El grupo Vox Dei hará una «confonía» con los temas bíblicos, una actitud que suscitará las más violentas polémicas.
Vox Dei pertenece a una generación posterior a la que gestó la música pop con características nacionales: Su área de actividades estuvo durante mucho tiempo debe rnitada por los municipios bonaerenses de la zona sur. Desde Quilmes llegaron a Buenos Aires con algunas inhibiciones de no pertenecer al circo de Buenos Aires. Quizás por eso mismo, por estar lejos de las influencias —positivas y negativas– elles pueden jactarse hoy de producir una música con suficientes características propias. En un principio —como les ocurrió a muchos otros conjuntos— no querían admitir la palabra rock and roll para definir parte de su música. Hoy están convencidos de eso: «Hacemos música de rock —dicen— pero no en forma limitativa. También estamos en el blues y muchos otros ritmos a les que a veces no les podemos adjudicar un origen: si escuchamos una melodia hindú es probable que nos guste y también puede linee a iefluenciarnos algún pasaje de musica clásica. Nosotros queremos hacer música total y en consecuencia nuestras influencias y nuestro panorama de composición, también pertenecen a la música toda».
Hasta hoy, el púbico tuvo tres oportunidades para conocer el desarrollo de Vox Dei. Fueron sus tres primeros. discos: «Azúcar amarga», «Presente» y el último simple: «Canción para una mujer». Sin embargo, esas tres etapas, sólo reflejan en parte el proceso evolutivo de estos cuatro quilmeños: de una música elemental de rock y buena coordinación vocal («Azúcar amarga») fueron superando barreras hasta colocar sus temas con secciones rítmicas muy sincopadas.
Todo este progreso puoieron notarlo quienes asistieron a sus numerosos recitales, una actitud a la que se había aferrado él grupo ya que sus discos no obtenían ninguna trascendencia en la difusión radial. Durante esas sesiones, por lo general realizadas en teatros y cines céntricos, Vox Dei fue entusiasmando cada vez oras a su público con un ritmo que a veces se asemejaba al sabor latino de Santana y otras al extraño Rhythrn and Blues de S’y and the Family Stone.
Pero las comparaciones no siempre son exactas. Y es necesario conocer la música de Vox Dei en vivo para saber hasta qué punto ‘lo que están haciendo es verdaderamente diferente y. comprobar, a la vez, el valioso aporte del grupo a la música pop argentina, que en los últimos meses se vio relegada a dos o tres conjuntos -nada más— que hacían música de verdadera calidad. La demostración más eficaz de ese nuevo sonido perteneciente a Vox Deí son las grateaclories realizadas en su primer long play. Ese disco, terminado hace mucho tiempo y que sufrió diversas postergaciones, contiene temas como «Cuero» o «Compulsión» que no sólo van a fijar una linea dentro del estilo del grupo sino que también serán útiles para establecer una corriente demarcatoria de una música popular con verdaderas características locales, sin perder de vista los valiosísimos aportes de la música de rock inglesa o norteamericana que, obviamente, están produciendo las vanguardias más interesantes.
La obra mas arriesgada de la música pop local
Desde hace casi un año Vox Dei está procurando participar en el proceso, cada vez más amplio, que está desarrollando la música pop en Buenos Aires y otras ciudades importantes del país. Recién en es-tos últimos meses el nombre del grupo comenzó a cobrar importancia. Hasta diciembre de 1969 sólo era un «conjunto del montón», que únicamente contaba con el juicio favorable de los más importantes críticos de la Argentina, quienes la señalaban como uno de los futuros grandes grupos del país. Pero nada más. Hoy, en agosto del ’70, Vox Dei ya está en el camino de los importantes. Para algunos haber logrado todo eso en un año de actuación profesional puede parecer extraordinario, para otros —quizás los más acertados— ese período pueda parecer normal. Sobre todo si se tiene en cuenta que, desgraciadamente, la unidad de los conjuntos en la Argentina no pasa de los dos o tres años en los mejores casos el resto se disuelve después de los primeros intentos.
Ricardo Soulé, cantor y compositor de la mayoría de los temas del conjunto, sabe perfectamente que para que un conjunto produzca algo importante y que demuestre sus posibilidades debe construir algo coherente, que posea en alguna medida una temática unitaria.
La idea de Soulé, y de todo Vox Dei, no es nueva: ya conjuntos ingleses como los Who y the Kinks utilizaron ese razonamiento y produjeron música a nivel de obras uni-tarias; como fueron sus respectivas óperas, «Tommy» y «Arthur». También están en esa tesitura muchos grupos y solistas ingleses y norteamericanos que editan álbumes dobles, es decir con dos discos: Jimmi Hendrix. Beatles, Dylan, Chicago, Air Force. Nice, Steppenwolf, y muchos otros En la Argentina, el primer grupo que sostuvo esa teoría fue Almendra, que desde hace varios meses esta trabajando sobre su esperada ópera con el famoso mago como personaje central.
«Nosotros queremos hacer una obra total, donde podamos jugarnos —explica Ricardo Soulé—, vamos a intentar hacer una «confonía», es decir todo lo opuesto a, lo que es una sinfonía. En otras palabras que-remos hacer algo con fonía, con voz».
Cuando los cuatro integrantes de Vox Dei, Willy, Carlos, Rubén y Ricardo, llegaron a la redacción de Pelo, todavía mantenían esa idea, sobre la que están trabajando, en el más absoluto secreto. Se resistían a comentarla por varias razones:
«No queremos hablar de algo que recién comenzamos a hacer —dijeron— porque siempre se presentan problemas, tampoco queremos das fechas. Es feo anunciar algo y des-pués no poder cumplir».
Otro de sus motivos previsibles (pero no dicho) es un cierto temor a la responsabilidad que asumen al darle estado público. Pero cuando se quisieron dar cuenta ya estaban hablando del proyecto, y al decirlo se estaban obligando, de alguna manera, a cumplir:
«Bueno —suspiró Ricardo Soulé al borde de la confesión— estamos trabajando sobre una confonía, como te dije, y el tema va a ser el libro más importante que haya escrito el hombre: «La Biblia». No siempre vamos a contarla verbalmente: muchos pasajes serán sugeridos con movimientos que van a ser neta-mente musicales, como por ejemplo en la parte de los profetas menores». La idea de hacer «La Biblia» en una «confonía» pertenece exclusi-vamente a Ricardo Soulé y él es quien está trabajando en la composición de los diferentes pasajes musicales, sintetizando algunos textos y extractando otros que serán cantados textualmente. Para todo ello cuenta con el apoyo apasionado de los otros tres integrantes del conjunto. Para los cuatro es una obra de vital importancia: saben que es-tán metidos en algo muy difícil, comprometido, y que recibirán las críticas más enconadas. Nunca antes ningún conjunto de música po-pular —en todo el mundo— afrontó una tarea y una responsabilidad semejante. Es una idea fantásticamen-te ambiciosa. ¿Serían capaces de hacerla los más grandes grupos de rock y blues del mundo? ¿Cuál es la capacidad musical, compositora y temática de Vox Dei para enfrentar una obra de tan grandiosa trascendencia?
Willy: Hay cosas que la gente cree que son tabú, prohibido. Una de ellas es «La Biblia». Por qué no vamos a interpretar nosotros un libro escrito por el hombre si nosotros somos hombres. Yo pienso, luego existo. Por qué razón no puedo pen-sar sobre ésto.
Ricardo: La gente inteligente, la que medita las cosas antes de hablar y actuar, creo que va a entender lo que estamos afrontando. Y si lo ha-cemos es porque tenemos fe en el hombre.
Hasta el momento tienen compues-tos dos movimientos: «La creación del Universo» y «El nacimiento del hombre». Y otros dos están casi terminados «El arca de Noé» y «Moisés». Todavía no han ensayado los temas, pero los cuatro ya conocen perfectamente temática y música de esas partes.
Ricardo: En estos días estoy volviendo a repasar el Viejo Testamento. Al principio mantiene la atención, porque cualquiera quiere saber cómo fue la creación del universo y el hombre y otras incógnitas sucesivas. Luego el interés literario decae. Y ese es uno de nuestros problemas. Cuando comienza el nuevo testamento retorna el interés porque entonces nace Jesús. Por su-puesto todo va a estar sintetizado. Cuando fue escrita la Biblia los idiomas no tenían la elasticidad actual. Yo creo que con la dinámica idiomática de este tiempo vamos a poder sintetizarla de manera coherente y para que sirva también como factor de transmisión, de divulgación.
La música, delicada cosa
La parte musical de esta obra es quizás tan delicada como el tratamiento literario. Así como Vox Dei tiene grandes dudas en cuanto al enfoque correcto que tiene que darle a las escrituras bíblicas, también aparecen muy complicadas las composiciones musicales correspondientes:
Ricardo: Nosotros vamos a emplear los ritmos tradicionales para la mú-sica de beat. Fundamentalmente va-mos a basarnos en el rock and roll, pero además vamos a incursionar en todo lo que hacemos fuera de ese ritmo.
Aunque varias partes de la obra ya «están compuestas o por lo menos existe la idea general de la composición, todavía no fueron confeccionados los correspondientes arreglos (que seguramente serán encargados a algún músico prestigioso capaz de comprender la idea). En esos arreglos, según las intenciones del grupo, incluirán violines, flau-tas, trompetas, órgano y diversos instrumentos de percusión.
Las contradicciones y la sinceridad
La revelación de la obra —inesperadamente y un poco a la fuerza— en la redacción de Pelo, dejó un poco al descubierto las diferentes posiciones y puntos de vista de los miembros del conjunto en cuanto a la obra. Eso no significa que ellos se olvidaron de hacer el «versito» para dar una imagen coherente. Y demuestra sus propias contradicciones. Las mismas de cualquier ser humano que se encuentra con algo extremadamente difícil; las lógicas contradicciones que pueden existir entre cuatro personas por el sólo hecho de querer hacer las cosas bien y mejorarlas. O simplemente porque tienen sentido crítico y pueden estar acertados o equivocarse. Eso es también lo que pasó con Vox Dei en la redacción de la revista. La idea de hacer La Biblia fue de Ricardo Soulé, pero todos discuten el trabajo. E inclusive tienen diferentes opiniones sobre aspectos importantes. Eso debe producirse por que la realización recién se está gestando, al final del proceso, qui-zás, logren la síntesis.
Soulé, por ejemplo, sostenía en principio que ellos no pensaban inter-pretar La Biblia: «nos vamos a limitar a contarla». Sin embargo, Willy, el bajista y coideólogo del grupo, en el transcurso de la nota replanteó la situación:
«Yo creo que estás equivocado, Ricardo —le dijo—, por el solo hecho de cantarla de determinada manera estamos interpretándola. Además si vamos a elegir algunos textos y otros no, inconscientemente, aunque no nos lo propongamos, estamos dando nuestra versión de esa obra. En alguna medida es lo que nosotros pensamos y sentimos de ella».
¿Vox Dei cree en Dios?
Los cuatro se sintieron sorprendidos, incómodos y desnudos, cuando .uno de los redactores de la revista les preguntó si ellos realmente creían en Dios. De pronto se dieron cuenta que nunca habían ha-blado de ese tema entre ellos. Comprobaron que no conocían la posición del otro (al menos la posición frente al Dios bíblico), Estas fueron sus respuestas ante la específica pregunta:
Willy: Como somos hombres y limi-tados no podemos llegar a comprender el misterio cósmico. El hombre, a veces, para explicarse lo que no entiende crea fábulas, y con el transcurso del tiempo esas fábulas son cada vez más mitológicas. Por eso no creo en el Dios bíblico. Pero si creo que siempre ha habido gente con dones naturales o sobre-naturales y con verdadero don de líder. Y lograron que la gente confiara. Para mí, Jesús era uno de ellos; un verdadero renovador, un líder, pero nada más.
Ruben: No creo. En mi casa me educaron con Dios, mi familia me lo inculcó. Pero soy incrédulo: lo que no veo no lo creo.
Carlos: Comparto la opinión de Willy. Y mira qué curioso: por medio de este reportaje me vengo a dar cuenta que, sobre esta cuestión, pensamos de la misma manera.
Ricardo: Creo en Dios. No en el Dios bíblico que se cuenta allí. Sino el que vive en cada hombre.
La deducción de estas respuestas es que, definitivamente, ellos no creen en el Dios bíblico. Consecuentemente, tampoco parecen creer en La Biblia. Pero Ricardo Soulé intentó aclarar en parte ese aspecto: «Aunque no quiera —se justificó—. tengo que dividir Lá Biblia en dos partes: el Viejo Testamento y el Nuevo Testamento. El primero es muy fabuloso: hay que tener en cuenta en la época que fue escrito y quiénes lo hicieron. Pienso que muchas cosas que se dicen en el Antiguo Testamento están deformadas. En cuanto al Nuevo Testamento creo que la mayoría de las cosas que cuenta ocurrieron realmente, pero sigue quedándome la duda: ¿cuántos hechos fueron agigantados?»
Seguramente dudas también van a tener los lectores, los críticos y los productores, pero no sobre las diferencias entre Nuevo y Viejo Testamento, las dudas van a caer sobre Vox Eei. Muchos se van a preguntar: ¿Conocen los textos bíblicos profundamente? ¿Cómo pueden cantar e interpretar La Biblia si no creen en Dios? ¿Cuál es el respeto que se puede tener hacia algo en lo que no se cree?
Los cuatro miembros de Vox Dei, seguramente; ya se deben haber planteado esos interrogantes. Quizás ellos contesten a todo con la misma respuesta: «Creemos en el hombre, y La Biblia, mal o bien, es un hecho producido por el hombre, ¿por qué no vamos a hablar sobre ella si lo hacemos con sinceridad e ideas honestas?»
Sin embargo, la polémica sobre sus actitudes seguirá abierta, quizás por mucho tiempo, aún después de estrenada la obra. Ese parece ser el destino de «La Biblia» por Vox Dei, un conjunto que, paradójicamente, estaba signado por su nombre (Vox Dei en latín significa Voz de Dios) para interpretar los escritos religiosos. Ellos hacen la aclaración: «el nombre Vox Dei no tiene nada que ver con esta confonía denominada «La Biblia». Es simplemente casual. Además este nombre nos lo puso un amigo. A nosotros nos gustó cómo sonaba».
