El nuevo material de Los Cafres resultó de lo más disfrutable en un verano escaso.
La calidez de una tarde de verano que invita a la pileta es la sensación que más se acerca a lo que provocan los primeros compases de «¿Quién da más?». De entrada se evidencia cierta madurez basada en el peso que ganaron Los Cafres en los últimos tiempos. La casi-separación de Los Pericos dejó libre un espacio que inevitablemente van a copar algunas promesas del género. Principalmente porque ni siquiera Los (¿ex?) Pericos van a poder mantener el ritmo de ventas y convocatoria que generaban un año atrás, cuando Bahiano era el cantante y frontman. Y el crecimiento de la movida rastafari porteña está provocando un derrame que beneficia sobre todo a quienes vienen tocando hace tiempo.
El quinto disco de estudio de Los Cafres abre con un hit: Pum-para-abajo!!! La no-tan-alegre «Si el amor se cae» fue la sorpresa del verano y se coló como cortina de algunos programas de televisión (como el inefable «Intocables» de Jorge Rial). Su letra es más bien melancólica y depresiva, pero la entonación dulce de Guillermo Bonetto puede provocar esperanza en un velorio. «A pesar» y «Mar de amor» son canciones románticas con ritmos un poco más rápidos. «Hijo» tiene un principio bastante parecido a «Iron lion zion» de Marley… y cuánta buena vibra encierra!! Es suave y hermosa como la piel de un bebé y habla sobre los frutos del amor («sentir tus manitos sobre mi/ vivir tu dulce inocencia»); «Pura vida» directamente te deposita en la playa; los arreglos de «Al sol» sobresalen haciendo brillar la composición del guitarrista Tomás Pearson. Sobre el final hay un par de raggamufins, de los que se destaca «Dejá de señalar», donde Los Cafres enseñan como ser un buen rasta. Con la dark «Gran sequía» se ponen proféticos; bien puede ser una metáfora sobre el verano 2005 en Buenos Aires.
El disco, mayoritariamente grabado en Circo Beat y masterizado por Errol Brown en Puerto Rico, suena prolijo y natural. Es remarcable la tarea de Claudio Illobre (pianista) como autor de las mejores canciones de la placa. Y en sí, «¿QDM?» es un disco intenso que deja un sabor dulce en la boca, aunque puede empalagar a quienes no disfrutan del género. Pero si no hubiera acontecido esa maldita escasez de verano podríamos estar hablando de uno de los discos más disfrutables de la pileta.