La crítica de Oscar Jalil, para la Rolling Stone.
Fiel a los designios del deseo, Francisco Bochatón habla de amor con la autoridad del poeta incómodo. Hasta decir palabra es un relato romántico cargado de confesiones agridulces. Las canciones se mueven en el vaivén que va de la pasión al dolor. Por eso no hay certezas sentimentales, sólo fragmentos de algo parecido a la felicidad o la angustia. Al frente de estas cascaritas del corazón, una voz frágil invita a reconocer fuerzas inpredecibley cambiantes. La apuesta expresiva funciona en las melodías que sostienen y ubican a las palabras. Bochatón suena seguro y por momentos recurre a la memoria de su ex banda: el frenesí eléctrico de Peligrosos Gorriones aparece en El Gorila, y también cuando busca la belleza de la canción perfecta (Idea única, Te amoy «Flor de locos). Bajo el amable amparo del sello Indice Virgen y con la ayuda de varias luminarias indies -no hay que olvidar el delicado aporte de Celeste Carballo-, el cantautor platense cruza la frontera de la medianía low-fi. Después de Cazuela (su debut solista, de 1999), con esta Palabra y sus once canciones, Bochatón deja constancia de que ya no es una promesa potencial del rock argentino de cosecha reciente.