Emme está entusiasmada con entrar a grabar su segundo disco. El rock machista, su padre, la música.
Mariela Vitale canta muy lindo, pero habla muy rápido. Tiene veintipocos años y hace dos que ingresó en el star system por talento, pero también con una pequeña ayuda del apellido. Si no fuera una Vitale, alcanzar el lugar que ocupa le hubiera costado un par de años más. Pero Vitale no es sólo un apellido que abre puertas; es un universo musical que nutrió a Emme y la formó como cantante. Y sería hipócrita no mencionar que maneja su voz como un carnicero maneja un cuchillo. Su garganta emite sensaciones húmedas, latinas, suaves, pegajosas… un estribillo pronunciado por Emme puede digerirse rápidamente, pero jamás podría esconder nada.
Desde que empezó a hacer música, a los diecisiete, toca con los mismos instrumentistas y dice que le resultaría “difícil” no hacerlo con ellos: “tienen mucho que ver con mi persona. Estuvieron la primera vez que me subí a un escenario y tenemos una confianza terrible, por eso los elijo como intérpretes de mi música, que es algo súper valioso. Los defiendo con el alma, son cuatro músicos increíble, y dos coristas súper talentosos… los tengo súper cuidados.”
Después cuenta que “Nos Miran” es el tema suyo que más la marcó, que “habla un poco al amor desde una mirada adolescente. Pero fue como que dije “quiero ir para acá” y además fue el primer corte de mi disco. Con eso arranqué.”
Contame cómo ves la música que hacés.
El hecho de que yo la escriba hace que tenga mucho que ver conmigo. Sé que por ahí no es muy común al oído de acá, es una mezcla de hip hop y R&B, un poco de soul, algunos ritmos latinos… pero espero que pase lo que pasó hace muchos años con el rock & roll, cuando había gente que decía que era de Estados Unidos y a medida que más gente hizo esa música se volvió más natural al oído. Ojalá que pasé eso con la música que yo hago. Creo que la música es universal y está bueno disfrutar de quienes la hacen con el corazón. Para mí la música es una necesidad que me hace plenamente feliz y ahora lo estoy viendo como la posibilidad de emitir un mensaje para que mucha gente escuche. Estoy aprendo a crecer volcando mis sentimientos y las sensaciones en mis canciones.
¿Creés que tenés que abrir un camino para el género?
Sí. Mi papá es un tipo súper generoso con la música y siempre nos crío con la idea de compartir. Cuando puedo invito a otros artistas del género a mis actuaciones; me gusta recomendar a otros artistas jóvenes que componen o lo que sea, para que se puedan integrar a la movida de la música.
También invitás a muchos grossos…
A veces puedo darme el lujo de llamar a artistas increíbles, como Javier Malosetti, Pedro Aznar, Luis Salinas…
¿No pensás que el rock es un medio machista?
Es muy triste ver para mí que haya tan pocas mujeres que cantan, hay muy poca cultura musical en la música y me da bronca. En el Quilmes Rock tocamos Fabi Cantilo, Celeste Carballo, Hilda Lizarazu y yo… no se le da mucha bola a la mujer.
¿A qué mujeres admirás como músicas?
Aretha Franklin, Mariah Carey, Whitney Houston, Alicia Keys, Cristina Aguilera me parece que se canta todo…
¿Tenés más discos de mujeres que de hombres?
Mitad y mitad. Hay mucha música en casa. Siendo hija de Litto Vitale y Verónica Condomí, tengo un legado impresionante. Se puede pensar que no escucho folklore y ¿cómo no? Obvio, me sé todas las canciones… pero al momento de hacer un disco uno piensa en algo que lo represente e intenta hacer el disco que a uno le gustaría escuchar.
¿Cómo valorás el caudal de música que hubo siempre alrededor tuyo?
No puedo estar más que agradecida del hecho de haber sido criada entre esos acordes impresionantes. Eso me inhibió mucho al momento de tocar… no toco la guitarra o el piano adelante de Javier (Malosetti, ex pareja de su madre) o de papá ni de casualidad. Tenerlo a Pedro Aznar, Malosetti, Salinas en un disco es como para decir “bueno, toquen y después yo me arreglo”. Es como una frustración que tengo; toco pero para mí.
¿Es un trauma?
No, pero me gustaría tocar. Sé un poco de piano, un poco de guitarra pero es muy básico. No paso del nivel fogón.
¿Cuál pensás que es tu marca como artista?
Para mí la música es una necesidad que me hace plenamente feliz. Trato de volcar todas las sensaciones que tengo adentro e intento generar esperanza, que no sé si es algo que inspiro yo, pero es una de las palabras que más me gustan.
¿Cómo manejas tu estética?
Lo mismo que te voy a decir de la estética, te lo voy a decir del estilo de música que hago. Todo lo que te ponés, lo que decís, lo que haces, habla de vos, muestra un estado de ánimo… viste, por ejemplo, los que se visten de negro es porque están de luto…
Pero entonces tu viejo vive de luto…
(risas) Pero es un luto interno. Él fue siempre una persona muy flaca y se viste de negro porque no se gusta a él mismo. Pero no se vistió siempre de negro; hay unas fotos de los ochenta y usaba ropas muy colorinches. Yo visto como me siento cómoda, depende del ánimo. Si mañana me quiero subir con una túnica hippie o una bombacha de gaucho a cantar hip hop lo voy a hacer.
¿Me definís tu visión sobre el un escenario, la sala y el estudio?
El estudio es dejar plasmado algo para siempre. El escenario es la adrenalina, el momento de la magia; la energía de un artista en vivo es como un segundo que queda detenido en el aire, algo irremplazable. Y ensayar es compartir la energía de la música.
¿Y la composición de un tema?
Es un momento íntimo para plasmar lo que se tiene adentro… un momento más de autoanálisis, por ahí.
¿Cómo te salen las canciones? ¿cómo se las presentas a los músicos?
Hay diferentes maneras de componerlas. Por ahí me siento como un productor y digo “voy a hacer un tema así”. Por ahí estoy en un colectivo y me sale una letra, después me junto con un amigo que tiene una base, me influencia y entonces compartimos la autoría. Depende… hay diferentes maneras de componer, uno puede tener la idea de hacer un tema en tal estilo, se busca una base y arriba se hace una melodía y una letra. Y ya está…
En el momento de hacer la nota dice que está “súper entusiasmada” por entrar a grabar un nuevo disco. La producción estará en manos de dos chilenos, Felo y Ju, que ya trabajaron con Emme en 2003. “En un primer disco uno no tiene las cosas tan claras, pero para este ya tengo claro algunos puntos y sé que lo voy a aprovechar más. Mi primer disco fue una mezcla. Grabé todas las canciones que tenía desde los dieciséis años y se llamó «Femme» porque fue el proceso de hacerme mujer. Ahora tengo mucho más claro qué es lo que quiero mostrar de mí. Todas las experiencias me ayudaron, todos los errores y las maneras de salir adelante. En un país donde nada es muy fácil, trato de tener fe y esperanza en hacer las cosas que me dice mi corazón.”