Con casi diez años y varios cambios de formación, Los Burros lanzaron su segundo disco, «Domador de lobos», con canciones de guitarras al frente y melodías pegadizas.
“Veníamos en un momento bastante turbulento en la banda. ‘Domador de lobos’ quizás es luchar contra todas las cosas que hay que luchar día a día para hacer lo que querés, todos los fantasmas y esas cosas”. Así explica Federico Pérez Linares, guitarrista de Los Burros, el título del segundo disco de la banda.
El grupo nació en 2008, pero de aquella formación sólo queda un integrante: el bajista Ernesto “Pipo” Girard, el resto de la banda se completa con Diego Rojas en voz y guitarra y Manuel Calatayud en la batería. “Cambiamos como cinco bateristas. Son una raza bastante complicada”, dice Federico.
“Domador de lobos” está compuesto por siete canciones y fue producido por la banda junto a Mariano Winitzky, guitarrista de Mal Pasar, quien además de estar a cargo de la mezcla y masterización participó de la canción “El síndrome serpiente”.
“Venimos todos del punk rock, algunos más ramoneros, otros un poco más melódicos, pero con esa crecimos todos. Con Los Burros estamos hace diez años y nos fuimos un poco para otro lado, más rockero, pero sin abandonar las raíces –describe Federico-. El sonido de la banda es medio punk y medio rockero, es como bandas onda Neurotic Outsiders, que es una mezcla medio indefinida”.
En el primer disco la banda tomó composiciones que habían pasado por varias manos a causa de los cambios de integrantes. En ‘Domador de lobos’ intentaron definir un estilo más propio, y las guitarras al frente conviven con las melodías.
Pero el sonido de las guitarras no es lo único a lo que la banda presta atención. “Nos ponemos quisquillosos con las letras”, advierte el cantante Diego Rojas, encargado de ponerle palabras a las canciones. “En este estilo siempre hubo una especie de línea para escribir que tuvo que ver con el rocker destroy, sexo drogas y rocanrol –explica Diego–. Nosotros no hacemos política, hacemos música, pero estamos todos de acuerdo en que Macri es un hijo de puta, y a veces eso se te escapa. A la hora de hacer las letras siempre tratamos, no sé si de dar un mensaje, pero sí de ser lo más sinceros posibles”, afirma el cantante.
Cuando no están subidos a un escenario Federico se gana el sustento como programador, y Diego es jefe de cocina en un restaurante. “A cierta edad es difícil agarrar gente comprometida. Van pasando y vamos quedando los limados de siempre. Los que van para delante”, dice Federico sobre la difícil tarea de ser músico y ganarse la vida.
Para Diego uno de los principales problemas de la escena under son los productores o “intermediarios” que se quedan con el dinero que podrían ganar las bandas o cobran por un servicio que no es tal.
“Si yo veo que viene alguien que está lucrando conmigo, tengo una opción que es no seguir ese camino. Si una banda se termina por eso es porque no están viendo esa opción –evalúa el cantante desde su experiencia-. No es algo malo, culturalmente pasa eso. Suena pedante que yo lo diga, pero a veces hace falta un cachetazo, un ‘chicos no se bajen’. Es buscar tu camino, no toco en x lugar, toco en el club de la vuelta de mi casa. Podés ir por otro lado y ver qué pasa”, invita Diego.
Con más de 20 años haciendo música en diferentes proyectos, los integrantes de Los Burros dan muestra de que las canciones son una zanahoria a la cual seguir para poder avanzar.