Es el noveno disco de Virus, a nueve años del último, Tierra del Fuego. Y nueve años debieron pasar, entonces –Nueve se grabó en diciembre- para que un grupo de músicos se animara a volver a entrar en un estudio a grabar con ese nombre. Después de varios intentos frustrados, de algunas incorporaciones y otras ausencias, el legendario Virus -aquel crack entre el viejo rock nacional hippie y el pop moderno, masivo, bailable y refinado- tiene un nuevo álbum con diez canciones flamantes, originales. No debe haber sido fácil: todos -músicos, fans, críticos- saben que Virus significa mucho para la música popular argentina, y todos saben también los riesgos que se corren con un nuevo disco. Pues bien: prueba superada. Nueve propone más futuro que pasado, y eso, tratándose de un grupo con 17 años de historia, es saludable.
Atrás quedaron Mario Serra -dedicado a tocar la batería con Charly García- y los grupos Aguirre -de Marcelo Moura-, Limbo -de Julio Moura-, Carmen -de Quique Mugetti- y Viaje a Venus -de Daniel Sbarra-, todos tímidos proyectos que ayudaron a elaborar el duelo y a madurar la inevitable vuelta. Como en Tierra del Fuego, la voz está a cargo de Marcelo Moura, cuyo personal estilo parece mezclar la bella manera de cantar de su hermano Federico (fallecido en 1988) con la de admiradores confesos de Virus como Diego Frenkel y Rodrigo Martín, de Juana la Loca. A diferencia de Tierra del Fuego —grabado en plena agonía de Federico-, Nueve suena más distendido. Por supuesto, hay otras novedades: baterías sutiles, ritmos latinos que recuerdan a “Caliente café”, una versión bossa nova de “Mirada speed” y algunos coqueteos con los sonidos de los go (pop acústico en “Cuando yo desespere”; disco tecno en el autocover del mega hit “Amor descartable”, incluido sólo en el simple América fatal). El mejor nuevo Virus aparece, sin embargo, cuando no se preocupa por sonar actual sino por hacer apenas buenas canciones pop. Y Nueve las tiene: “Lucy”, “América fatal”, “Extranjero”, “Desayuno para un rey”… Hay simpáticos guiños al viejo sonido de teclados del Virus de Relax y Locura -como en “Cuervos”-, y algunas cicatrices (“No vuelvas hacia atrás, no caigas bajo el sol, no escondas tu temor, no escapes de tu voz, no rompas el cris» tal, nunca más”, de “No caigas bajo el sol”).
Aitor Graña -ex baterista de Juana la Loca- y Patricio Fontana -ex tecladista de Limbo- se sumaron al nuevo Virus, y también se incorporó, como letrista, el poeta Ricardo Ache, menos irónico y más directo que Roberto Jacoby, autor de varios de los hits del grupo.
Grabado en Miami, en los estudios de la banda de reggae Inner Circle y con el aporte de sesionistas (los vientos de la Miami Sound Machine y Eguie Castrillo, percusionista de la banda de Tito Puente, entre otros), el disco retorno de Virus ya puede escucharse, ya se hizo, ya pasó. Es un dignísimo regreso. Si llega un décimo álbum, ése será el de la consolidación.