Miranda! ofreció en Rosario una prolija propuesta en un show de gran impacto visual. La crónica de U.G. Maur, para La Capital de Rosario.
Ni tan kitsch como se lo promueve, ni tan «sobrio» como para pasar inadvertido, Miranda! ofreció un notable show para la estética desprejuiciada y divertida que propone, generando una masiva concurrencia que en dos noches colmó el teatro Broadway.
La excusa fue la presentación de «Sin restricciones», pero el grupo mostró temas de la placa «Es mentira», adelantó un tema de un disco próximo y rindió tributo a Los Abuelos de la Nada con «Lunes por la madrugada», ajena por lógicas razones de edad a la memoria de la mayoría del público presente .
Miranda! es coherente. La idea básica es divertir y su música se recordará bien, pero sólo por eso, por ser discípulos correctos de una escuela glamorosa abandonada tras la historia de Virus.
Pop electrónico es la categoría en la que se encuadra este quinteto, que se apoyó en todo momento en lo visual, explotando al máximo las luces, los colores brillantes del vestuario y unos pocos videos, sugiriendo abiertamente un clima de fiesta bolichera por el que las butacas de la sala fueron casi un estorbo, ya que el público sólo permaneció sentado durante los minutos previos a la salida a escena de los artistas.
Los agudos impostados del dúo de «Ale» Sergi y Juliana Gattas, y las programaciones de Bruno De Vincenti fueron protagonistas excluyentes de un show en el que «la guitarra de Lolo Fuentes» fue sólo eso y una muletilla, pero bien al final del recital, cuando los dos o tres temas más exitosos como «El profe» ya habían generado el correspondiente delirio cuando promediaba el concierto y sólo quedaba «Don», para el feliz final de fiesta.