Daniel González toca porque le gusta, y así lo deja claro en ésta entrevista.
Sabía que «Alambre» González tocaba en Retiro, en la feria que está frente a la Estación Terminal. Andaba yirando por Buenos Aires, buscando encontrar respuestas sobre algún adoquín.
Había tratado de contactarme con él para hacerle una nota, pero no había tenido éxito. Así que fui al recital, grabador, pilas y cassette en bolso, por las dudas.
Me senté en el cordón, a los pies del escenario, ahí al lado del sonidista. Entre tema y mate, pensaba cómo me acercaría a él, qué le diría.
Alambre González, quien integrara la legendaria banda MAM junto a Diego Arnedo, Ricardo y Omar Mollo. Quien posee la increíble sensibilidad de hacer estremecer al viento con su guitarra. Quien grabó con tantos músicos grosos, como Pappo, Luis Salinas, solo por dar algunos ejemplos. Lo tenía ahí, a dos pasos.
La vibración de los parlantes me golpeaba el pecho, la magia que salía de sus manos me agitaba el corazón.
Y cuando me acerqué, me dio la mano, como si fuera su amiga de años. Cuando me repuse de la sorpresa que me dio su simplicidad, empezamos la nota.
¿Por qué y cómo elegiste la guitarra como tu instrumento?
Eso es ya pre-historia, ni me acuerdo cómo empecé… Arranqué de chico, tocando cosas de folcklore, empecé con otro palo. Hasta que en los ’70 me empezó a pegar… una vez me acuerdo que vi Manal colgado de una ventana a cinco cuadras de mi casa, que fue el final, creo que uno de los últimos shows… Y claro, yo pendejo, imaginate, me voló la cabeza. Así que llegué a mi casa, creo que puse cuerdas de acero en una criolla, volé el puente, viste todas esas cosas que hacemos de pendejos, y ahí empecé. Comprando discos de la primera época, de Pappo, de toda la movida de aquella época de los ’70. Y bueno, ahí arrancamos. Tocando mal, pero con ganas.
¿Por qué elegiste el blues, qué significa para vos?
La música negra a mi me pegó de chico. Yo me acuerdo que en la época de los long-plays, viste en las bateas… bueno, no se si te acordás cuando existían las bateas, vos sos más chica, había toda una batea de discos y no se qué pasaba que los discos de música negra: Earth Wind and Fire, Chaka Kan, toda esa movida que había antes, eran los discos más baratos. Entonces a veces elegía comprar tres o cuatro de oferta por uno que estaba de onda en esa época. Así que empecé a comprar discos de negros, Ottis Reding… qué se yo. En esa época yo no sabía mucho, pero me mataba la música negra. Así que empecé a escuchar blues. Bueno, de chico toqué con Pappo a eso de los 19 años, que fuimos a hacer una gira cortita que para mí fue una experiencia bárbara. Y ahí me empecé a conectar con el blues, empecé a escuchar a Howlin’ Wolf, Johnny Winter, todo lo que fuera blues, rock&roll… hasta el día de hoy sigo escuchando a los mismos que escuchaba en esa época, me siguen inspirando, está bueno.
¿En qué momento vos decidiste hacer de la música tu forma de vida?
Y estoy tratando todavía de hacer una forma de vida…(risas). Es bravo, tenés épocas buenas, épocas que bajan. Pero lo importante es que trato de no tomarlo… porque si ésto lo tomara como un negocio creo que estaría mal en este momento. O me sentiría mal cuando las cosas van mal. Yo creo que lo principal es tener como meta la música, pasarla bien así hayan diez personas, o lo que fuera. Bueno, cuanta más gente venga, y venga guita y pueda haber negocio con esto, mejor. Y si no, seguiré tocando igual. Porque primero está esto, después todo lo demás. Prefiero laburar de otra cosa de última, pero seguir tocando lo que me gusta, pasarla bien con mis amigos… eso para mí no tiene precio.
Vos sos un guitarrista muy virtuoso, has tocado con músicos muy importantes, perp por ahí no tenés el reconocimiento que tendrías que tener. ¿Vos pensás que tiene que ver con una elección de vida?
Puede ser. Puede ser a lo mejor que yo haya mantenido un perfil muy bajo, con mi manera de ser. Porque de hecho toqué con mucha gente conocida, soy amigo de toda la camada… bueno, de Ricardo Mollo, hemos empezado juntos, con todos los que están dando vueltas. Es algo que tendría que haberme replanteado y nunca le dí bola, nunca me lo tomé demasiado en serio, o toco cuando tengo ganas. Tuve épocas jodidas en las que la he pasado mal, por bardo y delirios que por ahí uno le da más importancia a la cosa destructiva que a la música. Entonces eso por ahí te aleja un poco de la música. Pero recién ahora estoy disfrutando con todo tocar, hacer música. Por eso, los tiempos… quién te dice qué es cuándo y cuándo no, si no tratar de pasarla lo mejor que pueda, estar bien con uno. Así que no sé cuáles serán las causas… después cuando lo descubra te cuento (risas).
Hablando sobre Divididos, el otro día había una encuesta que le hacían a los «Santos en remera» y preguntaban quién sería el cuarto Dividido, y muchos te mencionaban a vos… sos como el invitado eterno…
Eh, mirá que buena onda. No te puedo creer, no sabía eso. Qué bueno. Sí, ahora me llamaron para tocar en River, que va a estar buenísimo porque Luis Spinetta va a estar invitado a hacer «Despiértate nena», tocan antes, así que va a ser una fiesta. Y para mí es una gloria porque es tocar con amigos de la infancia. Está bárbaro, está buenísimo eso. Es una buena experiencia.
Contanos qué estás haciendo ahora, cómo es tu banda…
Ahora estoy con chicos nuevos, estoy con pibes que por ahí no tienen trayectoria pero se armó una banda así medio de amigotes. Salimos a tocar, y cuando no nos juntamos a comer pizza y a ver videos. Entonces se hizo una buena onda grupal. Teníamos un batero que ahora se fue a Ecuador, así que este chico que está tocando ahora es nuevo, Omar Smith. Y estamos probando un cantante, este que viste hoy, estamos probando a ver qué onda porque no quiero cantar tantos temas. Me hincha las pelotas cantar sin tocar la viola, quiero tocar la viola. Así andamos, remando y dándole para adelante.
¿Y alguna vez vamos a tener el gusto de tenerte en Rosario?
Cuando me lleven, ya estoy allá. Ahora creo que voy a estar tocando en Paraná, por el 24. Pero cuando haya algo más confirmado, aviso.
Y no puedo esperar a verlo en mi ciudad, llevando su blues, con algo de rhythm & blues, rock&roll y algo de funk. Recorriendo sus placas «Alambre & La Doble Nelson», «Malambo» y «Alambre & Los Vibrokings – Sopa Caliente». Llenando el aire de la ciudad con el virtuosismo y groove de su guitarra, creando ese instante único en que uno se siente más cerca del cielo.
Una frase me cierra tras sus palabras: solo los genios son humildes.
