Pequeña Orquesta Reincidentes presentó en Rosario su nuevo disco «Miguita de pan».
Pude ver muchas cosas esa noche de sábado 15 de noviembre. El Sótano esperaba en sus entrañas a la Pequeña Orquesta Reincidentes. Un contrabajo apoyado sobre el equipo dormía melodías extrañas. Y afuera, la lluvia amenazaba con su furia.
Lo que más me atrae de esta banda es su gran carga de teatralidad. Sentada a la mesa me dejé llevar por esos sonidos, cerré los ojos y vinieron miles de imágenes a mi mente, y sentí algo que me rodeaba, casi rozando la piel. ¿Sería el escalosfrío que provocaba aquel banjo? ¿O la vibración del serrucho? ¿O la conjunción de cada sonido que tiene un lugar preponderante, único e irremplazable? Pero al abrir los ojos no vi nada, y me di cuenta que estaba en el aire, que era magia. Al igual que esas palabras, que nacen de quienes tiene ojos para ver lo invisible. Lo que de tan cotidiano solo se ve si se mira distinto.
El día anterior estuvimos hablando con Guillermo Pessoa (teclados, acordeón y voz).
Musicalmente, ¿cómo es «Miguita de pan»? Pude escuchar algo, hay aires de varios estilos en el disco…
Si, bien decís, hay aires de distintos estilos. Creo que no hay ningún género en particular, ningún género reconocible, que te diría que es una de las características que primero aparecen cuando nos escuchan. Nunca trabajamos sobre géneros, te diría que al contrario, el trabajo siempre es en contra del género. Y no es que lo pensamos, sino una manera de trabajar. La raíz de eso está en los comienzos del grupo que nos pasaba eso con el rock. El rock y pop rock acepta un montón de cosas de afuera, desde timbres, tipo de instrumentos, compás y otras cuestiones musicales. Lo que se escucha después tiene como reminiscencias, alusiones a algunos géneros y estilos pero que no los podés terminar de definir. A veces suena un poco pedante y que uno se pone a hablar de lo que uno hace como que nosotros juntamos todos los estilos y en realidad pasa muy por otro lado. Te diría que es más, no conocemos los géneros a fondo como para trabajarlos. Es mucho más si querés de ignorancia y de trabajar con lo que uno tiene que de una postura.
Muchos hablan de la «melancolía» de la banda…¿ustedes lo definirían así?
Nosotros trabajamos mucho sobre la ficción en la música, tanto en la letra como en la evocación sonora, que eso nos interesaba mucho de Tom Waits, por ejemplo. El tipo resolvió algo que tiene que ver con lo emocional a partir del sonido, usar un armonio mal grabado, con un acordeón mal grabado, grabar el piano con un grabadorcito Panasonic mono…y que eso vaya al disco, y trabajar sobre ese sonido…vos estás trabajando sobre lo que se despliega en la cabeza cuando uno escucha una música, un sonido particular, en ese sentido es como el perfume. Hay sonidos que vos los escuchás y te remiten a un montón de cosas. A eso sí estamos atentos todo el tiempo, entonces hay cosas que parecen como densas, mucha gente habla de la densidad en la melancolía en lo que hacemos, pero para nosotros es mucho más vivo, mas colorido eso. Es como tratar de recuperar ese tipo de cosas. Dejamos que aparezcan cosas que tuvieron que ver con nuestra infancia, casi con infancias que no nos pertenecen porque empieza a haber resonadores que son comunes a todos. Cuando es más personal, cuando tiene mucho que ver con nosotros te da un poquito de vergüenza, es como cuando te escuchás la voz grabada…estoy como en bolas, uno siempre está vistiéndose, cubriéndose, pero hay momentos en los que aflora y hay algo que decís «si supieran lo que me pasa con ésto».
¿Cómo se dio la formación de instrumentos que hay en la banda, que es bastante atípica?
Los primeros instrumentos fuera del rock que aparecieron en el grupo fueron el acordeón y este banjo-mandolina, que están casi desde el comienzo. Yo creo que es por Tom Waits, y por todo lo que nos hizo escuchar.
Una vez dos de los chicos viajaron a Uruguay, en la feria Tristán Narvaja en Montevideo vieron un acordeón Honner viejísimo a cien pesos y me lo trajeron. Desafinaba, y fue el acordeón del grupo durante cinco años desafinado como sigue estando. Y en realidad no nos importaba mucho, porque lo que pasaba con ese acordeón desafinado era lo que queríamos que pase.
Lo que si ocurre es que el grupo no fue hacia un lugar de virtuosismo, el crecimiento musical de cada uno de nosotros no fue hacia ese lado, tocamos más instrumentos pero no mejor el que tocábamos. En este disco hay tuba y trompeta que tocan Santiago y Rodrigo, y los dos tocan hace un año. Y todo eso hace particular lo que escuchás. No es defendible desde un análisis musical ni desarrollo instrumental, porque no trabajamos desde ahí, no es el objetivo.
¿De qué música vienen y qué escuchan para llegar a lo que es la banda hoy?
Algunos tocamos antes en otras bandas, yo tenía una bandita acá pop, Santiago también en Bs As tenía un grupo, Rodrigo el contrabajista tocó en varios grupos. Tuvimos otras historias, pero hace mucho que estamos juntos. Y cada uno escucha de todo un poco. Folcklore, tango, rock. A mí por ejemplo me gusta cierto folcklore, tango algunas cositas, me pasaron algunos discos de música griega que me encanta, me gusta mucho Radiohead por ejemplo, el otro día comentábamos lo bueno que nos parece el nuevo disco de Madonna. Y de todo eso hay algo que nos nutrimos. Fuimos ampliando el panorama de lo «escuchable» para nosotros.
En sus letras tienen una poesía muy profunda, y muchos de ustedes son los que la escriben, ¿qué los une y que los separa en sus palabras?
Las letras de las canciones son territorio más personal, prácticamente no hay objeción sobre lo que uno escribe, cada uno tiene su proceso, y tendrá sus razones para escribir de la forma y contenido de lo que escribe.
Tanto en lo musical como en lo literario hay un trabajo hacia el despojo, hacia lo mínimo, que de ahí viene un poco el nombre del disco. Dentro de la historia misma, tomar un momento irrelevante de la gran escena.
A mi me gusta muchos más lo que escriben Rodrigo, Juan y Alejo que lo que escribo yo, y eso nos pasa musicalmente también. Nos seguimos admirando mutuamente y eso permite ser más generosos. Es difícil componer cinco y estar conformes, y creo que la base es eso, la confianza y la admiración mutua que permite suponer que lo que hagamos juntos sería mejor que lo que haría uno solo.
No es ni melancólico, ni trágico, ni nada, es un recorte que si para vos es un puñal es porque hay un montón de esas cosas que te están pasando. «Miguita de pan» tiene eso…dice «miguita de pan, tomate el vino que se derramó en el descuido, y contame de todo lo que como vos se derrumbó», es un momento de reflexión de un tipo mirando una miguita de pan en la mesa. Es muy poco, y musicalmente también lo hemos probado, esto de ir a lo mínimo. Uno está tocando, el impulso musical que está por debajo llevando, la sangre que está ahí, la detenés, hacés una pausa, y es un momento de tensión inigualable, que resuelve al instante. Cuando lo alargás un poco se convierte en algo insoportable, y si lo alargás un poquito más se disuelve, con lo cual ya no sirve para nada. Cuando jugás a ese límite está buenísimo. Y creo que con las letras algo de eso buscamos.
En este disco que grabaron, no hicieron regrabaciones de los temas, ¿la idea era hacer algo más espontáneo?
En el disco «Pequeña Orquesta Reincidentes» nosotros empezamos con la idea de la mezcla de sonidos acústicos, y lo que suena cuando están tocando juntos no es lo mismo que cuando grabás por separado y después mezclás. Es peor el sonido, pero es un poco más cálido, tiene un poco más de ambiente y tiene algo un poco más emotivo también. Lo grabamos así, todos en el mismo estudio, en la misma sala, con dos micrófonos, sin ningún efecto. Y «Miguita de pan» fue seguir con la idea de «Pequeña Orquesta», tocamos todo en vivo pero ya con algún tipo de separación sobre todo para algunas canciones. Tampoco usamos efectos, pero suena un poco más seco, más cercano, y tiene un poquito más de fuerza. La idea de grabar sin regrabaciones es en un punto más natural para la forma en que trabajamos nosotros.
¿Qué significa para ustedes estar sacando este sexto CD, y de forma independiente?
Este disco sale con un año de atraso, fue grabado hace un año. Es una lástima que no haya salido antes, porque nos permitiría estar trabajando otras cosas. Sin embargo le dio como un asentamiento. Para nosotros es un gran logro, poder seguir tocando, componiendo, produciendo discos, seguimos juntos después de muchos años. Pero sigue siendo un poco más difícil de lo que debería. Nosotros tenemos mucha prensa buena, leés una nota en el diario y decís «voy a comprar el disco», y no está. «Y dónde lo puedo conseguir?»…»llamá a sello», llamás al sello y dicen que no tienen en ese momento, que todavía no hicieron…»pero por Dios, voy a ver si lo pasan por radio..», no…no. Bueno, eso es hincha bolas. Esta bueno ser independientes en un montón de aspectos, pero en otros estaría bueno que el puente se tienda más fácil. Pero bueno, de a poco vamos logrando cosas. Fuimos a tocar a Europa… estuvo buenísimo. Salió una nota en Le Monde, buena, y los del festival estaban como locos porque Le Monde no saca en la puta vida una nota. Y no tenés como recoger la red de eso, porque no tenés la estructura. Muchas veces sentís como que vas perdiendo trenes. Pero vivimos lo que hacemos con un nivel de lujo, así que está bien igual.
¿Cómo va a ser el recital del sábado acá en Rosario?
Vamos a presentar la mayoría de los temas del disco, y algunos de los clásicos. Tenemos ganas de venir más seguido a Rosario, y a otros lados, pero bueno, por lo menos estamos viniendo una vez por año.
Para los que me pregunten «qué estilo hace Pequeña Orquesta Reincidentes» solo puedo pedirles (si, pedirles) que vayan a verlos. Porque decir que este disco tiene aires de tango, de polka, de música griega, y más aún, bajo el filtro del rock y con una mixtura de instrumentos maravillosa, que sus letras son poemas, y que generan un clima difícil de explicar…no podría pintar la escena que se dio aquella noche de sábado.
Son los buscadores de lo pequeño, lo mínimo, eso que está ahí siempre y por ello dejamos de verlo. Esas diminutas simplicidades que nos llenan el alma y emocionan.