La segunda placa de Lisandro Aristimuño ratifica su nivel. La crítica de Adriana Franco, para La Nación.
Poco más de un año atrás, las canciones de «Azules turquesas», el primer álbum de Lisandro Aristimuño (casi recién llegado, entonces, de su Viedma natal), dieron la pista de que estábamos frente a un muy interesante cantautor nuevo. «Ese asunto de la ventana», su nuevo trabajo recién aparecido, no hace más que ratificarlo.
El joven músico consigue armar canciones que no pierden nunca su sencillez pero que sin embargo están nutridas, pobladas, de bellos arreglos e instrumentos. Así, guitarras, acordeones, pianos, algún charango y las programaciones se entraman en las melodías, muchas de ellas de aires folklóricos, para acompañar sus letras, muy cuidadas y bien cantadas.