piaf, Charles Aznavour, Math Monroe, Frank Sinatra, Nat King Cole… Y un montón de cantantes. Y hago canciones de boleros con un teclado y guitarras. Empezó con lo del acústico, cuando estaba con el guitarrista Gori. Después empecé a intercalar canciones así, e hice dos «shows». Pero, por el momento, lo dejamos ahí.
P: ¿Te gustan esas canciones?
R: Sí, me encantan. Crecí con ese tipo de música.
P: Recién, cuando estabas esperando para entrar, te quedaste mirando la foto de Nat King Cole, aquí, en la radio.
R: Sí. Y la de Marlene Dietrich también. Tengo un álbum de Dietrich. Y de Nat King Cole tengo un compilado de canciones en inglés, pero lo que más me gusta es su pronunciación de cuando cantaba en castellano, que me marcó. Me marcó. Es más: todo lo que encuentran de mí cuando hablo y cambio las palabras así, es prácticamente aprendido del gran maestro Nat King Cole, que no sabía un «pomo» de castellano. Y lo mismo hago con Math Monroe. Son cantantes americanos que querían conmover al público latinoamericano. Y, por lo menos a mí, me han conmovido. [Se ríe]
P: Hacemos una pausa, pero quiero decirles que ustedes podrán ver a BBK el próximo domingo en «Milenio». Los datos del espectáculo se los damos después. Quédense tranquilos.
P: ¿Tocás temprano porque te sigue un público adolescente?
R: Yo no sabía a qué hora empezaba el «show». Pero en la Argentina estamos haciendo «matinées» por varias razones. Primera y principal es que si vos tocás después de las 12 de la noche, siempre se termina a las 3 de la mañana, y no hay ómnibus ni trenes para ningún lado. Es un «garrón» y más en el invierno. Además, dadas las circunstancias del lugar donde vivimos, tanto por las averiguación de antecedentes de la Policía, por los robos y por cuidar a la gente que va a los «shows». Cuanto más oscurece, más aparece. La Policía molesta siempre. Nosotros tratamos de que no pase nada con esto. También es lo mejor porque vos podés hacer dos planes en el mismo fin de semana. Nosotros terminamos generalmente de tocar a las 11 y media o a las 12 de la noche. Los mayores se van a otras fiestas, a otro lugar. Podés ir a verte una película, incluso. Y los menores se van a su casa, o se van a otro lado, si quieren. Básicamente, queremos hacerlo para todas las edades. Porque eso también crea un vacío, una separación.
P: ¿Cuál es el «show» de BBK? ¿En qué se diferencia de Fun People?
R: Tiene una guitarra más. Nada más.
P: ¿Y a nivel de energía, arriba del escenario y eso?
R: Tendrían que ir a verlo. No sé… También depende. Me ha tocado ver bandas tres o cuatro veces, que una vez me «partieron la cabeza» y otras veces fueron lamentables, y otras veces «¡Qué bueno!» Eso depende. No sé: yo tengo muchas ganas de tocar. Vamos a ver cómo vienen los muchachos. Nosotros siempre largamos mucha energía. Energía positiva. Somos personas muy pacíficas, en el sentido de que no andamos agarrándonos a las «piñas» o matando gente por ahí. A veces no es porque no queramos, sino porque nos contenemos. Por suerte, tenemos la música, la escritura y la pintura para volcar toda esa energía negativa, y transformarla en algo súper positivo. Nuestro «cable» a lo bueno, a lo pacífico, a la buena «vibra» es tocar. Es lo que principalmente me lleva a tocar a mí. Yo soy una persona que absorbo mucho la energía negativa. Soy muy receptor de muchas cosas y, lamentablemente, hay mucha mala «vibra» en la calle, en la televisión, en la radio, en la prensa. Entonces, lo recibo y lo vuelco haciendo canciones, tratando de revertir todo eso. Si bien, por un lado, las cosas están muy mal, uno tiene que seguir para adelante.
P: ¿Dónde vivís en la Argentina? ¿En Buenos Aires?
R: No. Ahora vivo en la zona oeste. Siempre fui nómade. Estuve viviendo dos años y medio en una casa muy buena -que era la que te comentaba-…
P: ¿Era en Belgrano?
R: No. En Palermo. Lo que ahora se llama Palermo «moderno», donde están todas las tiendas ahora. Vivía por ahí. Teníamos una casa con sala de ensayo y todo. Estaba muy buena. Ahora vuelvo para mi estado de siempre: nómade… [Se ríe]
P: ¿Dónde naciste?
R: Nací en Campana… Pero tampoco es verdad. Y no te lo voy a decir. [Se ríe] Soy de cualquier lado, estoy en todos lados… (Risas)
P: ¿Mantenés un cierto misterio en torno a eso?
R: Y, bueno… No sé… Hay que crear el personaje. Eso lo dijo Sandro una vez. Te dije la edad, pero lo otro no te lo voy a decir. Si no, me «desnudo» demasiado…
P: Bien. Y cuando eras niño, ¿ya pensabas en todas estas cosas?
R: Bueno: yo considero que todavía no puedo entrar en la etapa de la adultez. En lo que para mí es la etapa de la adultez yo no puedo entrar. Para mi visión de lo que es la adultez.
P: Está bien, pero recordate con 4 o 5 años: ¿pensabas tener una guitarra colgada, pensabas cantar? ¿Qué proyectabas?
R: Te voy a contar algo muy personal…
P: ¿Qué querías ser «cuando fueras grande»?
R: Veterinario. Quería curar a los animales. Quería tenerlos muy cerca. Rescataba animales de todos lados y los traía para mi casa… También tengo grabado un «tape» grabado, con mi papá, con un pianito chitquitito, de madera. Y tengo un «tape» tocando, cantando canciones, y mi «viejo» presentándome. Se ve que lo venía llevando… Pero lo mío siempre fue por la escritura…
P: ¿Lo personal que me ibas a contar es esto?
R: Sí, es esto. Que tengo grabadas cosas que nunca dije. Pero, bueno: ahora te las dije. Tocaba el pianito y cantaba canciones. No las notas, pero… Como lo que hago ahora, [Se ríe] que yerro siempre, pero la voz siempre va bien. O, por lo menos, eso es lo que yo creo. Bueno: me perdí. ¿Qué te decía?
P: Que tenías grabado ese «tape»…
R: Bueno, nada. Eso. No sé qué quería ser, en realidad. Entré, básicamente, en todo esto, escribiendo. En un momento, había unos chicos del barrio en Campana que tenían una banda, y no tenían cantante. Y me dijeron: «¡Dale, dale! ¡Vení a gritar!» Yo ya hacía «Funzines» y tenía cosas escritas que no se las mostraba a nadie porque sabía que iba a herir, incluso, a personas que estaban al lado de mí. Pero después me dije: «¿Por qué no? Lo voy a decir». Y lo dije, así, con un micrófono. Y entré. Así no más. Entré con la banda. Muy simple. Era una ciudad muy aburrida. Sigue siéndolo. O me convertía en un borracho o salía. Vi otros chicos que eran mayores que yo, y dije: «Esto no es para mí». Y sin quererlo, la música me llevó para otro lugar. No quiero decir que «borracho» sea una cosa negativa. Porque algunas personas no encuentran otra solución, encuentran en la bebida algo para evadirse, lo que encuentro totalmente posible. Pero no para mí.
P: No te imaginás tu vida, entonces, en este momento, alejada de la música.
R: No, no. No puedo. Puedo dejar de comer, pero no puedo parar de hacer música.
P: ¿Se ha convertido en tu sistema de vida en lo económico?
R: Actualmente, sí. Sí.
P: ¿Esto es una cosa reciente? Porque hace más de 12 años que estás en esto.
R: Yo creo que hace tres o cuatro años. Nunca pensé: «Empiezo a tocar música y voy a grabar un disco». Siempre fui: «¿Grabamos?» «Sí, qué sé yo…». Y cuando empezamos a grabar, empezamos a grabar. Pero como que nunca pensé que iba a grabar un disco o hacer una gira. Tenía algo más que ver con la terapia a la que uno va con un psiquiatra: yo iba y me largaba ahí toda la furia. Y sigue siéndolo. Nunca pensé que iba a haber gente que iba a comprar cantidades de discos o que iría a un «show» o iba a pagar por ver lo que se hacía. Es algo que nunca lo esperé. Siempre me las arreglé de una u otra manera. Cuando tuve que irme de casa, que no aguantaba la situación que había de «¡No podés tocar la guitarra, no podés cantar! Tenés que hacer otra cosa», me fui, me fugué. Nunca me importó qué iba a comer o dónde iba a dormir. No sé… Creo que me hecho, básicamente, con la tabla de «skate» en mis brazos y un bolsito. Donde paraba, estaba. Lo más importante que yo tenía que hacer, mi misión, era llegar y tocar y cantar. Era eso. Nunca me importó otra cosa. Tampoco me va a afectar si no está todo bien, porque en las carreras hay picos y caídas. Yo vengo de la nada, y uno se va sin nada.
P: Cuando uno en Uruguay uno saca el pasaporte, el pasaporte dice qué es uno. En mi pasaporte dice «Periodista». Me costó… [Se ríe] Un día lo puse, pero durante mucho tiempo figuraba como «Estudiante». El otro día conversaba con alguien acá que me decía lo mismo: que le había costado pasar de «estudiante», una especie de resistencia a crecer. Y, también, esa cosa que uno no sabe si creerse o no lo que quiere ser. No sé cómo es el pasaporte argentino, pero vos, ¿te presentás como músico?
R: No. Cuando tengo que poner algo cuando salgo del país, pongo… [Se ríe] «Viajero»… Pongo «Estudiante» porque también soy un estudiante. Estudio yo: estudio todo el tiempo, aprendo. Siempre aprendo. No sé… Pongo «Skater»… Pongo cualquier cosa.
P: ¿Seguís andando en «skate»?
R: Sí, sigo andando. Mucho menos que antes. Antes lo consideraba muy vital. Ahora lo sigo considerando vital, pero estoy muy alejado. Estoy más con la música. Siempre, para mí, estaban de la mano. La música, la que conocí, el rock and roll, un rock que conocí, lo conocí gracias al «skate». Y la mayoría de amigos con los que estoy tocando ahora los conocí por intermedio del «skate».
P: ¿Seguís viendo películas de «skate»?
R: ¡Sí, claro! «Free willing», «El Fantástico mundo del skate». En esta película, un «loco» que era como el «manager» lo lleva a tocar en una camioneta por todos lados. Tiene un montón de problemas y cuenta las cosas que pasaban en una gira. Y eso es lo mismo que pasa en una gira de rock.
P: Dice Adrián, de Villa Española: «¿Qué se hizo de aquellas bandas hard cord argentinas, que tenían muchas iniciales en sus nombres? ¿Va alguna ballena inflable en este show?»
R: No, no. A fines de los 80, se había formado el Buenos Aires Hard Cord: el BAHC. Y de eso ha quedado un montón de recuerdos y de estímulos que nos han impulsado a hacer cosas. Muy buenos recuerdos, más que cosas negativas. Y cada uno ha seguido su línea. Ahora, de las que siguen, son minoría activa.
P: ¿Ballena inflable para el «show»?
R: No, no. Porque era un presupuesto. Si tuviéramos un auspicio de muñecos inflables para la pileta, lo haríamos.
P: Adrián dice que Fun People es una de las bandas más sinceras del punk rock argentino y que le gustó mucho. Y anuncia Adrián: «Voy a estar el domingo. Espero que esté bueno». Es casi como una amenaza… Que es tranquilo. Lo hemos conocido. Ha venido, y es un tipo controlable. Así que quedate tranquilo y tocá sin presiones… (Risas)
R: ¡Ah, bueno!
P: Mucho éxito para el domingo. Que lo disfrutes, y que sirva para que vuelvas más adelante.
R: Sí: vamos a volver, de todas maneras. Salga como salga, siempre vamos a estar acá.