Con menos público del que se preveía, Los Twist presentaron en el estadio Obras su segundo longplay. El concierto en general tuvo un nivel desparejo alternando momentos divertidos con otros que no lo fueron tanto. Los instantes culminantes se vivieron con los temas del primer álbum, como «Jugando hullahulla», «El primero te lo regalan, el segundo te lo venden», «Pensé que se trataba de cieguitos», «En el bowling», «Jabones flotadores», «Cleopatra» y «25 estrellas de oro». Los temas del nuevo disco no tienen el mismo impacto que los de «La dicha en movimiento» y eso fue fácilmente comprobable en la reacción del público.
Musicalmente, Los Twist interpretaron un repertorio que abarcó desde el rockabilly hasta la cumbia y desde el reggae hasta el pasodoble, pasando por el twist, el boogie y el ska, entre otros estilos. La atracción principal del show fue Pipo Cipollati, quien ratificó su chispa y sus dotes de showman. Pese a tener colgada la guitarra durante todo el concierto (salvo en «Cheektocheek») Pipo prácticamente no tocó, convirtiéndose en la voz líder y principal animador. El resto de la banda cumplió su parte correctamente teniendo en cuenta que no son virtuosos. Se destacó, sí, la presencia de Andrés Calamaro como tecladista invitado. La ausencia de Fabiana Cantilo fue cubierta con dos vocalistas (Hilda Lizarazu y Juana Molina) pero ninguna de ellas tuvo el peso que Fabiana tenía en otros tiempos, tal vez porque las necesidades actuales del grupo son otras. Con un único show, Los Twist presentaron oficialmente su disco. Y a juzgar por la respuesta del público durante el espectáculo, el saldo fue positivo. La propuesta del grupo era divertir y, salvo algunos bajones de tensión, eso se logró. El resto queda para la anécdota.
Gabriela Martini