Puede entenderse la primera producción solista del joven guitarrista Baltasar Comotto, miembro estable de la banda del Indio Solari, como un disco generacional. En «Rojo» se rodea de algunos de los mejores músicos contemporáneos, que conforman una pequeña pero talentosa escena emergente de las músicas negras en Buenos Aires. Aquí desfilan los hermanos Juan Pablo y Hernán Jacinto, en batería y teclados, respectivamente; también Nico Cota, en percusiones y synthes, el bajista Ezequiel Kronenberg y la cantante Ayelen Zuker, entre otros.
La marcada influencia spinettiana en la composición no es casual: Comotto fue su guitarrista durante varios años, y supo absorber aspectos melódicos, armónicos y ritmos, y fusionarlos con elementos del soul, el funk, el R&B y el jazz. Entre coqueteos con el tango («Rojo corazón»), guiños a Jimi Hendrix («Jardín») y homenajes a Miles Davis («Milestones»), Comotto logra lucirse en su rol de guitarrista, pero sin pecar con excesivos ni empalagosos visos de virtuosismo. «Las horas azules», la balada que cierra el disco, lo revela también como un cantante de intención sensible, en medio de un aura de romanticismo.