Miguel Botafogo Vilanova toca muy bien la guitarra, canta de un modo algo monocorde y gusta del blues. Su tercer disco solista, Cambios, tiene veinticuatro temas y dura… ¡78 minutos! Más de una hora y cuarto durante la que intenta explorar todas las facetas de su género favorito, como si fuera éste el último álbum que piensa grabar en su vida. Abrumador en sus pretensiones y en su extensión, el álbum incluye temas de Freddie King, Willie Dixon, Pappo y el propio Botafogo (aparece patéticamente fuera de contexto el “Condon Blues”, un jingle que recomienda usar preservativos y no compartir jeringas, para prevenir el sida) y una versión de “What a Wonderful World”, de Armstrong. Entre el blues tradicional, el jazz tradicional, el rhythm 8l blues y el rock 82 roll, Cambios exhibe siempre una misma consigna. La instrumentación y los arreglos de todos los temas parecen perseguir un único fin: el lucimiento de Botafogo, que al fin y al cabo toca muy bien y lo demuestra a lo largo de… í24 temas! Cambios, debe suponer, es su disco: el disco de Botafogo. Y Botafogo —no lo olviden nunca- es un gran guitarrista. La contratapa lo muestra en cueros, tratando de liberarse de media docena de guitarras que lo aplastan; exactamente ésa es la sensación que transmite el álbum a los oyentes.