Se cumplen 35 años del lanzamiento de uno de los discos más destacados en la carrera de Charly, y acá rescatamos la crítica publicada por la Revista Pelo Nº294, en junio de 1987.
KARMA DEL SUR
Después del abrasador «Piano bar», Charly García dio un paso al costado apenas interrumpido por el proyecto con Pedro Aznar. «Tango» no fue más que un par de canciones, unas horas de diversión en un estudio de Nueva York, demasiado poco para lo que se pretendió hacer después. Los resultados no demasiado felices de esa experiencia terminaron por convencer a Garcia sobre la necesidad de meditar más cada paso y no dejarse atrapar por el vértigo que la avidez de los productores intenta imponer a los músicos.
Con tiempo, relax y producción, García encaró la realización de su cuarto álbum solista. Grabado en Buenos Aires, Rio de Janeiro y Nueva York, «Parte de la religión» tiene todas las marcas familiares de su autor, pero guarda notorias diferencias con su predecesor. García nuevamente exhibe su capacidad para aprehender los últimos conceptos musicales y aplicarlos a su obra. El resultado es un disco totalmente contemporáneo —y en esto no hay nadie que se le pueda ni acercar— pero que conserva intacta la esencia musical de su creador. Alejado ya del desgarramiento confesional de «Piano bar», García aparece sumamente distendido y la tensión está dada por la música, una equilibrada sucesión de canciones intensas pero también divertidas, en las que el ritmo vuelve a imponer la dirección mientras sutiles apariciones de teclados conforman un sólido sostén.
Charly García es argentino y porteño, una condición que siempre estuvo presente en todos sus discos y que en éste se manifiesta en cada acorde, en cada frase y cada arreglo. Sigue siendo él mismo a pesar de la tecnología (o tal vez a través de ella), un músico del sur, un artista cuyo Karma brilla con toda la intensidad que es posible para un habitante de estas australes tierras. «Parte de la religión» quizás sea el gran álbum de este año, pero más allá de esta consideración vale la pena constatar que García está bien y su talento intacto. Es difícil saber si el tiempo lo encontrará en Hollywood, pero seguramente no se va a morir en La Falda…