Mamá Carla sonrió
como quien cubre a un chico dormido
buscó un lugar en su alma
y escondió el recuerdo de un color
cuando el hombre se quedó
cuando el río lloraba también.
Andar, andar en la noche
con una que otra flor
con un poco de piedad
hace que los amores
se te peguen en las manos
y te dejen el sabor del chipá y del corazón.
Como un hijo, como la lluvia, como una historia
te dibujen por adentro un camino sin final.
Mamá Carla se subió
con cinco y un servidor presente
cerró la puerta y dejó
que ninguno le pida más amor
ni la noche ni el señor
ni su viejo y gordo corazón.
Bailar, bailar, en la calle
por lo que se murió
y porque te perdí
porque olvidar tu color
y la forma de tu amor
es como enterrar canciones
como borrar una luz…
Bailar, bailar, cuesta arriba
al filo del corazón
a punto de caer
perdiendo las verdades
en la caja de un camión
enrredado con los trapos
flotando en el acohol.
Y conocer la suma del poco futuro,
y extrañarte cuando tomo algo puro.
Hasta que se te pegue un patrullero del cruce
se raye un dueño y corte todas las luces
hasta que le digas «perdonáme» a tu cráneo
caer, caer: el deporte del año.
Nadie la vió llorar, ni pedir que cambie el juego
ni saber del cielo o del infierno…
Bailar, bailar, en la calle…