Catupecu Machu colmó por primera vez La Vieja Usina de Córdoba con un show más producido que lo habitual.
Más de 6mil jovencitos colmaron las instalaciones del recinto más tradicional de la música en Córdoba. Sorprendió a propios y extraños que las entradas se agotaran con casi un día de anticipación y que por primera vez en su historia, Catupecu Machu movilizara tal cantidad de público en un show propio. ¿Justicia? Seguramente después de tantos años de trabajar sobre las mentes adolescentes, finalmente vieron sus frutos. La cita fue el pasado viernes, pero antes del show se realizó una conferencia de prensa en la que se tocaron temas trillados y otros no tanto.
El cambio, ¿a veces se vuelve una obsesión, una especie de musa inspiradora?
– «El cambio es inherente a estar vivos, pasa que los seres humanos tendemos a no darnos cuenta… o lo sabemos y no lo aceptamos», señaló Fernando y agregó: «En realidad que se hable tanto de que nosotros cambiamos mucho a veces me preocupa un poco, porque es como que sorprende eso. En realidad a nosotros los artistas que nos gustan o nos inspiraron, son artistas que fueron así, como respetar un poco lo que es el ciclo de la vida: las cosas cambian. Nosotros por ahí pretendemos con nuestro arte imitar la vida».
Ante la afirmación de que «de alguna manera, transitar dos veces el mismo camino no nos llena», como manifestó Gabriel, no debería sorprender que Catupecu Machu se encuentre entre ese selecto grupo de bandas que de una u otra manera mutan de manera constante. Sin embargo, es justamente eso lo que mantiene en vilo a quienes se preguntan una y otra vez, cual será la próxima innovación de la banda.
Para este show, Catupecu montó la escena de un verdadero recital. Si bien todo estaba teñido de negro y no había grandes maravillas escenográficas, se dieron el gusto de incorporar algunas pasarelas para que el contacto con el público sea un poco más directo. «Por fin podemos hacer en Córdoba un poco de justicia y hacer un show produciéndolo. Los show más producidos que podemos hacer nosotros, que nos gusta mucho expresarnos así, los podemos hacer en Buenos Aires: esta vez podemos hacer un montón de cosas y eso lo permite que el grupo fuera creciendo», comentó la voz del grupo.
A pesar de sonar en todas las radios, participar de grandes festivales y recorrer el mundo con su música, ellos afirman que en realidad su corazón tiene «pulso Under»: «Pienso que somos una banda under porque conservamos el mismo espíritu de cuando empezamos. Nosotros siempre estuvimos con el impulso de componer canciones, músicas, que tienen que ver con una cuestión muy íntima y haciendo los show que tenemos ganas de hacer y convenciendo a una compañía en un tercer disco. Entramos a una multinacional y hacemos lo que queremos», enfatizó Fernando.
El show comenzó pasadas las 22:40, antes Herederos (Córdoba) tenido su set de 30 minutos para mostrar su punk, a pesar de que anunciaran que sería puntual a las 22:15. Oxido en el Aire y Acaba al Fin, fueron los encargados de romper el silencio. Con una fusión de sonidos tan potentes como bailables, la banda habría fuego en su gran noche.
Si algo llama la atención es esa mezcla imposible de ignorar entre el público de rock y el que no lo es. Niñas vestidas a la moda se codeaban con muchachos transpirados llenos de tatuajes… y todos en paz. «A mi nunca me gusta decir que es el publico de Catupecu Machu. Quizás lo que vimos mucho y es lo que más me preocupó de entrada, cuando ni teníamos disco, era esa cosa que se generaba tan diversa. Nosotros salimos cuando lo que estaba de moda era el hard core y nosotros nunca hicimos eso. Lo que yo veía era esa cosa tan diversa, venia gente que no escuchaba rock. Me preocupó que vinieran chicas y cosas que no eran habituales en el under… ya mi me gusta eso. Nunca pensamos en ser condescendientes. Algo que hacíamos antes era cantar un tema que dice venga, pase, suba al escenario y saltemosh y cuando vimos que se descontrolaba todo no lo tocamos más, por más que mucha gente se enojó… yo lo que veo es una situación que me gusta mucho, es esa cierta energía que se genera en todos lados», explicó Fernando en la conferencia de prensa.
Batalla, Perfectos Cromosomas, Plan B, anhelo de Satisfacción (de Massacre) y Hechizo fueron los encargados de continuar en un repertorio que fusionaba desde Dale! hasta las últimas creaciones del grupo. La fiesta y el descontrol eran espectaculares, y una vez más el pogo no discriminó a nadie.
Ellos aseguran que «no hay un pensamiento en el sentido de estrategia» y que todo lo que hacen esta motivado simplemente por las ganas inconscientes de dejarse llevar por las cosas que producen. Pues bien, esta banda de animados inconscientes logró que, por fin, Córdoba coma de la palma de su mano; algo que por supuesto no les fue fácil.
Esta presentación tuvo picos extremos como la interpretación de Ciudad de pobres corazones (Fito Páez), con mucho más que simple devoción por el cantautor rosarino, y el set final con aquellos temas que «sabemos todos». Después de todo, nadie quiere salir de un show de Catupecu Machu sin antes haber saltado a 40cm del piso.
Si bien afirmaron que no sienten que al público como parte de la banda ni hacen su música pensando en él, Gabriel se encargó de poner en claro algunos puntos: «Tratamos de no ser complacientes y hacer lo que la gente espera siempre. Son cosas diferentes. Así como no somos complacientes con nosotros mismos no queremos serlo con la gente. Pasa que salís y los pibes te dicen loco no me defraudes… loco… yo hago música, creo que hay un limite para todo. Y hay algo que si es fuerte en el momento del show: esa gente que te sigue por todo el país y vos salís a tocar y están siempre parados en el mismo lugar de la valla. Entonces es obvio que te pasa algo fuerte».
Sin embargo no caben dudas de que, a pesar del frío y la lluvia, todos volvieron calentitos y contentos a sus hogares. Merecido éxito para una banda que siempre aspiró a un poquito más de lo que tenía a mano.