El segundo disco de los Jóvenes Pordioseros fue editado a través de una discográfica internacional y marca un salto de calidad con respecto al trabajo anterior.
El nuevo trabajo de los Jóvenes Pordioseros ofrece dieciséis canciones que cuentan historias bien urbanas proyectadas sobre pasajes musicales correspondientemente consolidados. Se trata de su primer trabajo para una compañía multinacional (Warner) y el nivel se evidencia en la calidad de la grabación y la presentación (la mezcla es excelente).
Se puede decir que los Pordioseros consolidaron su sonido y su discurso alrededor de la máxima Sexo Droga & Rock´n´roll sin prestarle mucha atención a las sutilezas. El personaje desde el cual se presenta «Vicio» es un tipo contaminado, noctámbulo y al que le va muy muy mal con las mujeres. En buena parte del disco existe una línea contundente de rock duro y honesto que relata rupturas amorosas, fisuras e insomnio. Las canciones se dividen entre las desaforadas y las compuestas para ser cantadas al oído de una chica.
Buenos momentos: la apertura al palo con «105 y 3», la base de bajo de «Estatua», la voz quebrada de Toti (compositor de todas las canciones) en general y sobre todo en «Hombre rocanrol». También hay una infaltable balada («Nunca me enseñaste»), un poco de despecho absurdo («Te la regalo / quédatela / ya no la quiero / llévatela / está perdida / si me engañó…» en «Te la regalo»). El clímax parece lograrse en «Sólo y duro».
Es innegable el desarrollo de un estilo propio y diferenciado; más allá de las reminiscencias innegables a la filosofía, pose y sonido de Sus Majestades Satánicas, la banda a la que más se parece Jóvenes Pordioseros es… Jóvenes Pordioseros. Con respecto a su debut («Probame», 2001) la banda proyecta un paso adelante y, por momentos, vuela. «Vicio» es un trabajo agradable que da muestras del aplomo de un grupo de rock con oficio que consuma el objetivo de hacer un disco mejor que el anterior y seguramente peor que el próximo.