Compositora, cantante y bajista, fue integrante de la banda de Sabina. María Eva Albistur ahora está presentando su segundo CD solista, en el que participa Leonardo Favio. La entrevista de Sandra de la Fuente, para Clarín.
Cargué con este nombre: Nací en el 73, soy de la época de las María Eva. Mis padres eran peronistas, mi abuelo materno, Julio Alcaraz, fue peinador y amigo de Eva Perón aunque no era peronista», cuenta la bajista María Eva Albistur que viene de presentar su disco Avatar. «Eva y mi abuelo se conocieron en la época en que ella trabajaba como actriz, cuando todavía se llamaba Eva Duarte».
¿Y cuál es tu opinión sobre Evita?
Evita es una mujer controversial pero hay muchas cosas de ella que me gustan. Fue el primer símbolo histórico de la Argentina, la primera mujer que tuvo la posibilidad y que se animó a pelear por los derechos de mucha gente. Se casó, paradójicamente, con un militar. Mi abuelo siempre la defendió de todas las cosas que se dijeron sobre ella. Siempre se dijo que ella había vuelto de su gira por Europa cargada de pieles y joyas. Como mi abuelo fue custodio de esos regalos que le hicieron a Eva, me contaba que los había donado; se habrá quedado con alguna piel, con algún vestido, estaba en su derecho, quién no lo haría.
El bajo no suele ser un instrumento mayormente elegido por las mujeres, ¿no es cierto?
La mujer no ocupó durante muchísimos años gran cantidad de espacios; no tocó el bajo como no hizo muchísimas cosas en otros rubros, pero en la historia hay mujeres bajistas muy buenas, Carol Kaye es una de ellas: grabó con Ray Charles, Henry Mancini, Joe Cocker y con Frank Zappa. Era buenísima. Me parece que ahora muchas mujeres se vuelcan a tocar el bajo. Para mí el bajo es un instrumento muy femenino.
¿En qué sentido?
Es poderoso. No creo que haya una manera femenina de tocar, pero creo que uno toca desde la condición femenina; supongo que no se puede diferenciar desde una grabación si el que toca el bajo es hombre o mujer. La diferencia está en el lenguaje y lo más difícil es encontrar un lenguaje propio.
¿Cómo sos en la posición de líder de un grupo?
Cuando trabajo con los músicos trato de no limitarlo al arreglo particular. Pienso que si tiene algo bueno debe ponerlo, debe potenciarlo a hacer lo que quiere. No hay nada mejor que tener músicos que disfrutan con lo que hacen.
Sabina parece ser una figura contro versial, ¿cómo fue tu relación con él?
Muy buena. Nunca había tocado con un artista tan grande. Me dio la posibilidad de hacer giras, de conocer, de tocar en espacios grandes como estadios o plazas de toros.
¿Cómo lo conociste?
Yo vivía en Nueva York y ahí lo conocí a Alejo Stivel que fue el productor del disco de Sabina, 19 días y 500 noches. El me contactó . Yo no conocía su obra, sólo conocía la melodía de alguna canción pero no sabía la letra completa de ninguna. Me llamó para hacer las giras por toda España, por América Central y por el resto de América latina. Fue realmente emocionante llegar a Buenos Aires para tocar en el teatro Gran Rex. Joaquín fue muy generoso conmigo, me dio las llaves de su estudio, de su casa, para que pudiera grabar el primer disco. Estaba completamente sola en España y él venía al estudio con algo de comida, charlábamos acerca de las letras de mis canciones, me aconsejaba.
En tu disco participa Leonardo Favio. ¿Cómo llegaste a él?
Soy fanática del cine de Leonardo Favio y de él como persona. Me parece que hizo de su propia vida una obra de arte: creció en patronatos de menores y tuvo una vida marginal y es un cineasta de culto que está a la altura de la nouvelle vague. En la biografía de Favio hay unos poemas que musicalicé y orquesté; quedaron en un estilo radioteatro que es dónde él empezó. Se los mandé, como un pequeño homenaje mío hacia él, y me contestó muy emocionado, que le había levantado el ánimo, que lo ponía siempre para trabajar, que era como un mantra, que me quería conocer. Cuando vine a Buenos Aires a hacer un show lo invité y después fuimos a cenar; yo estaba grabando este disco, le pregunté si no quería recitarlo y me contestó : No chiquita, te voy a arruinar la canción. Pero finalmente lo convencí.
Desde lo personal es un honor, desde el punto de vista de la producción artística del disco crea un clima muy denso sobre el final de un disco que tiene un aire más liviano.
Le da un contraste enorme, buenísimo. Es una joyita dentro del disco.
