Para muchos puede ser un acto final de vanidad, otros lo van a interpretar como una demostración de virtuosismo, pero para él mismo apenas si significa la concreción de una etapa dentro de su estado de ansiedad por experimentar y progresar en lo que es su verdadera vida: la música.
En alguna medida Litto está enfermo, pero, paradójicamente, de una enfermedad sana. Su obsesión es componer, grabar, tocar sobre un escenario. Es difícil hablar con Litto y tocar otro tema que no sea la música o, particularmente, su propia música. Es uno de los pocos músicos argentinos que insiste con la vision de un futuro. La mayoria de los integrantes de conjuntos viven sensitivamente el momento, restando importancia a todo lo que pueda pasar con ellos y con su música en el devenir. El caso de Litto es diferente: él quiere afianzarse hoy para ir convirtiéndose poco a poco en músico.
Tiene bastante claro eso. A pesar de los halagos, las felicitaciones y los propios con vencimientos, sabe cuál es la medida de su limitación actual: «Yo quiero llegar, ser realmente un músico —desea— pero sé que para conseguirlo tengo que estudiar y mucho. No me puedo quedar con la guitarrita o el bajo: sé que tengo que tocar el piano. violín y cualquier otro tipo de instrumento. Es necesario abarcar todas las posibilidades sonoras para poder tener la dimensión real de un tema. de una obra coherente y total».
Pero su ansiedad lo traiciona: a medida que estudia tiene la necesidad de poner en práctica lo que aprende. Es como un chico con el último juguete: tiene que usarlo y mostrárselo a los demás.
Y en ese punto es donde se parapetan las críticas (muchas) que tratan de desautorizar la autenticidad de sus realizaciones.
Es lógico: si Litto comienza a tocar el bajo, al principio, lo toca mal, pero se supone que irá progresando. Pero no, los criticos se quedan con el instante inicial: «tocó mal». Pero se olvidan que eso es solamente una anécdota en el caso de Litto Nebbia, porque toda su persona es, esencialmente, musical.
Si él fuera más sagaz, menos ingenuo y más «piola» (en toda la acepción mitificante argentina del término) se quedaría muy callado, ganaría pilas de dinero haciendo cosas parejas y pulcras ante la técnica. Pero no. A él le gusta mostrar sus nuevos juguetes: aunque no estén bien hechos. Por todo eso, quizás, durante doce días salteados, en los meses de agosto y setiembre, se quedó seis horas cada noche solo en los estudios de TNT para grabar su segundo long play como solista. Pero esta vez como solista total, porque él mismo grabó todos los instrumentos y puso la voz. Ningún otro músico estuvo en el estudio. Nadie, excepto los técnicos de sonido. lo acompañaron. Así registró diez temas: «Suite Alrededor de Mona Lisa», «Canción para un amigo que no escucha», «Despierta, despierta, despierta», «Hijo de América», «Canción de amor», «Mes de algodón», «Canción para un latino». «Años blancos, días blancos, «Los molinos nunca olvidan» y «La carrera de tu vida».
Como él hizo todo completamente solo, para seguir en la linea, un redactor de Pelo se limitó a escuchar la extensísima aclaración de sus últimas actividades. Esto es un extracto en primera persona de lo que contó Litto, algunas noches atrás en la redacción de Pelo.
«Creo que éste es el long play que grabé más rápidamente. No porque lo haya hecho a la ligera. Sino porque me dediqué intensamente a él. Fue una experiencia porque tenía muchos temas para elegir. Pero además se me ocurrían dos o tres más durante cada grabación. Reuní más de treinta, y fui separando y anulando hasta que me quedé con los defintivos diez.
La mayoría de ellos son el reflejo de mis últimos seis meses; otros son más recientes: nuevos, que surgieron de las primeras grabaciones. Pero todo el material —el que grabé y el que quedó archivado— tiene una influencia común: los estudios de piano que inicié hace varios meses con mi madre.
Al principio tenía la idea de grabar solamente con un baterista. Porque no estaba muy seguro de lo que podía llegar a dar yo enfrentado a platillos y tambores. Pero después pensé que si iba a ser capaz de registrar todos los demás instrumentos también podía grabar la parte de bateria. Al decidir el long play mi idea no fue hacer una demostración de virtuosismo musical ni una carrera de digitación. Simplemente traté de hacer una fusión de comprensión y unidad musical.
No es fácil hacer todo uno mismo. Tenés que lograr que en cada uno de los instrumentos que tocas no pierdas el clima del tema. Generalmente la mayoría de las com_ posiciones la registré así: primero grabo la parte de piano, y mientras lo toco voy haciendo los coros. Después me coloco los auriculares y escuchando lo que ya hice con el piano toco el bajo. Luego repito el proceso escuchando lo que ya hice con piano, coro y bajo y hago entonces la parte de batería. En la última posibilidad que me queda (los estudios argentinos no tienen más de cuatro canales) toco la guitarra eléctrica (o cualquier otro instrumento que sea necesario y coloco además la voz.
Yo todavía no he tenido muchas opiniones críticas del disco. Por ahora lo conocen ustedes y algunas personas más, aunque pienso que en cuanto se edite esta nota ya estará a la venta, Pero estoy seguro que muchos van a interpretar el hecho de que haya grabado solo como una actitud egocentrista. Para los que posiblemente piensen así sólo tengo una cosa para decirles, que la pienso muy sinceramente: para este long play yo podría haber puesto conmigo en los estudios a los cuatro mejores músicos que hay en la Argentina, pero me hubiera llevado mucho tiempo explicarles qué es lo que quería yo exactamente, tendría que haber gastado además mucho dinero —que no tengo— y sobre todo hubiera corrido el riesgo de que cada uno viniera a hacer su parte como si el tema estuviera dedicado a su instrumento. En cambio, haciéndolo todo yo pude conservar la esencia real de lo que sentí al componer cada tema y toqué en función de salvar la canción, de enaltecerla, y no de destacarme como instrumentista.
Pero en todo esto no estoy tan solo. En la tapa lo demuestro: estoy en una foto junto a mi madre, porque ella tuvo mucho que ver con este long play. En realidad fue mi unica fuente de información musical.»