Es el autor de «Mirta, de regreso», aquel hit que encumbró a Juan Carlos Baglietto. También es el creador de «El témpano» y otros buenos temas. Se llama Adrián Abonizio y es uno de los compositores más respetados del interior. Acaba de editar su primer disco y en esta nota lo presentamos.
A pesar de haber sido el fundador de Irreal, el grupo rosarino de mayor renombre durante la década pasada, Adrián Abonizio comenzó a ser conocido por el público recién en 1981 y sólo como compositor, ya que es el creador de «Mirta de regreso», tema con el cual Juan Carlos Baglietto comenzó a imponerse masivamente.
Pero este tema no fue una casualidad, sino solamente una muestra de la producción del rosarino. Luego llegaron al público, también por medio de Baglietto, otros temas de Abonizio, y ahora por fin él ha podido volcar su mensaje en un trabajo propio, «Abonizio», en donde se puede apreciar aún mejor todo lo que intenta decir.
AÑOS DE MADURACION
Luego de la disolución de Irreal y después de haber pasado por una etapa transitiva sin éxito masivo. ¿cómo tomaste lo que ocurrió con «Mirta de regreso»?
Al principio me sentí desacomodado. Me parecía demasiado grande que miles de tipos hayan cantado lo que compuse en un cuartito de dos por dos. Fue difícil de comprender ese éxito. Pero luego me pareció casi normal porque finalmente uno está en esto para conmover a la gente. Por otra parte no fue una casualidad porque en ese momento las cosas estaban tan dispersas que casi no había letras que dijeran algo. Nosotros dijimos cosas y, aunque no vinimos a cambiar todo, cortamos un poquito lo que pasaba.
¿Esto mismo te impulsó a grabar tu propio disco?
El éxito de «Mirta…» fue en 1981. A partir de ese momento pasaron dos años en los que tomé conciencia de que era necesario grabar un disco y tuve el espacio para hacerlo. Esos dos años fueron como de maduración, porque al principio sentía una reticencia a grabar.
¿Creés que la gente te identifica con las canciones que son tuyas pero que hicieron conocidas otros?
Sí, eso lo tengo muy claro, porque además mi trabajo discográfico es uno solo y es bastante reciente. La gente me reconoce por canciones que cantaron otras personas. Mi trabajo como intérprete recién empieza. Claro que no es gual al de un tipo completamente desconocido, porque tengo la garantía de haber hecho un par de temas que en su momento entraron bien en muchos sectores. Lo que pasa con los rosarinos es que hicimos todo en grupo, como en el cuento de los deditos: Juan abrió la brecha, yo compuse las canciones, otro las musicalizó y el más vivo las vendió.
Pero ahora en tu disco se nota que tratás de cumplir con más roles que el de compositor.
Sí, en el disco traté de lograr un equilibrio entre ser compositor, intérprete y adeinás compartir los arreglos con el resto del grupo, lo cual me costó muchísimo. De alguna forma este disco es el intento de comenzar con una nueva etapa. Sé que el disco tiene errores y deficiencias, pero también que vale mucho porque allí puse todo lo mío.
¿En dónde se nota lo que pusiste? ¿Cuál es el fuerte del disco?
Mi oficio es el de hacer canciones, entonces las letras tienen una importancia fundamental. Luego a esa letra trato de darle un marco musical que sea coherente. Pero el mensaje no es algo diferente o especial. Lo que cambia es la temática, que es la de un tipo que desde su oficio de músico observa la vida. Musicalmente todavía no estoy definido. He pasado por diferentes estilos y de cada uno tomé vicios y virtudes. Estoy tratando de balancear todo esto y creo que me encuentro a mitad de camino. Soy conciente de que no exploro nada nuevo.
Sos y te sentís parte de ese grupo de rosarinos del que hablabas. ¿Pensás que ustedes están ayudando a descentralizar el movimiento de rock o que se están sumando a lo que sucede en Buenos Aires?
De alguna forma las pautas están en Buenos Aires y tenés que venir para pasar el examen. Yo vivo en Rosario y no me quiero ir de allí, pero sé que para grabar o para hacer un reportaje tengo que viajar. Nuestra música es regional y quizás en algún momento se convertirá en el folklore de esa zona del país. Queremos sumarnos, pero sin perder nuestro espíritu localista, ese que nos hace mostrar nuestro paisaje en todas partes.
Federico Oldenburg
