«Ardimos» remite a un tema de la discografía paralela de Estelares en el que los platenses pulsan su nervio más electrificado, acoples incluidos. Tiene sentido entonces que hayan elegido el mismo título para su tercer álbum, el más directo, el más rockero de todos. Esa línea que venía intensificándose en el sonido de la banda es profundizada por la producción del perico Juanchi Baleirón con un minucioso trabajo que pone de relieve los planos y matices que aportan las guitarras. Aunque, claro, sin caer en dogmas que impidan meter unos samples por aquí y un ritmo tecno-pop por allá.
Entre invitados estelares (Andrés Calamaro, Hilda Lizarazu, Gabriel Carámbula y el propio Baleirón) y un reguero de guiños sabiamente esparcidos (desde frases sueltas como «Stand by me», «Federico y Miguel ya no están» o «Son las 6 y Lennon suena en la radio», hasta la versión final de «Birds», de Neil Young), Manuel Moretti agudiza su pluma para retratar con habilidad carveriana el abismo que se abre en situaciones más o menos cotidianas. Un rasgo que sobresale en «América», «Disco Pub» y «En la habitación». Se trata canciones sencillas en apariencia, enmarcadas por sus clásicas melodías agridulces. Tardaron un largo rato en ver la luz, pero la espera valió la pena.