Omar Mollo recorre el país demostrando que sabe «cantar el tango», mientras se prepara para lo que será el nuevo disco de M.A.M.
Con sus 54 años y más de 30 dedicado al rock, Omar Mollo incursionó en el tango cosechando elogios y el reconocimiento de roqueros y tangueros. Beba Pugliese, Luis Stazzo, Rubén Juárez y muchos otros le dieron el «visto bueno» cuando empezó a cantar los clásicos de la música ciudadana y puede jactarse de ser el único roquero-pelilargo en este ambiente tan selecto.
Hace pocos días Omar Mollo Tango pasó por Cosquín Rock. Esa noche cerraban Los Piojos y la Plaza Prospero Molina estaba repleta de «piojosos» sub-18. Luego de finalizada la lista de temas prevista para esta actuación, se vio obligado a acceder al pedido del público que reclamaba un tango más. No conformes con la yapa, los chicos continuaron reclamando la presencia de Omar, que pudo tocar unos cuantos temas de M.A.M. gracias a la demora de Melingo y a la insistencia de los chicos.
Emocionado y muy contento bajó del escenario y, después de saludar a cuanto artista, productor o periodista se le acercara; dialogó con la prensa. Antes de dar paso a las preguntas, remarcó lo siguiente: «Antes que empiecen a preguntar yo quiero agradecerles esto que hacen porque a mi me hace falta. Y a ver si una vez por todas el artista (entre comillas) puede ser tan simple que no tenga que estar en conferencia de prensa; y en la calle o en cualquier lado puedas pararlo y que el artista te pueda satisfacer en lo que vos quieras preguntarle, en lo que vos quieras decirle, sin tener que perder tiempo ninguno de los dos. No es perdida de tiempo, es para mi invertir en la carrera que venga alguien y te pregunte que pasa con vos y como te están yendo las cosas. Más simple». Con esta muestra de sencillez, Mollo comenzaba a responder una a una las preguntas que le realizaron.
Pocos minutos habían pasado desde que terminó su show y la emoción todavía se reflejaba en su cara. «Fue increíble, la primera vez que me pasa en tanto tiempo», atinó a decir. Son más de 30 años los que lleva recorriendo ciudades y escenarios, a tocado junto a decenas de artistas y es tenido en cuenta como una verdadera leyenda de nuestro rock; sin embargo todavía se da la posibilidad de disfrutar y sorprenderse. «Yo estoy, digamos, al límite de mi carrera porque tengo una edad a la que muchos artistas ya largan y a mi recién me toca empezar. Que los chicos se acerquen de la manera en que se acercaron… me dieron una gran sorpresa porque no es mi público, realmente no nos vamos a mentir, hoy vinieron a ver a Los Piojos. Hoy me demostraron que me hicieron un aguante total. Estoy muy contento y muy emocionado».
Cuando el tango parecía ser solo cosa de viejos, Omar asumió la tarea de devolverle a la música ciudadana su vigencia y juventud. No le escapa a las responsabilidades que asumió y muy por el contrario se muestra orgulloso. «Creo que fue una manera de decirme acercate a los pibes así el tango no termina muriendo. Igual el tango no va a morir, pero hay que renovarlo. Hoy me di cuenta que hay chicos muy chicos que están cantando por supuesto Yira Yira, que es lo que más llega por Los Piojos, pero a medida que van pasando mis actuaciones veo como al lado de un tanguero ortodoxo y un tipo que sabe mucho de tango hay sentado un chico con la remera de cualquier banda de rock escuchándome y eso me causa mucho orgullo».
Está preparando una posible gira por el exterior y a nivel local se siente muy bien respaldado. Si bien al principio afirma que dudó en grabar un disco de tango por el respeto que le tiene al estilo, reconoce que los grandes del género le dieron su apoyo: «Tuve una respuesta tan impresionante, me pusieron en el camino seguro. Me dijeron dale para adelante, vos podes. Por ejemplo Rubén Juárez me dijo: ‘seguí así y no te disfraces nunca de tanguero’; me dijeron, te perdonamos el pelo largo y el rock and roll. A vos si, porque realmente sabes cantar el tango. Para mi eso fue una seguridad total, por eso sigo en esto. Y hoy me di cuenta que, de los pibes hasta los viejos, está todo bien».
Un grupo de chicos que observan desde la valla que separa a la prensa del público le grita «¡Vamos Omar!». Mollo lo mira, le agradece y dice: «¿Ves? es así. Yo estoy muy agradecido porque quizás si me hubiera pasado esto hace 10 años o 15 años no lo hubiera aprovechado porque estaba en otro mundo, no valoraba lo que es todo esto que se puede juntar y yo poder servirles en algo. Creía que todo esto no tenía valor, que las cosas del escenario estaban porque había un equipo de sonido y te ponían algo para cantar; y hoy me di cuenta que de mi puede salir una energía que le puede llegar a alguien y decir ‘loco me hiciste poner la piel de gallina’ o ‘me hiciste acordar de tal cosa’. Eso es buenísimo, o ir por la calle caminando o en el tren, el Sarmiento, que me paren y me digan seguí, dale, dale, dale…muchos viejos me dijeron ‘no nos cagues, ahora tenés que seguir’…»
Con un padre amante de Gardel conoció el tango y el folclore desde muy chico. Pero al llegar a Buenos Aires se inclinó por el rock y formó M.A.M. Sobre su mítica banda enfatizó que «está con toda la fuerza, con Adrián Maringo en bajo y Diego Osecato en Batería, ensayando mucho y sacando temas nuevos a ver de grabar el próximo disco».
Sin dudas M.A.M sigue vivo gracias a la confianza de Omar en su proyecto, único sobreviviente al paso de los años. ¿Cómo hace una sola persona para mantener toda una banda durante más de 30 años? «No tengo ni idea, porque yo no estoy pensando con qué voy a salir la semana que viene. Los proyectos míos son muy como que cuando me quedé sin músicos aparecieron estos dos del público diciendo ‘yo toco el bajo y te sigo desde hace mucho tiempo’ bueno dale, ¿que querés hacer? ‘lo que vos quieras’… y se sabían todos los temas. Con el baterista éste fue así, un día me llama y me dice ‘che loco yo hace dos año que quiero aunque sea zapar con vos’… ¿la semana que viene queres que nos juntemos? ‘bueno dale’ y se sabía también todos los temas. Capaz que son re fáciles los temas», afirma entre risas.
En varias oportunidades afirmó que es consciente de estar en el final de su carrera, que a su edad «la mayoría se retira». Si bien se niega a «entenderlo», revela su secreto: «Tengo que estar muy equilibrado, muy bien alimentado sanamente, muy bien dormido y algún ginsén para poder llegar».
Se despidió cantando «el tango del Chizzo, Tanguito para mi país» a capella, con un silencio tal que hacía olvidar que sobre el escenario había una banda tocando. Después la lluvia de aplausos y el reconocimiento a uno de los más grandes exponentes de nuestro rock.
