El nuevo trabajo de la artista retoma la raíz del rock argentino para interpelar al presente con crudeza, ironía y nuevas búsquedas sonoras.
Marilina Bertoldi lanzó Para quién trabajás Vol. I, su quinto álbum de estudio. Se trata de una obra intensa, en la que la compositora, instrumentista y productora plantea un recorrido emocional y político atravesado por preguntas sin respuestas cerradas. Grabado entre su home studio y el estudio Los Días Perfectos, con la participación técnica de Mariano Otero, el disco representa una de sus búsquedas más personales y arriesgadas hasta la fecha.
La artista se encargó de todos los aspectos del proyecto: desde la composición hasta las programaciones y la producción final. Con una sonoridad que ella misma define como bedroom rock, Bertoldi deja de lado la guitarra eléctrica como protagonista y se apoya en sintetizadores, beats y samples. El resultado es una colección de diez canciones que oscilan entre el deseo, la crítica, el desencanto y una particular luminosidad, siempre desde una mirada honesta y sin concesiones.
El disco se abre con los tracks “Para quién trabajás” y “No quieren más mi rocanrol”, donde aparecen algunas de las claves del álbum: una mirada crítica hacia el contexto, una puesta en cuestión del presente político y cultural, y una clara influencia de los años ochenta, con guiños sonoros a Charly García, Sumo, Virus y Tears for Fears. “Van a despertar al gordo”, canta Marilina en una de las frases más potentes del disco, como una advertencia y también como una forma de nombrar al cuerpo colectivo que se siente asfixiado y necesita reaccionar.
Dos adelantos habían anticipado el espíritu del álbum. “Autoestima”, con base de mantra y estribillos filosos, se planta como una declaración de autonomía: “me construí sola, no me vendas nada”. En contraste, “Por siempre es un lugar” despliega una balada cargada de emoción y referencias al rock alternativo de los ’90, donde se cruzan climas íntimos y arreglos delicados. A lo largo del álbum, el cuerpo y el deseo están presentes no solo como tema, sino también como vehículo narrativo. La tensión entre agotamiento y potencia atraviesa las canciones sin disolverse nunca del todo.
El cierre del disco, “Monstruos”, aborda el tema de los lesbicidios con una intensidad difícil de esquivar. La canción, construida desde una poética oscura, canaliza el dolor sin intentar suavizarlo, y funciona como una síntesis emocional de todo lo recorrido. En medio del dramatismo, hay pasajes de alivio, como los audios de voz de sus sobrinos que enmarcan el álbum, sumando un contrapunto tierno y familiar a una obra profundamente inquieta.
Para quién trabajás Vol. I no propone respuestas ni busca ser digerido fácilmente. Es un disco que interpela, desde el sonido y desde el discurso. En un momento de gran confusión social, Marilina Bertoldi retoma el lenguaje del rock para formular nuevas preguntas, sin nostalgia y sin pedir permiso. Su obra resuena con fuerza en una escena que, quizás, necesitaba exactamente eso: una voz incómoda, lúcida, y decidida a hacer las cosas a su manera.