Era por lo menos la segunda hora de charla: Edelmiro Molinari y dos amigos más. La desunión, la falta de apoyo para el rock nacional eran el tema reiterado, analizado una y otra vez. La desunión entre los músicos, el divague conformaban la critica cruda al movimiento.
Las síntesis a las que llegaban los tres eran generalmente las de un inocultable sentimiento de caos. Del que Edelmiro Molinari, decía, que a veces no podía desprenderse. Sus últimos meses dentro de la música fueron bastante agitados: un poco desubicado luego de la separación de Almendra, intentó arremeter (apenas un par de presentaciones) con el ya finado trío Viento (Gambolini, Vitico, él).
Ilusionado por el regreso de Spinetta y las autopromesas de estabilidad forma una nueva agrupación (Spinetta, Osvaldo López, él) que sucumbió por motivos desconocidos pero bastante deducibles para quien lo haya escuchado. Su presentación en B.A. ROCK II fue lúcida: desconectado porsonalmente de otros músicos, prefirió presentarse solo con su guitarra eléctrica, un riesgo que no muchos se arriesgarían a enfrentar. Algunas semanas antes de que finalizara el año reiteró el peligro durante un recital en el cine Pueyrredón, de Flores. La mayoria del público lo aceptó respetuoso. Sin embargo, no escasearon los comentarios como que «Molinari ensimismado en su rayadura personal». Pocos días después, Emilio del Guercio, un ex compañero de él en Almendra lo defendía: «Lo que ocurre —comentaba Emilio—, es que Edelmiro quiere por lo menos ser honesto consigo mismo y trata de no inventar nada: si se presento sólo es porque eso es precisamente lo que está haciendo ahora, en su casa cuando ensaya». Una justificación válida como planteo personal, aunque quizás dudosa como alternativa. Con todo, esas presentaciones solistas no parecen ser la meta fundamental de Molinari. Coincidiendo él también con el regreso del feeling y la fuerza de Almendra, está formando un nuevo trío, aún sin nombre y con pocos ensayos. pero que al parecer funciona a nivel humano: para conseguirlo lo ayuda David, uno de los mejores músicos que surgieron en los últimos tiempos, que resignando su guitarra, tocará la batería, algo que toca con tanta efectividad como la viola, el tercer miembro que aporta para la sintesis es Rinaldo, un bajista de los nuevos que ya tocó con Edelmiro en los últimos días de Viento. Este nuevo conjunto forma parte de la nueva aremetida de Almendra, ahora cada uno por su lado, que después de algo más de un año parece contener al menos en sus individualidades la misma energía que hace tres años provocó el vuelco más formidable dentro de la música progresiva argentina.