Con versiones de temas de Charly, Radiohead, Bowie, Quilapayún, Silvio Rodríguez, Mano Negra y de Don Cornelio y Los Visitantes, Palo sigue ampliando horizontes. La crítica de Mariano del Mazo, para Clarín.
Palo Pandolfo es una rara avis dentro de la música popular argentina. Lo intentó casi todo, fue a fondo, tensó límites y, quizás a su pesar, logró definir una obra poderosa, despareja y en muchos pasajes genial. Hizo pop, rock y trash con Don Cornelio y la Zona; folclore, tango y reggae con Los Visitantes; fue solista, trovador, poeta; utilizó bases electrónicas; conoció el leve estrellato a fines de los 80 y se diluyó entre sus propias contradicciones y la impiedad del mercado discográfico.
Ahora, ya en plan solista, y con un disco de canciones nuevas terminado pero sin editar (Intuición), Palo Pandolfo vuelve a sorprender con un disco de covers. Toda una curiosidad: no sólo porque Palo nunca tuvo una voz amable (sus canciones brillan por esa intensidad autorreferencial que le imprime a cada interpretación, no por la afinación), sino porque históricamente siempre ha compuesto más de lo que grabó. En ese sentido se puede trazar una analogía entre este «Antojo» y El cantante de Andrés Calamaro (a la sazón, productor de aquel primer e histórico disco de Don Cornelio de 1987).
El repertorio elegido por Pandolfo es extrañísimo y va más allá del mero eclecticismo. Para empezar, y como ya lo hiciera con Juegos de la mente de John Lennon, adapta al español algunos temas en inglés como Ceniza a cenizas de David Bowie, Karma Police de Radiohead, Exodo de Bob Marley, She de Charles Aznavour según la versión de Elvis Costello. No son estas versiones lo mejor del disco. Lo más interesante son sus abordajes de canciones como Hipercandombe (La Máquina de hacer pájaros, con Charly García haciendo el solo orginal de sintetizador), Sueño con serpientes (Silvio Rodríguez), Vamos mujer (de La cantata de Santa María de Iquique, de Quilapayún), La búsqueda de la estrella (Spinetta), Mala vida (Mano Negra) y las reversiones de temas propios como Ella vendrá (con el exquisito aporte, casi femenino, de la voz de Adrián Dargelos), Tazas de té chino, Playas oscuras y Antojo.
Con un concepto general bastante electrónico, la producción certera de Tito Losavio e invitados varios (además de Charly y Dargelos, entre otros, Ariel Minimal, Super Ratones, Juanchi Baleirón, Gringui Herrera y Juan Subirá), Palo Pandolfo no puede consigo mismo y se pone bizarro en una versión tecno-milonguera de Volare, el clásico de Domenico Modugno y rioplatense en su Karma Police, el tema de Thom Yorke.
Incómodo, si se quiere irracional como todo antojo, el disco —que sale el lunes 16— es un capítulo más de la leyenda del indomable. A los 39, Palo Pandolfo sigue investigando ritmos y líricas, ampliando horizontes. Sus caprichos no son otra cosa que gestos artísticos. Su mirada maldita, pura honestidad.