La cantante presenta su CD en el teatro Opera. La entrevista de Adriana Franco, para La Nación.
«Reírse de uno mismo es fantástico», dice Sandra Mihanovich. La cantante y también actriz dice eso mientras habla de su nuevo disco, «Sin tu amor», el decimoquinto de su carrera que presentará esta noche y mañana, a las 21, en el teatro Opera.
La reflexión se ajusta también al concepto que rodea el álbum. Porque a pesar de su título teñido en primera lectura de melancolía, la imagen de tapa, que se multiplica en estos días en los carteles que, por las calles, anuncian sus recitales, muestra a Sandra Mihanovich, tijera en mano, a punto de cortarse un mechón de pelo. De cortar por lo sano, tal vez.
«Es algo así como que me quedo sin tu amor, pero corto y sigo adelante-aclara Sandra-. Por eso digo que el disco no responde al título, que lo elegimos porque es la canción de más peso, y la que abre el álbum, pero la tapa, que hizo Ale Ros, no es melancólica sino de polenta. Porque de eso se tratan las canciones, de hacer lo que corresponde, de superar obstáculos, miedos y trabas y jugarme por mí. Una actitud positiva, de estar en movimiento, porque creo que lo más parecido a la muerte es quedarse quieto, aislarse, no ejercer la vida».
Cuando califica a «Sin tu amor» como la canción con más peso, se refiere a que es la que se escucha en la tira «Costumbres argentinas», en la que ella también tuvo un papel.
«La propuesta apareció en diciembre pasado, cuando ya estaba trabajando en la selección de temas para este disco. Y, además de proponerme actuar, me pidieron que cantara ese tema de Alejandro Lerner. Con Ale tenemos una química de toda la vida, así que fue perfecto.»
-Que «Costumbres argentinas» esté ambientada en los ochenta, ¿influyó para que aceptaras el papel?
-Es que era muy para mí. Imaginate, los ochenta y una chica que canta. Era un lugar copado para estar actuando, con un elenco también interesante. Es una época muy interesante, sobre todo a partir de 1982, porque había ilusión, una gran ebullición y esperanza y muchas ganas. Por eso creo que tuvo tanto éxito entonces una canción como «Soy lo que soy», porque no era para un grupo reducido, sino que todos teníamos la actitud de hacer y decir lo que se nos cantaba. Sentíamos que todo estaba empezando. Todavía ahora, que se cumplen veinte años, me acuerdo con emoción de aquel momento, en que voté por primera vez.
-¿Influyó de alguna manera en tu disco esa recreación de los años ochenta de «Costumbres argentinas»?
-Puede ser, porque de hecho en la tira me tocó cantar canciones de esos tiempos, mientras estaba grabando el disco mío. Creo que lo que rescaté de entonces fue cierta frescura. En ese tiempo los discos estaban grabados por una banda. Cuatro músicos, cuatro instrumentos sonando. No había secuencias, ni computadoras que te ponen las cosas de atrás adelante y viceversa. El disco está tocado en vivo, no hay cosas secuenciadas, aunque sí utilizamos tecnología más moderna, pero como herramienta, no como un recurso central. Creo que por eso el disco suena fresco.
La intérprete que escribe
Sandra Mihanovich se define a sí misma como intérprete. Dice que siempre lo ha sido, y que tiene un gran respeto por los autores. «Es palabra mayor», agrega. Sin embargo, en su álbum anterior se animó a incluir un tema propio y vuelve a hacerlo en éste, en el que escribió y canta «Qué va a ser de mí».
«Me costó decidirme -asegura-, porque siempre sentí que las cositas que yo hacía estaban en otro nivel, y que no podía ponerlas al lado de las escritas por Alejandro (Lerner), o Eladia (Blázquez) o Marilina (Ross) o por cualquiera de los autores que he cantado siempre. Pero en un momento sentí que al haber sido escritas por mí estaban revelando una parte mía que no había mostrado antes. Y con ese valor agregado pensé que podía incluirlas, sin pretender ser una autora como los que nombré». Dice que está contenta con el arreglo tipo bossa que se le hizo al tema y que con el solo de trompeta de Juan Cruz Urquiza, «quedó chiche bombón»
Fuera de esta incursión en la composición, Sandra asegura que la elección de las canciones siempre es lo más difícil. «Este es mi álbum número quince y te aseguro que sigue siendo bravo decidir cuáles incluir, porque de eso está hecho un disco. Después, los temas pueden estar mejor o peor cantados, mejor o peor arreglados, sonar mejor o peor, pero una buena canción es siempre una buena canción.»
Así, la lista de temas y autores es variada. Incluye «De madrugada», de Juanes, de los tiempos de su grupo Ekhymosis, «Separados», de Lerner y David Lebón; «Cada vez», de su hermano Vane, y «Nace un nuevo corazón» y «Una vez más», de Roxana Amed, entre otros, además de un track oculto, que se descubre si se deja sonando el disco.
Estas y las demás son las canciones a las que Sandra dedicará los próximos meses de su vida. Tras la presentación de esta noche y mañana, hará una pequeña gira por el interior y por algunos países de América latina.
No piensa, por ahora, en volver a la actuación. Algo que, reconoce, sólo comenzó a disfrutar en serio hace poco tiempo. «En la época en que me convocó Alejandro Doria para algunas películas dije que sí porque lo quiero y le tengo confianza, pero sufría. Era como un psicodrama, una cosa horrorosa para mí.»
La liberación llegó con las comedias musicales para chicos que hizo con canciones de María Elena Walsh, a mediados de los noventa. «Ahí fue cuando aprendí a jugar, entendí qué era eso de actuar». Y pudo abordar de otra forma el papel que Adrián Suar le ofreció en «Vulnerables» y el ya mencionado de «Costumbres argentinas».
-Además de seguir con el disco, ¿tenés otros proyectos?
-Siempre hay cosas pendientes. Mi vieja me suplica que grabe un disco de jazz o de canciones en inglés. Y no me gustaría dejar de hacer un disco de tango. Son cosas que venimos hablando con Patalano, con quien trabajé en el espectáculo que hicimos con Marilina en el Maipo, en diciembre de 2001. El ya está pensando en cosas para adelante, para 2005 inclusive.