El cuarteto uruguayo Los Shakers, pionero del rock en el Río de la Plata, dio un show informal, ante un auditorio de fanáticos famosos. La nota de Walter Domínguez, para Clarín.
Pasaron 37 años desde la última vez que los Shakers (ese cuarteto uruguayo que cantaba en inglés, pionero del rock en el Río de la Plata) habían actuado en vivo. Pero el selecto auditorio de celebrities y fans de la primera hora debería esperar un poco más. Es que apenas sucedidos los primeros acordes de 180 grados, tema nuevo incluido en el disco que graban —de nombre tentativo Al compás de Los Shakers— el vocalista, guitarrista y tecladista Hugo Fattorusso se percató de que le faltaba la armónica, justo cuando venía el solo.
«Disculpen —paró todo el Fato—. Pero si hay alguien de buena voluntad que vaya hasta la habitación 508, en una mochila amarilla está la armónica.» Y sacó la tarjeta llave de su habitación en el Faena Hotel. Y una dama de buena voluntad fue solícita a complacer su pedido.
En ese clima informal se desarrolló el regreso de Los Shakers a la música y a la Argentina. Entre el público, su fan número uno, Charly García, que ofició también de presentador. Y más famosos, en un arco que iba de Gustavo Cerati a Javier Malosetti, de Gustavo Lutteral al periodista de jazz Nano Herrera. Y Gustavo Garzón, Jean Pierre Noher, Ruth Infarinato, Fena Della Maggiora, Emme, el propio Alan Faena y el cineasta Héctor Olivera.
Los uruguayos —-Hugo, más su hermano Osvaldo Fattorusso, Roberto «Pelín» Capobianco y Carlos «Caio» Vila— arrancaron con los temas nuevos, siempre con un sonido beat, aunque Pelín no se privó de agarrar un bandoneón y arremeter con Piazzolla —Verano porteño, Adiós Nonino—. La fiesta llegó cuando atacaron aquellos viejos éxitos, compuestos en inglés (y con un vocabulario que no superaba las veinticinco palabras, según Hugo): Demasiado tarde, Siempre tú, No molestar, El niño y yo, Nunca nunca y el inoxidable hit Rompan todo («hasta los once años, pensé que este tema era de los Beatles», confesó un periodista especializado, pletórico de emo ción). Charly García cantaba palabra por palabra junto a un señor de saco y corbata. Malosetti reforzaba los coros. Todos bailaban.
Por un momento, la revolución beat volvía a la Argentina. Maravillas de la música. Y del recuerdo.