En este primer larga duración producido por Monoto Grimaldi, bajista de Miranda!, Los Animales Superforros combinan de manera original folclore, música electrónica, psicodelia y humor kitsch. Las máquinas de ritmo se combinan con total naturalidad con charangos, pezuñas e instrumentos aerófonos.
En tanto, las voces de Ezequiel Silvapobas (sintetizador, flautas), Franco Peralta (guitarra, percusión, samplers) y Juan Tortarolo (percusión, samplers), con falsetes que recuerdan a Ale Sergi, entonan letras que despiertan ganas de viajar por el país. La agrupación se completa con Jorge Jaramillo, en guitarra y sintetizador; y Maxi Disfrazado, en guitarras.
Desde el título del disco, la banda deja entrever su intención de explorar las tradiciones más arraigadas en la cultura popular argentina y dejar de lado todo el bagaje anglosajón que el rock suele acarrear. Con un abordaje de ritmos folclóricos desde lo intuitivo, el grupo logra crear todo un universo sonoro y lírico, en donde incluso se acuñan neologismos, como el uso repetido a lo largo de toda la obra del verbo «namuncurear», en una obvia referencia a Ceferino Namuncurá, con todo el imaginario que este personaje representa para los argentinos.
La psicodelia y la electrónica, por un lado, y la referencia permanente a elementos folclóricos, por el otro, acercan y alejan respectivamente a esta formación de sus homónimos galeses Super Furry Animals.
La placa abre con el tema que le da título al disco, una suerte de canto tribal, con un ritmo de cajón pero procesado y una letra en donde se sientan las bases que atravesará todo el trabajo. Esta entrada es la mejor carta de presentación de los restantes diez temas que conforman el disco. «Paisaje dorado» aporta un ritmo de chacarera, con Monoto en el bajo, y prepara el camino para «Meta y ponga», el track de difusión, que llama la atención por su provocativo videoclip.
El instrumental «Namuncurando» es uno de los picos más altos del disco, una pieza andina que permanentemente da la sensación que dejará paso a una interpretación del clásico «El cóndor pasa». Sin embargo, lo que se sucede es «Alpargata rota», con un recitado a cargo de Juan Tauil, de Sentime Dominga, en donde aparece el zaino, la luna llena, las alpargatas y el morral. En «Mundial de doma» hay una mofa a todo lo que rodea a este tipo de espectáculos y en «Foca solitaria», con un tono de acústico de fogón, se alude a los amores de verano.
Un poco más ácida resulta «Motomel», en donde Los Animales Superforros ironizan sobre las invitaciones a tocar en festivales sin las comodidades mínimas indispensables.
Las dos canciones que cierran este trabajo «Patrimonio de la humanidad» y «Vuelta a casa» se acercan un poco más al electropop de Miranda! y dejan en un segundo plano a los ritmos folclóricos.
Además de Grimaldi y Tauil, Los Animales Superforros contaron en este disco con la colaboración de Octavio Cavieres y Andres Nusser, de Astro; Lea Lopatín, de Poncho; Ignacio Czornogas, de Hermanos McKenzie; y Pablo Heredia.
Más allá del rumbo que siga esta banda, «Córdoba es mi Europa» deja la doble sensación que el electropop puede adaptarse a los usos y costumbres locales y que el folclore sigue aportando el condimento principal a la hora de fusionar ritmos.