La rapera española acepta su preferencia por las nuevas maneras de consumir música aunque planea editar un nuevo álbum de manera tradicional con «rimas muy potentes» y un «espíritu nómade».
«Tu lírica es una manera de existir ante el mundo. Con ella, podes transformarte en alguien y contarle al resto lo que sentís. Abandonar ese anonimato tan cruel. Probablemente, el contenido de ese mensaje relata las vivencias de muchos otros, quienes verán su reflejo en él», reflexiona La Mala Rodríguez cuando enumera las aptitudes que encuentra tanto en el rap como el hip hop para convertirlos en el canal donde multiplicar sus ideas.
La compositora española de versos punzantes revela el deseo que incentiva el comienzo de su aventura artística: «utilizar el estilo musical más frecuente en mi barrio para visibilizar las cosas que allí suceden e invadir las ciudades con mis canciones hasta ver mi nombre en las paredes, como un graffiti». Sin dudas, logra transformar aquel sueño en realidad. Edita cinco discos de estudio con temas que la consolidan como una referencia incuestionable del género.
La vehemencia de sus performances en escena contrasta con una voz suave y el sutil modo de escoger las palabras adecuadas para transmitir con precisión sus conceptos. «Estar en el escenario me reconforta. Más aún cuando siento la energía del público u observo como cantan conmigo. Fantaseo con la idea de que puedo incrementar las pulsaciones en el corazón de cada persona», confiesa.
Tras visitar Europa y Norteamérica, regresa a nuestro país durante el tramo latino de su gira: actuará en Groove, Avenida Santa Fe 4389, el miércoles 21 de febrero a las 19hs. «Mis conciertos son una invitación a soñar. Los artistas tenemos la posibilidad de crear un juego con múltiples participantes, donde cada uno tiene sensaciones diferentes ante el mismo estímulo: una melodía», afirma.
¿Cómo planeás tus shows?
Pienso cada presentación como una historia única e irrepetible. Suelo tener ganas de narrar algo distinto y busco en mi obra las grabaciones que tienen algo de lo que deseo contar en ese instante, entrelazándolas de un modo que me permita compartir mis emociones para atravesar juntos situaciones de fragilidad pero también de euforia. Mediante el setlist, reflejo muchos matices de mi vida: risas, llantos, momentos donde creo que puedo con todo y otros donde soy más débil.
Atravesás el proceso creativo para componer un nuevo álbum, ¿cómo describís el material que tenes en tus manos?
Creo que es fácil detectar la evolución lógica dentro de la sonoridad en la que me muevo. Hay rimas muy potentes con un espíritu nómade porque trabajo con productores de diversos sitios para moldear las ideas hasta encontrar su mejor versión. Me cuesta convivir con la ansiedad por darlo a conocer.
La autora de «La niña», «Grita fuego» o «Tengo un trato» estrenará el primer single para develar como suena el sucesor de «Bruja» -su último larga duración editado en 2013- el próximo mes. Cantante intuitiva y versátil, admite ciertas distracciones cuando debe almacenar los bocetos de sus producciones. «Suelo perder libretas con anotaciones o la computadora portátil donde registro el beat que puede disparar una letra. Sin embargo, no me preocupa porque pienso que las cosas buenas de verdad volverán a mi mente. Confío más en mi cabeza que en cualquier mierda que pueda utilizar para recordar», relata.
¿Resulta difícil apostar por un LP en formato físico ante el predominio de las plataformas digitales?
Reconozco que hace mucho tiempo no escucho un disco completo. Estoy acostumbrada a oír singles, buscar una lista de reproducción con varios artistas o perderme entre videos de youtube. De todas maneras, el CD es una buena excusa para resumir lo que piensas en una obra y poner toda tu fuerza en ella aunque nadie lo reproduzca siquiera en el orden que sugerís. La manera de consumir música muta con el tiempo y me gusta. Hoy en día, la gente eleva la exigencia: cada cosa que publicas debe tener una calidad superlativa en un lapso de tiempo más corto. El artista debe modificar su concepción hasta entender que cada canción es una oportunidad.
Feminismo: un debate que cruza fronteras
Mala Rodríguez desarrolla su carrera en un ámbito donde las mujeres son muchas menos que los hombres. Asume una pelea constante para cuestionar los clichés de una vertiente musical agresiva y denigrante hacia ellas. Una personalidad avasallante y un carácter recio, los aliados en su lucha.
Llegás a un país cuya sociedad afronta un debate para reivindicar los derechos de la mujer y su rol en la comunidad, ¿cuál es tu visión?
Me parece interesante la postura femenina de ponerle un freno a todo lo que nos causa daño, gritándoles: «¡Hasta aquí llegamos!». Soportamos muchos abusos de distinta índole a diario y todo ese mal se debe condenar. Nos debemos respeto. Creo que la lógica es tomar el valor para decir: «No acepto, esto está mal».
¿La música es un lugar de refugio pero también un método para visibilizar determinadas problemáticas?
No me gusta politizar el contenido. Hay algo ahí que no huele bien. Un artista debe trabajar con lo que tiene en sus tripas. Si siente un profundo deseo por expresarse sobre una temática, que lo haga. A mí no me parece bonito. Lo respeto aunque siento que el compositor pierde su magia transformándose en un mero documentalista.