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Una banda suena…

  • Revista Pelo
  • 10 diciembre, 1983

El 30 de diciembre, Los Abuelos de la Nada cerrarán con una actuación en Buenos Aires, un año especial para ellos. Gustavo Bazterrica guitarrista, vocalista y compositor del grupo analiza en esta nota el funcionamiento interno de la banda y hace un balance de la labor cumplida.

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El 30 de diciembre, Los Abuelos de la Nada presentarán en la cancha ‘de Vélez Sarsfield su segundo álbum —»Vasos y besos»— poniendo el broche de oro a un año muy especial para la banda. Durante el ’83, Los Abuelos se consolidaron como uno de los mejores grupos del panorama nacional y obtuvieron un amplio reconocimiento del público. Pese a la falta de continuidad motivada por la participación de Andrés Calamaro, Cachorro López y Gustavo Bazterrica en la banda de Charly García, el grupo se mantuvo lo suficientemente unido como para seguir adelante y ser, al decir de la gente de Grinbank Producciones, una banda que «factura bien».

Gustavo Bazterrica es una de las figuras claves de Los Abuelos de la Nada, no sólo porque junto a Miguel Abuelo son los más «veteranos», sino porque tiene en su haber una destacada carrera junto a algunos de los más importantes músicos del medio. Además, el «Vasco» fue uno de los Abuelos que optó por dejar de lado el grupo para trabajar junto a García. Y ahora, cuando los creadores del marinero bengalí se preparan para dár su golpe final en Buenos Aires, Bazterrica aparece nuevamente como uno de los engranajes fundamentales de la aceitada maquinaria del grupo.

DIVERTIDA Y TAQUILLERA

¿Cuál es el balance que hacés de la actividad cumplida por Los Abuelos de la Nada durante 1983? Nuestra actividad comenzó un poco tarde porque tres de nosotros estuvimos tocando con Charly hasta abril. De todos modos, arrancamos con la concreción de la grabación del segundo álbum y con los conciertos de Obras. No puedo obviar en el balance el interés que noté en la gente por escucharnos en los shows. Lo más importante es el sonido de la banda. El balance final recién lo podré hacer después del 30 de diciembre, día en que pensamos reunir gran cantidad de gente en Vélez. Yo te confieso que esta es la primera vez en mi carrera que toco en un grupo donde se consigue una comunicación enorme con el público. Pienso que eso se debe a que sonamos afiatados, tenemos buenos instrumentistas, buenos compositores. Otra cosa que rescato es que si vos tomás la primera plana del rock nacional, sólo encontrás solistas. Gieco, Porchetto, Lebón, Charly, Lerner, Celeste Carballo, Nebbia, Rada, etc. Los Abuelos de la Nada reeditan un viejo placer para el público que es el de ir a ver una banda. Por supuesto, toda la gente que nombré antes tiene propuestas interesantes, pero yo creo que el fenómeno del rockanroll reverdece cuando empieza a «sonar» una banda. Como pasó con Seru durante un buen tiempo … A mí lo que más me interesa en este momento es tener una banda y compartir todo. Nosotros nos planteamos desde un primer momento hacer canciones populares. Así, cada uno se preparó en su instrumento, cada uno aprendió a cantar como pudo. Todos tratamos de hacer algo de alcance popular. Y pienso que dimos en el clave porque eso está ocurriendo y e) segundo disco se está vendiendo como churro. Los Abuelos son una banda divertida y taquillera que tiene una temática muy fuerte. En este sentido hay un progreso notable del segundo disco al primero. Para el tercer álbum estamos pensando hacer una obra integral. Como verás, no paramos un minuto. Eso yo lo valoro mucho porque una de las características de los grupos argentinos son los procesos abortivos. Acá, cuando un grupo empieza a funcionar, se separa.

¿En qué forma incidió en el seno de Los Abuelos el hecho de que tres de ustedes tocaran con Charly García?

Evidentemente fue una situación urticante porque fuimos tres músicos que profesionalmente no rendíamos en los dos grupos. Y eso es lógico porque no podés ensayar ocho horas con un grupo y después otras ocho horas con otro con un idéntico porcentaje de rendimiento. En esa época tratamos de mechar el trabajo con Charly con el de Los Abuelos pero fue imposible. Primero se nos habló de un contrato por una determinada cantidad de tiempo, pero después se fue extendiendo. Nosotros estuvimos un tanto indolentes en no decir, cumplido el primer plazo, «se acabó». Ahora que ha pasado un poco el tiempo pienso que la experiencia fue positiva porque tanto Cachorro como Andrés, que no tenían demasiada experiencia en el show business pasaron a jugar en primera de golpe. De todos modos, en su momento peligró la integridad de Los Abuelos, aunque pienso que los tres fuimos inteligentes y supimos rescatar lo mejor de su experiencia.

¿Cómo se maneja el tema del ego en una banda donde todos —en mayor o menor medida— tienen su fama «personal»?

El problema del ego pienso que fundamentalmente parte del autocontrol. No hay una manera práctica de regirlo o reglamentarlo. Yo, por ejemplo, trato de volcar lo mejor de mí en pos de un sonido. Evito los alardes tecnicistas o el imponer mi propio criterio. Nosotros buscamos un sonido que nos agrade a todos por igual. De todos modos, creo que es necesario que el músico alimente su ego de una manera sana, como puede ser con el aplauso del público. El ego se puede controlar si uno pone en su lugar el afecto y el reconocimiento que recibe. A nosotros el tema nunca nos desequilibró.

¿Cómo encararon la producción de «Vasos y besos» teniendo en cuenta que eran debutantes en ese aspecto?

De la misma manera en que funciona la banda: tratando cada uno de aportar ideas para lograr el sonido. Llegamos al estudio con un concepto muy claro de lo que queríamos. El disco lo grabamos en 16 canales y realmente lo que conseguimos es muy bueno. Personalmente yo te diría que es lo mejor que hice en toda mi carrera.

¿Qué posibilidades concretas de trascender en el exterior tienen Los Abuelos?

Gracias a que Daniel Grinbank realizó un viaje por distintas partes de América nos enteramos que tuvimos temas en las charts ecuatorianos. En una reunión de la WEA se decidió darle prioridad a nuestro primer disco para editarlo en toda América Latina. Esto es un hecho. También existe la probabilidad de hacer una versión en portugués para editar en Brasil.

Pasando al plano personal, ¿en qué cambiaste desde las épocas de La Máquina de Hacer Pájaros hasta este presente con Los Abuelos?

Es lo mismo que cambia todo tipo tras siete años de vida. Musicalmente, yo tengo una línea y la respeto. Mi carrera profesional es limpia y clara. Yo nunca puse mi guitarra y mis amplificadores al servicio de ninguna grasada. Estuve dos años sin tocar en vivo pero no me aluciné porque los aproveché para estudiar. Yo había estudiado mucho de chico pero dejé en la época de La Máquina porque toda la mano de la fama repentina me dejó un poco descolgado. Por suerte, después retomé y pude desarrollar una vocación paralela que tengo que es la de dar clases. Lo que logré en todos estos años es equilibrar mi profesión con mi forma de vida.

¿Cuál es tu visión del panorama actual?

Yo creo que hay dos aspectos por considerar. Por un lado está la música que se hace porque se siente y que llega a la gente de un modo natural, y por otro está toda una camada de música —que no la podría encasillar— que tiene una gran dosis de colonización cultural. Hay muchos pibes que se preocupan por sonar como determinadas bandas de afuera. Es una cuestión de modas, una tara mental. La gente que se identifica con los punks o los mods lo hace sin conocer los orígenes de esos movimientos. Afuera se justifica el surgimiento de ese grupo de chicos porque viven en un lugar donde en cualquier momento vuela todo, pero acá es distinto. El peligro de que nuestro panorama musical se ensombrezca lo da el avance de estas modas. La real apertura del crecimiento del panorama lo va a dar la música sin concesiones a estilos prefijados. En la medida que la autenticidad y el talento de los compositores prive por sobre la música que escuchan y sus influencias, el panorama se va a enriquecer. Otra cosa que pienso es que el rock nacional necesita cambios porque hay un par de ídolos que en mi opinión tienen telarañas. Obviamente, son colegas y no voy a hacer nombres, pero hay gente grande que está involucionando. Yo creo que es imperioso para nuestra música que salgan chicos jóvenes y renueven el panorama …

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