La artista presentó un disco narrativo que interpela desde la ficción y abre nuevos caminos estéticos y sonoros.
Después del fenómeno de Llorando en la fiesta (2022), Blair vuelve con un segundo disco que marca un giro total en su propuesta artística. Bar Scorpios, publicado este año, propone un relato cargado de oscuridad y peso emocional, sostenido por un nuevo personaje: Teresa. El álbum abandona las confesiones amorosas de su debut para explorar la frustración, la angustia existencial y la desesperación ante un mundo que no ofrece respuestas.
“Yo lo que quería hacer, más allá del disco, era una historia. Lo pensé como algo con inicio, nudo y desenlace. Entonces tuve la necesidad de crear un personaje”, explicó la artista en una entrevista con Tomás Delgado, dejando en claro que Teresa no es Blair ni una versión de sí misma, sino una protagonista independiente, con sus propias heridas y su vínculo particular con la fe.
Ese quiebre se refleja en canciones como Padre nuestro o Rabia del corazón, donde el amor ya no es dirigido a una pareja sino a un Dios ausente. “En este disco el único tema de amor es Rabia del corazón, que es para Dios”, comentó, y agregó: “Llorando en la fiesta es una preadolescencia tipo ‘ok, me rompiste el corazón, me voy a morir’, y este es como el paso a la adultez, más harta, diciendo ‘dentro de todos los males que hay en el mundo, que me rompan el corazón es lo mínimo que puede pasar’”.
A diferencia de su primer trabajo, que respiraba intimismo y desahogo sentimental, Bar Scorpios está pensado como una obra conceptual que interpela desde otro lugar. “Me alivió mucho hacer este disco”, contó Blair, y subrayó la identificación que genera con su público femenino: “Las mujeres se me acercaban y me decían ‘gracias, te metiste en mi cabeza’”.
Esa conexión también se ve en los juegos, las búsquedas del tesoro y los vínculos que se generan en redes sociales. “Siempre me sorprenden. Incluso hubo un error en la localización de una de las iglesias, pero nunca me recriminan, se cagan de risa. Por eso les digo que son mis amigas. Genuinamente lo siento así, un vínculo, medio un culto”.
El relato del disco gira en torno a una idea de quiebre profundo. Teresa, el personaje principal, pierde su fe y busca respuestas que no llegan. “Es una chica que nunca conoció más que lo que tiene y eso le falló. En este caso es la iglesia, pero se puede aplicar a cualquier cosa”, explicó. “Tiene una relación medio parasocial con Dios y le reclama, por ejemplo en Rabia del corazón, que nunca está para ella”.
Entre la narrativa intensa del disco y sus climas oscuros, también se destacan las colaboraciones. Blair convocó a tres figuras clave de la escena: Mariana Enríquez, Dillom y Santiago Motorizado. “Mariana era obvio. Más allá de lo que es ella como escritora, es como le dicen ‘la mamá de las chicas’. En su libro explica lo que es ser fan, cómo las matan a las chicas solo por ser fanáticas de algo”.
Sobre Furiosa, su canción con Dillom, explicó que buscaba generar un enfrentamiento simbólico entre una mujer y un hombre. “Fue como castear un actor. Él tiene un tema que se llama Muñecas que toca esta temática similar, y se generó como un universo compartido. La gente comentaba cosas como ‘esta es la contracara de Muñecas’”.
La participación de Santi Motorizado fue pensada desde un lugar más emocional: “La canción se llama Hombre roto y me pregunté cuál es mi voz favorita en español. Santi solo tiene que decir ‘Aaah’ y ya me largo a llorar. Este hombre transmite esa desesperanza y esa tristeza que me parecía ideal”.
Para Blair, el disco no es solo un paso más en su carrera: es una declaración. “Quiero pensar en el disco como un refugio para ellas”, dijo, pensando en sus seguidoras. Un espacio seguro, narrativo y musical, donde el dolor no se niega, sino que se abraza y se convierte en historia.