Los Bombarderos es una de las bandas locales que mantienen vivo el espíritu del punk español. En ésta entrevista, Fernán nos cuenta sobre el nuevo disco, el video-clip y sobre cómo sobrevive una banda independiente sin contradecirse. (O casi).
Un casting en un baño mugriento, los supuestos participantes sentados en el inodoro y Pil Trafa (Violadores) dirigiendo el video clip del video clip. «Donatello (se va al cielo)» es el primer corte de difusión de «Simpatía por la del Mono» (Ying Yang Records, 2006), el último disco de Los Bombarderos, y se lo ve rotando en canales de música y en radios alternativas. Un buen tema para resumir los géneros por los que transita la banda: punk rock español, ska, buen humor pesimista, sarcasmo y denuncia.
El mismo inodoro del video es el que aparece en la tapa del último disco, sólo que ahí un mono se masturba con una revista de pornografía animal. Simpatía por la del Mono parafrasea el clásico de los Rolling Stones, Simpathy for the devil, y retoma incluso partes de la gráfica del disco de la banda inglesa. (Puede verse en youtube.com).
– ¿Cómo fue la realización del video?
– Necesitábamos un video por una cuestión de prensa y el hermano de Rober (Roberto Lisoto, guitarrista) hizo uno por su cuenta con filmaciones de ensayos y recitales. El «oficial» (con perdón de la palabra…) lo hicimos a través de Rober, que trabaja en una productora y conseguía una cámara buena para grabar. Empezamos a llamar amigos, familiares. La idea fue que desfilen personas en el baño como si fuera un casting de gente venida a menos y que está podrida de hacer siempre lo mismo, como dice el tema. Y el director de ese casting era Pil Trafa.
Fernan tocaba el bajo en Lady Godiva, banda en la que convivían el rock, el reggae y los ritmos latinos. A mediados de los ’90, empezó a juntarse con amigos de otra rama y se pasó a la guitarra para formar lo que ahora son Los Bombarderos, con Sebastián «Niño» Reschini (guitarra), Jorge «Cala» Díaz (batería), Damián «Lázzaro» Lazzarini (bajo), Daniel Minervini (ex cantante) y Roberto «Rober» Lisoto (guitarra), que se incorporó más tarde.
– Los primeros cinco años fueron de aprender… Me acuerdo que Daniel cantaba siguiendo los acordes de la guitarra, no es que improvisaba otra melodía. Cuando se fue, pensamos en dejar todo, hasta que en un momento nos decidimos a retomar. Para mí era un despelote combinar la guitarra y cantar, hasta que Rober se quedó sin tocar en la banda que tenía y le dijimos que venga. Ahí ya empezaron a salir otros temas, lo tomábamos más en serio, grabamos el primer disco (Va pa tra’ -2002). Rober le da otro color a los temas. Pasado al fútbol es como que todos corren para cualquier lado y de repente hay uno que agarra la pelota y empieza a eludir a todos… un Maradona, alguien que sabe de verdad.
– ¿Te sentiste más cómodo cuando cediste la guitarra y te pusiste solo a cantar?
– Sí, cantando con los Bombarderos hago cosas que no haría en otro lado, es como que se me sale el cerebro de lugar. Me pasa algo raro a favor. Lo que hago en el escenario no lo puedo hacer abajo.
– Muchas veces te comparan con Evaristo (La Polla) o con Pipi (Ska-P), ¿cómo lo tomás?
– Por un lado te da bronca porque uno quiere ser personal, pero por el otro está bueno porque es gente de la que mamaste eso. Todo el mundo está predispuesto a comparar. Una vez me encontraron parecido a Luca Prodan, que te digan eso es un piropo… Te quedan gestos de algunos personajes, uno lo que trata de hacer es expresar las canciones de varias formas, más allá de cantarlas. Yo no soy un fanático del punk rock, me gustan muchísimas cosas, lo que más me lleva a escuchar es la letra.
– ¿Cómo surgió el nombre de la banda?
– El nombre completo es Juan Domingo y Los Bombarderos y surgió de una charla con un militante o simpatizante del peronismo. El pibe empezó a tirar nombres: «Los caniches del general», todo relacionado con Perón… y el otro que tiró era «Juan Domingo y Los Bombarderos». En ese momento pasó porque además ya nos llamábamos Los Miserables, por poner algo. Y después nos acordamos del nombre que tiró el pibe y se lo pusimos.
Fernan reconoce que le dan importancia a las letras pero no les queda cómoda la palabra política, aunque suene.
– «Con las letras tengo una contradicción, porque uno dice cosas que tal vez no llega a realizar. Son todos intentos de algo o deseos.»
En Nuestras bombas al poder, tema con el que abren Simpatía…, explota una especie de declaración de principios, o una propuesta para que se junten los marginales contra un sistema que los deja afuera, «donde no habrá ni cabecillas ni religión».
– ¿Creés que puede darse un cambio social desde la música?
– No creo que se pueda cambiar mucho radicalmente, pero se puede ayudar a abrir el ojo desde algún lado. Tocar nos sirve espiritualmente más que nada, nos gusta lo que hacemos.
Aunque no se proponen la música como militancia, Los Bomba forman parte de Músicos Unidos por el Rock (MUR), movimiento horizontal y asambleario que se originó después de la tragedia de Cromagnon y que pretende, entre otros puntos, organizarse para recuperar espacios perdidos para tocar. Esto les permite contactarse con otras bandas y seguir tocando en más lugares.
– ¿Qué posibilidades tiene una banda independiente de vivir de la música?
– Es muy difícil, hay que poner plata en todos lados. A mí no me interesaría vivir de la música, me parece que lo mejor es mantenerlo como pasatiempo. Pero es verdad que podés aprovechar a componer y tener más tiempo.
Un recital de Los Bomba es diversión garantizada. Desde el volante con alguna imagen bizarra, la energía de las canciones hasta el show que tiene a Fernan moviéndose de un lado a otro o haciendo pogo con el público. Habrá que esperar al verano para escuchar nuevo material que contempla como posible nombre «Otra ladilla más en la pared», o seguramente algún otro juego de palabras a cargo de Cala. Por lo pronto, la próxima fecha es el sábado 16 de junio en Moreno junto a Alertaradiocombate, Atake de rabia (Venado Tuerto) y Falsa democracia (Rosario).
– ¿Si fueras público qué te gustaría de los Bombarderos?
– Las canciones, lo mejor que tenemos es que hacemos canciones.
