León Gieco se está convirtiendo en uno de los cantantes más importantes de la nueva generación. Llegado desde el interior hace dos años trasunta en sus temas toda la psicología del hombre conectado a la naturaleza. Su música es sencilla emparentada con el folklore argentino, el blues y el folk. Sus letras son duras y comprometidas. Esta es una presentación, la forma en que llegó.
«A los once años integré el primer conjunto beat. Fue en 1963, el grupo se llamaba «los Moscos. Nuestras actuaciones se realizaban por el nerte y el oeste de la provincia de Santa Fe. Nosotros éramos de Cañada Rosquín, un pueblito santafecino de seis mi habitantes. Allí habíamos nacido todos y estábamos muy unidos haciendo lo que nos gustaba. Cuatro años después empezamos a tocar música en serio. En esa época estaban de moda los Iracundos. Eso es lo que camina allá. Pero poco tiempo después aparecieron los Gatos y nosotros em- pezamos a hacer temas de ellos. Después incluígmos algunas cosas «raras»: temas del Spencer Davis Group, Beatles, Stones. El grupo se mantuvo hasta 1970. Para entonces ya habíamos logrado todo lo que puede llegar a aspirar un grupo zonal: ¡hasta habíamos actuado en televisión en Rosario!
Yo me vine entonces para Buenos Aires. Otro integrante de! conjunto me acompañaba: el bajista Horacio Fumero, él se inclinó por el jazz y estuvo tocando con gente importante de Buenos Aires, también se presentó con Claudio Gabis en el Velódromo, el año pasado. Yo tuve ofrecimjentos medios raros: vos sabés a qué me refie- ro, son de esos que te carcomen. Me salvé gracias a los pri- meros amigos que tuve aquí en Buenos Aires, los integrantes de Arco Iris: ellos me «prohibieron» que continuara con las tratativas. ¡Cuánta razón tenían! Después comencé a presentarme en pequeños recitales. Desde el primer día hice mis propios temas. Eso fue importante. También los primeros que componía.
Yo vine a Buenos Aires con la intención de poder cantar mis cosas y vivir de ellos. No pude hacerlo. Tuve que comenzar a trabajar en una oficina para poder subsistir. No pude vivir de la música porque la música que se hace en serio no es respetada por la mayoria del público y por los que tienen el poder de los medios de difusión y producción.
Después fui trabajando un poco más: hice actuaciones junto a Moris, Gustavo Santaolalla, Pajarito. Eso era en el auditorio Kraft. Allí comenzó a conocerme un poco de gente. Pero el momento más importante, donde realmente sentí que estaba comenzando definitivamente mi carrera de cantante fue en el festival B. A. ROCK del Velódromo, el año pasado: yo toqué el mismo día que Arco Iris. Había como quince mil personas. Tenía algo de miedo de subir solo, con mi guitarra, ante toda esa gente. Pero me fue bien. Después de- actuar ahí hice algunos amigos dentro de la música y tuve varias ofrcimientos importantes mayores y conseguí algunas actuaciones interesantes. Después trabé amistad con músicos a los que quiero mucho: Bernardo Baraj, Litto Nebbia, Claudio Gabis, David, Gabriela, un montón. Tengo otros amigos increíbles: son Miguel y Eugenio. Con ellos estamos tratando de formar un grupo de trabajo y nos presentamos en recitales que nosotros mismos organizamos con nuestro propio esfuerzo. Hacemos los afichitos y todo eso. Decidimos tomar este camino por la insinceridad de mucha gente que organizaba recitales. Sobre todo el año pasado. Nos prometían actuaciones y recitales, pero nunca pasaba nada. Además jamás cobramos un centavo.
Ahoral las cosas me están yendo mejor. Aparte de participar en el long play del «Acusticazo» (va a ser mi primer disco) ya grabé junto con los muchachos de Arco Iris los temas de mi primer simple. Uno es «Por el campo», que ya canté varias veces en recitales, y el otro «Soles grises y mares rojos». Los dos tienen la síntesis de lo que quiero decir con mis letras: reflejar con objeividad la alegría del regreso del hombre a la naturaleza y a su verdadera dimensión y mi lucha contra la represión de todo tipo física o psicológica. Algo de eso también canto en «Hombres de Hierro», el tema que saldrá en el ábum del «Acusticazo»». También estoy componiendo una suite. Se Hama «Campo». Y habla precisamente de las cosas del campo y de su gente. No te olvides que yo soy un hombre de campo: y eso es una constante en toda mi temática a pesar de que ahora vivo en la ciudad. A mi me gusta viajar y tengo la suerte de conocer bastante mi país. Hace unos días me contrataron para cantar en el sur: nunca había llegado hasta alá. Estuve en la Patagonia, en Río Gallegos: canté para el pueblo, para los presos y para los policías, que allá son gente realmente integrada con el pueblo. Fijate que ellos mismos me felicitaron cuando terminé de cantar «Hombres de Hierro», que es un tema que habla sobre el uso de la violencia por parte de la policía.
Es importante asumir y recorrer nuestra tierra. Creo que estamos tomando conciencia de eso ahora. Fijate en los últimos trabajos de Arco Iris, en las composiciones de Miguel y Eugenio e inclusive en el mismo Litto Nebbia. Pienso que va a ver todo un movimiento en Sudamérica y creo que musicalmente va a estar centralizado en la Argentina, que es donde se está desarrolalndo un fuerte movimiento de conciencia musical progresiva.