En su segunda presentación en menos de tres meses, Los Fabulosos Cadillacs volvieron a detonar el estadio de Av. Madero y continuaron presentando temas nuevos.
Resulta imposible para una banda con 30 años de trayectoria escoger el repertorio de un show que cómo límite roza las 2 horas. La llegada de un nuevo disco siempre es motivo de celebración, pero es innegable que los temas que más emocionan son los clásicos, los viejos amores.
Para la suerte de su público, los Cadillacs son tan fabulosos que conocen bien las reglas y saben cómo aprovechar el tiempo al máximo. Tras una pantalla en blanco y negro que mostraba imágenes de un mar y de un solitario faro, comenzó a sonar «El impacto», corte de «La Salvación de Solo y Juan», aún sin los músicos en escena. Pero para sorpresa de todos, el show inició explosivamente con «Mi Novia se Cayó en un Pozo Ciego» uno de los hits de sus inicios por el 1987. Continuaron con una espléndida lista: «Las Venas Abiertas de América Latina», «El Genio del Dub», «Demasiada Presión» y «N° 2 en tu Lista», el campo del estadio no dejaba de saltar al ritmo de esos clásicos que marcaron un antes y un después en la carrera de LFC.
Si bien el show estuvo mayormente colmado de los temas ya instalados en la cultura musical, los Cadillacs se han tomado el atrevimiento de presentar en este segundo acto un buen número de canciones nuevas que forman parte del disco que, tras 7 años sin meterse al estudio, conmemora sus 30 años de carrera y se posiciona como uno de los mejores materiales del año. «Averno, el fantasma», «El rey del swing», «La tormenta», «Juan», «No era para vos», «Canción de Solo para Juan» y «El profesor Galíndez» con el mismísimo Flavio caracterizando a un temible profesor de «la vieja escuela», aquellos que le pegaban a sus alumnos con una regla.
Otros infaltables en la lista fueron: «Manuel Santillán, El León», «Calaveras y Diablitos», «Saco Azul», «La Luz del Ritmo», «Carnaval Toda la Vida», «Carmela», «Malbicho» y «Matador». Con esta última abandonaron el escenario unos minutos para recargar energías y regresar para entonar la famosa balada «Siguiendo la Luna».
Si hay algo que se puede destacar por sobre todas las cosas, es el rol de los hijos y sobrinos postizos Florián Fernández Capello (21) en la guitarra y Astor cianciarulo (18) en la segunda batería y segundo bajo, quienes han demostrado que con tan poca edad lograron alcanzar el nivel para acompañar a sus padres en su regreso a los escenarios tras dos años sin subirse oficialmente a las tablas porteñas.
Todo el show estuvo originalmente acompañado por las ilustraciones audiovisuales en vivo del Dr. Alderete, dibujante argentino radicado en México, que tenía una imagen para darle vida a cada canción representando en una pantalla la imaginación de muchos al escuchar esas estrofas. Entre otros que se sumaron a esta puesta se encuentran Daniel Melingo con su clarinete en mano para interpretar una gran versión de «Mañana en el Abasto». Al momento de tocar «Belcha» llamaron a quien por sus inicios los acompañó en cada paso, bautizado como Luciano Jr. (su nombre como Cadillac) y más conocido actualmente como El Tirri.
Para el gran final se guardaron los mejores temas, «Vasos Vacíos» Y «El Satánico Dr. Cadillac» que fueron cantadas desaforadamente por las plateas y el campo del mítico estadio. Pero definitivamente la gran elegida fue la que todos coreaban al son de «Nooo nos vamos nada, que nos saquen a patadas», con la presencia nuevamente de Daniel Melingo, El Tirri y con Vaino Rigozzi, primer guitarrista de la banda, entonaron «Yo no me sentaría en tu mesa» a todo pulmón.
Luego de su despedida y de ese abrazo triunfal entre todos los miembros, viejos y nuevos, de LFC, el Sr. Flavio se quedó solo en escena para deleitar con una maravillosa versión en bajo del Himno Nacional Argentino que puso a todos de pie y llenó de orgullo los corazones de los presentes.
Foto: Hernán Vallejo.