Madres pariendo hijos psicodélicos
ven la playa acostada en esta noche
la ciudad a vos te vuelve impenetrable
y tu voz está más adentro de este mar, de este mar.
Tus ojos de agua atados a esta cruz de tiza
reloj que sin verse tu voz desaparece
aunque no estés en tus calles de hierro
es tu misma piel quien te invita al infierno,
a tu infierno, a mi infierno…
No estás y empiezo a sentir cómo nadan
tus piernas en el charco de tu mirada
que no sé porqué vuelve a ser de aire
para no enloquecerme ya era tarde, ya era tarde
ya era tarde…
ya era tarde, ya era tarde, ya era tarde.
No creo poder ver esa nube en tu frente
marea ácida que nubla los ojos
suelo perspectivo
sonido demacrado
tres libros, olor a flores irreales
ya era tarde, ya era tarde…
ya era tarde, ya era tarde, ya era tarde.